Sin tiempo para lamerse las heridas tras la dolorosa derrota sufrida el jueves en Miribilla a manos del Casademont Zaragoza (76-100), el Surne Bilbao Basket puso ayer viernes rumbo a Canarias para rendir visita esta tarde (18.00 horas) al Lenovo Tenerife con la complicada misión de estrenar su casillero de victorias en esta nueva temporada. No afrontan los hombres de negro, ya que lo acontecido en el último duelo ante los de Jaume Ponsarnau no fue del gusto de nadie, ni de los aficionados, ni del cuerpo técnico y se entiende que tampoco de los jugadores. Lo dijo muy claro Álex Mumbrú, visiblemente contrariado, tras la cita: “Si nos falta deseo, corazón y lucha, no somos el mismo equipo”.

El conjunto vizcaino se desconectó del encuentro en el segundo acto como consecuencia de su desacierto ofensivo, pero tras el descanso se mostró muy poco enérgico e intenso, entregado en manos de un rival que aprovechó la circunstancia para jugar a placer, y esos déficits están prohibidos en el ideario del técnico catalán. Corregir esos factores, que dependen del esfuerzo de cada componente de los hombres de negro, se antoja necesario no solo para ofrecer una imagen competitiva hoy ante los de Txus Vidorreta, sino para confeccionar una hoja de ruta que pueda llegar a buen puerto en la siempre dura singladura hacia la permanencia.

No afrontará la escuadra bilbaina este duelo en su mejor momento anímico tras dos derrotas con muy distinto regusto -en Badalona se ofreció una imagen mucho más competitiva- y tampoco lo hará con el nivel de frescura que se agradece a la hora de plantar batalla ante un rival superior en calidad, cohesión y recursos humanos. Tanto el Lenovo Tenerife como el Surne Bilbao Basket saltarán a cancha con menos de 48 horas de descanso respecto a su partido anterior, con la gran diferencia de que los insulares jugaron en su propia cancha (derrotaron al Unicaja por 87-82), por lo que sus cuerpos no estarán castigados por el larguísimo viaje.

Rival bien armado

Pese al accidente en la jornada inaugural cayendo en la cancha del Breogán, los de Vidorreta resurgieron el jueves con una trabajada victoria frente a la escuadra malagueña. Al igual que el pasado curso, el Tenerife basa su juego en la conexión de sus bases, Marcelinho Huertas y Bruno Fitipaldo, con Giorgi Shermadini. Además, tanto el brasileño como el uruguayo son capaces de sumar puntos con consistencia, tal y como demostró el segundo con los 31 cosechados ante los de Katsikaris. Alrededor de este trío orbita un notable cuerpo de tiradores al que se ha sumado Kyle Wiltjer y la importante labor de intendencia de dos jugadores añorados en Bilbao por tener un papel importante en la mágica temporada 2019-20: Emir Sulejmanovic y Sergio Rodríguez.

Si el conjunto vizcaino quiere opositar a la victoria hoy sábado en el Santiago Martín, debe tener claro que su nivel de energía e intensidad tendrá que subir varios enteros con respecto al jueves porque no es el de Vidorreta un equipo timorato si el rival le pone facilidades. Armar mejor la defensa será fundamental, cerrar el rebote en aro propio para evitar la sangría de puntos de segundas oportunidades sufrido ante el Zaragoza, pero también una mejora en el juego ofensivo, con ritmo, orden y más regularidad y aportación por parte de jugadores llamados a ser referentes como Andrew Goudelock o Valentin Bigote.