BILBAO BASKET: Hakanson (10), Rigo (5), Reyes (2), Miniotas (6), Delgado (10) -cinco inicial- Goudelock (13), Withey (3), Ferreiro (2), Basterrechea (0), Bigote (15), Galán (2).

SAN PABLO BURGOS: Nikolic (7), McGee (12), Rabaseda (6), Braimoh (1), Kravic (8) -cinco inicial- Szomogyi (8), Kullamae (0), Benite (7), Salash (3), Díez (3), Zack (4).

Parciales: 17-15, 35-28 (descanso), 53-42 y 68-59.

Árbitros: Bultó, Martínez y González. Eliminaron a Zack.

El nuevo Bilbao Basket ya tiene una victoria que llevarse a la boca, aunque no tenga más valor que el de refrendar que el trabajo se está haciendo bien en la preparación y, sobre todo, que todos los jugadores están muy metidos como demostraron con sus gestos desde el banquillo en varios momentos del partido ante el San Pablo Burgos, un rival siempre duro, aunque haya perdido calidad respecto al de la temporada pasada. Los hombres de negro aguantaron los primeros envites de los burgaleses y rompieron el marcador en una notable segunda mitad, solo matizada por esos últimos cinco minutos en los que no lograron anotar de campo y los de Zan Tabak lo aprovecharon para maquillar una derrota que llegó a ser de 18 puntos con el 62-44.

Lo mismo que la derrota anterior ante el Breogán evidenció algunas lógicas debilidades, sobre todo por la falta de efectivos, el Bilbao Basket de ayer fue un equipo mucho más sólido. El trabajo defensivo de los hombres de negro fue bastante bueno, dadas las circunstancias, sobre todo en cuanto a intensidad y disposición táctica. En ataque, en los primeros minutos faltó fluidez y una referencia interior. La baja de Masiulis de última hora dejó limitada la posición de cuatro, pero en el segundo cuarto el equipo logró encontrar a Delgado para que sumara cerca del aro y permitiera abrir las primeras diferencias, una máxima de ocho puntos (34-26) poco antes del descanso gracias a dos tiros libres de Withey, el recién llegado que ha perdido ocho kilos tras pasar el covid y está lejos de su mejor condición.

En el primer cuarto, había debutado también Goudelock, al que aún le queda tiempo también para ser lo que se espera de él. En todo caso, demostró que no eludirá la responsabilidad y que es capaz de trabajar desde lo colectivo. Sus cuatro triples en siete intentos fueron la tarjeta de presentación de la Mini Mamba. Al San Pablo Burgos, con la única ausencia de Renfroe, también se le vio falto de acoplamiento porque sus jugadores han ido incorporándose poco a poco y solo pudo mandar hasta la mitad del segundo cuarto.

Ya entonces había empezado a asomar la verticalidad de Bigote, que saca muchas ventajas con su primer paso. Pese a la falta de sus dos bases principales, el Bilbao Basket logró mover el balón con agilidad y a correr en cuanto pudo ya que Delgado aseguraba el rebote. Un parcial de 10-0, con participación de cuatro jugadores distintos, abrió un hueco de 16 puntos en unos minutos que invitan a un moderado optimismo. A partir de ahí, los de Álex Mumbrú no bajaron el listón en defensa y apenas permitieron a su rival cambiar canastas. Incluso Ferreiro se lució con par de asistencias de calidad que elevan la sorpresa porque el base gallego siga libre a estas alturas.

La tensión solo cayó en ese final con una rotación atípica y tras una buena actuación en un duelo “con errores y aciertos, algo normal”, como dijo Mumbrú. El técnico del Bilbao Basket destacó que “hemos empezado a recuperar gente y se ha notado porque hemos trabajado mejor como equipo”. También apuntó que falta “casi el 50% de la rotación entre lesionados y tocados”. Mumbrú deseó que estos días sirvan para que todos vayan entrando en la dinámica tras una concentración en Gijón en la que “queremos pasar tiempo juntos y conocernos. Porque tratamos con personas”.