Hace ya más de un mes que cada jornada se ha convertido en una tortura para el Bilbao Baskety su entorno. Como si de la gota china se tratara, asisten de manera impotente al hecho de que la permanencia en la Liga Endesa se complique cada día más y más. Cada derrota de los hombres de negro ha sido como un puñetazo en el estómago, a lo que se ha venido sumando la desazón de observar desde la lejanía cómo la mayoría de los rivales directos han llegado a este tramo final del curso con el cuchillo entre los dientes y están sumando victorias de forma sostenida. Una auténtica calamidad. Además, en una temporada en la que absolutamente nada le ha salido bien al conjunto vizcaino, la fortuna tampoco ha acompañado en lo que se refiere a los rivales con los que debe jugarse la vida deportiva. Si una de las pocas cosas buenas que podía decirse de la campaña de los hombres de negro era que habían sido notablemente efectivos en los duelos directos ante los enemigos de la zona baja, la mala fortuna ha querido que la escuadra más cercana en la tabla clasificatoria haya acabado siendo justo aquella con la que ha perdido los dos choques directos y, por lo tanto, tiene el average particular en contra: el Movistar Estudiantes. Todo al revés.

Al cierre de la 35ª jornada, aunque con muchos equipos arrastrando citas aplazadas, el Bilbao Basket y el Acunsa GBC cierran la clasificación con solo siete victorias, el cuadro colegial sigue en zona de peligro con nueve, mientras que el Coosur Betis, el Monbus Obradoiro, conjuntos ambos que han perdido sus dos contiendas con los de Álex Mumbrú, y el Urbas Fuenlabrada, que aún debe pasar por Miribilla, tocan la permanencia con la yema de los dedos al haber alcanzado las once. Aquellos equipos con los que convenía coincidir en empates simples o múltiples se han distanciado; el que había que evitar se ha quedado atascado. Entre las jornadas 29 y 35, el Fuenlabrada ha sumado cuatro victorias, dos de ellas esta misma semana, Betis y Obradoiro tres y el GBC una, mientras que vizcainos y colegiales han cosechado cero. Los hombres de negro han perdido cuatro partidos y tienen tres aplazados, mientras que los de Jota Cuspinera lucen un horrible 0-7.

Así las cosas, el Bilbao Basket necesita como mínimo tres victorias en los cinco choques que le quedan pendientes (Herbalife Gran Canaria, Hereda San Pablo Burgos, Fuenlabrada y Joventut en casa y Real Madrid fuera) para lograr la permanencia. Y eso en el supuesto de que los madrileños no sumen más triunfos hasta que el ejercicio baje el telón. Al tener pendiente la segunda jornada de descanso -la afrontan en la 38ª y última-, a los de Jota Cuspinera solo les quedan dos partidos por disputar, ambos en casa: el próximo domingo frente al Obradoiro y posteriormente contra el Burgos. Los gallegos tienen sellada la permanencia salvo enorme sorpresa pero podrían rubricarla en esa cita, mientras que a los de Joan Peñarroya solo les queda definir su posición de play-off.

Que el Estudiantes pierda los dos choques restantes es el clavo ardiendo al que se agarra el Bilbao Basket. Si suma una, harán falta cuatro victorias de los hombres de negro, mientras que si logra dos serían necesarias las mismas, siempre y cuando se pueda provocar un empate múltiple con alguna de las escuadras que ya suman once -difícil que ninguna se adjudique ningún choque más, teniendo en cuenta además que queda pendiente un Fuenlabrada-Betis que sacará de la ecuación a uno de los dos-, o un pleno de cinco. Sin duda alguna, cuando regrese a la actividad tras la cuarentena por el covid-19, el conjunto vizcaino se encontrará metido en el peor escenario posible.