N las últimas ventanas FIBA de selecciones, Ucrania ganó su pase al próximo Eurobasket y en sus filas llamaba la atención un nombre: Dzherom Dzherri Rendl. Para entendernos, se trata de Jerome Randle, base nacido en Chicago hace 33 años, que como tantos jugadores en su posición ha obtenido un pasaporte de un país ignoto para hacer carrera profesional en Europa. El Real Betis recurrió a él con la temporada en curso para formar con TJ Campbell una pareja de directores de juego extraña en estos tiempos ya que los dos levantan 1,75 metros del suelo y ofrecen electricidad y capacidad de desborde al conjunto sevillano.

Su fichaje por el Betis sumó el decimoséptimo equipo en el currículo de un jugador que inició su recorrido profesional en 2010, justo después de ser elegido mejor jugador de la conferencia Pac-10 con la Universidad de California. Turquía, Israel, Ucrania, Lituania, Francia, Alemania, Rusia, Bélgica, la G-League estadounidense y, sobre todo, Australia, donde llegó a ser MVP de la temporada 2016-17, máximo anotador en la siguiente y un ídolo de masas con los Adelaide 36ers, han sido las etapas que ha cubierto Jerome Randle, para quien Sevilla es su segundo intento de brillar en la ACB. La anterior duró escasamente doce minutos que es lo que tardó en lesionarse de gravedad con una rotura del ligamento cruzado de la rodilla la pasada temporada en su partido de debut con el Fuenlabrada.

Desde que es profesional, ha habido años en los que ha cubierto dos temporadas, la de Australia y la de Europa, y es que dice Randle que no le gusta “estar parado”. Su lesión coincidió con el confinamiento a nivel mundial “y me hizo bien pensar que nadie estaba jugando al baloncesto”. Pero el base del Betis no perdió el tiempo y puso en marcha una plataforma virtual, Hell Week, en la que ponía el énfasis en la técnica del manejo del balón y que recibió conexiones incluso de un país como Indonesia. Además, colaboró con un equipo de baloncesto en silla de Alemania.

Todas estas actividades y algunas otras en las que está involucrado le ha hecho no lamentarse de que no se haya cumplido su sueño de jugar en la NBA, pese a su físico. “A medida que te haces mayor te das cuenta de que las cosas no siempre suceden como tú quieres que sucedan”, reflexiona un jugador que coge la parte positiva ya que “mi carrera me ha permitido estar en sitios que habría sido imposible conocer de otra manera”. Perfectamente recuperado de su lesión, Ucrania se ha beneficiado del juego de Jerome Randle y el Real Betis espera que sea una ayuda decisiva hacia la salvación. De momento, promedia 18 minutos con 9,1 puntos en los ocho partidos que ha disputado desde que llegó. Y opta a ser el autor de la canasta de la temporada con la que a principios de enero anotó desde 20 metros en el partido ante el Burgos.