EL Bilbao Basket estrenó ayer su nueva cara con una derrota que, sin embargo, invita a mirar el futuro con optimismo. Es verdad que ha perdido a su mejor anotador y unos cuantos puntos, pero después de dos semanas en la que apenas han podido entrenarse con todo el grupo y con un jugador recién llegado, los hombres de negro volvieron a demostrar su carácter competitivo y tuvieron el balón para ganar en la cancha de un rival que se jugaba mucho más. El triple que erró Rafa Martínez cerró un partido en el que el equipo de Álex Mumbrú echó de menos a Axel Bouteille en los minutos finales. No porque el galo metiera mucho, que lo hacía, sino porque el Bilbao Basket no encontró a ese jugador al que darle el balón en las últimas posesiones, en la que hubo algunas malas decisiones que permitieron al Coosur Betis hacerse con una ventaja mínima que para ellos era dar un gran paso hacia la permanencia.

Los seguidores del Bilbao Basket se preguntan de dónde va a sacar su equipo los 30 puntos que sumaban entre Bouteille y Brown y ayer encontraron la respuesta. El juego colectivo debe conseguir que otros jugadores eleven sus prestaciones anotadoras. Resultó esperanzador ver que Sergio Rodríguez, que asciende a la titularidad, sumó doce puntos, que Tyler Haws se animó a lanzar y alcanzó siete e, incluso, Quentin Serron demostró que está dispuesto a asumir la responsabilidad. El belga apenas estuvo cinco minutos en cancha, pero anotó un triple que dio la última ventaja a su nuevo equipo a 4.50 del final (73-75). También Rousselle tomó más protagonismo en ataque, aunque alternó cal y arena, y Kulboka también tendrá que sumar desde la larga distancia, pese a que ayer estuvo negado. Eso sí, que nadie espere muchos minutos del lituano como tres porque donde más aporta es como cuatro, aunque no meta. Los espacios que abre con su amenaza en el tiro son necesarios, incluso ahora que el Bilbao Basket se ha quedado sin capacidad de desborde.

Fue la falta de acierto lo que condenó al Bilbao Basket en Sevilla, sobre todo cuando los béticos fiaron su suerte de ayer, y parece que su futuro, a la calidad individual de Erik Green y AJ Slaughter en el uno contra uno. No es extraño cuando en su cinco inicial Curro Segura colocó a cinco jugadores estadounidenses. Los dos escoltas del Betis se jugaron muchos tiros indefendibles y sacaron las castañas del fuego a su equipo cuando la soga más le apretaba. Los dos bases puros, Oliver y Sipahi, apenas participaron y en ese choque de estilos la balanza de decantó por muy poco hacia el lado de los locales.

un final de detalles Un par de malos ataques lastraron al Bilbao Basket a la hora de resolver, tanto como su mal porcentaje de triples y alguna pérdida evitable en el tercer cuarto que dieron mucho oxígeno a un Betis que tampoco brillaba en lo colectivo. Después de verse nueve puntos por abajo, los bilbainos se pusieron a su habitual labor de hormiga, pero esta vez el final apretado salió cruz. Hubo un detalle que pudo pasar desapercibido y es que los hombres de negro concedieron demasiados tiros libres a su rival con faltas que se podían haber usado de mejor manera para que el Betis no sumara.

De todas formas, son cuestiones menores y, probablemente, achacables a esas dos semanas ajetreadas que ha vivido el equipo, que tiene que reconstruirse de nuevo con mimbres distintos. Si hasta ahora el trabajo del cuerpo técnico que lidera Mumbrú ha conseguido que el Bilbao Basket haya sido mejor de lo que parecía, en lo que queda de temporada el reto no va a ser distinto. El equipo aún maneja dos partidos de ventaja en la pelea por entrar en el play-off y ayer quedó claro que no se va a dejar ir. Seguramente, de aquí en adelante se verá un juego menos brillante, pero el Bilbao Basket va a explorar otras maneras de ganar.