En uno de sus últimos vídeos, la doctora dermatóloga Carmen Galera recuerda que limpiar la piel no es un gesto cosmético, sino un tratamiento dermatológico en sí mismo. “La limpieza es el primer tratamiento, no un trámite”, explica, dejando claro que una piel sana empieza con una higiene adecuada.
Según la dermatóloga, hay varias formas de hacerlo bien. La más popular es la doble limpieza, con un aceite desmaquillante primero y un jabón después. También recomienda una opción más sencilla pero eficaz: una doble pasada con el mismo limpiador. Por último, destaca la combinación de agua micelar y aclarado con agua, que es la más recomendada por los especialistas. “Todas pueden funcionar si te aseguras de que el resultado es una piel realmente limpia”, insiste Galera.
Agua micelar: sí, pero con condiciones
Uno de los errores más frecuentes es usar solo agua micelar sin aclarar. La doctora advierte que esta práctica solo es correcta “si el algodón sale completamente limpio y si la fórmula está diseñada para no aclararse”. No todas las micelares lo son, y usar una inadecuada puede dejar residuos o irritar la piel sensible.
Por eso, Galera recomienda aclarar siempre con agua, salvo que el producto indique expresamente lo contrario. “Hay muchas aguas micelares mal utilizadas”, afirma, recordando que una limpieza eficaz no depende del número de productos, sino de usarlos bien.
Exfoliación y limpieza profesional
La limpieza diaria no es suficiente si no se complementa con una exfoliación regular, idealmente dos o tres veces por semana, según el tipo de piel. “La limpieza no acaba ahí”, explica la dermatóloga. Además, recomienda una limpieza profesional cada cierto tiempo para eliminar impurezas profundas y mantener los poros limpios.
La frecuencia ideal varía según la piel: una vez al mes para pieles grasas o con tendencia acneica, y cada dos o tres meses para pieles normales o secas. “Depende de tu tipo de piel y de cómo se ensucien tus poros”, aclara.
Lo sencillo marca la diferencia
Con un tono directo, la doctora Galera ironiza sobre las rutinas complicadas que muchas veces se venden en redes: “Limpiar la piel. Fácil. Basta con 12 pasos, una esencia coreana y agua de glaciar. O también puedes hacerlo bien y punto.” Su mensaje es claro: no hacen falta rituales de lujo, sino constancia, técnica y productos adecuados. “Lo importante no es cuántos pasos haces, sino que limpies bien”, resume la dermatóloga.
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