Oklahoma City Thunder e Indiana Pacers arrancan esta próxima madrugada una final de la NBA inédita y diametralmente opuesta en lo que respecta a su gran atractivo atendiendo al potencial y al modus operandi de ambos conjuntos en cancha –velocidad, ritmo, poderío físico, jóvenes figuras con ganas de ascender en la pirámide del estrellato– y a su teórica capacidad para captar la atención mediática y del gran público al no tratarse ni de franquicias ni de nombres propios de primer orden histórico.

En el escalón más alto de la lucha por el anillo de campeón se verán las caras el 25º mercado mediático de Estados Unidos y noveno más pequeño de la competición –Indianápolis–, con el 47º del país, que en la NBA solo está por encima de Memphis y New Orleans –Oklahoma City–. Ambas franquicias figuran también en el último tercio en lo que se refiere a la escala de valoración efectuada por Forbes –21º de 30 los Thunder, con 3.650 millones de dólares de valor de mercado; y 22º los Pacers, con 3.600– y tampoco destacan en lo referente a sus gastos salariales en plantilla –22º el finalista del Este, con 169 millones y 25º el del Oeste, con 165,6, habiendo dejado en la cuneta, eso sí, en sus respectivas finales de conferencia a New York Knicks, el cuarto equipo que más gasta en jugadores, y Minnesota Timberwolves, el segundo–, pero en lo que respecta al baloncesto, al juego propiamente dicho, se han mostrado tan brillantes como efectivos y aglutinan todos los ingredientes para ofrecer unas finales de altísimo nivel.

Tyrese Haliburton (Indiana Pacers)

Con el base canadiense Shai Gilgeous-Alexander, MVP de la temporada regular, como mascarón de proa de los Thunder y el vengativo Tyrese Haliburton –en una encuesta anónima de The Athletic fue votado por los propios jugadores de la NBA como el más sobrevalorado de la competición– a los mandos de los Pacers, un buen número de notables lugartenientes en ambos bandos –los all star Pascal Siakam y Jalen Williams, los multidisciplinares interiores Chet Holmgren y Myles Turner...– y dos trayectorias sólidas en sus respectivos caminos hacia las finales, Thunder y Pacers son dos buenos ejemplos de la NBA actual, dos equipos que hacen de la capacidad física, el ritmo vertiginoso, la agresividad y el hostigamiento a la línea de flotación del rival sus principales rasgos identitarios, ahogando a todos los contrincantes que en play-off acostumbran a acortar rotaciones y sobrecargar de esfuerzos a sus principales referentes.

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Tanto Oklahoma City como Indiana han fundido por el camino a claros ejemplos de esta forma de proceder –Denver Nuggets o New York Knicks– para plantarse en las finales tirando de equipos largos y muchas rotaciones que permiten que sus salas de máquinas carburen a máxima potencia durante muchísimo tiempo. Tanto los entrenados por Mark Daigneault como los de Rick Carlisle han figurado en el top 7 en el número de posesiones por partido en temporada regular –top 3 en las eliminatorias por el título–, y en el play-off han sido tremendamente brillantes en lo referente a su eficiencia ofensiva, con los Thunder dominando además con puño de hierro en los parámetros defensivos con jugadores como Luguentz Dort, Alex Caruso o Cason Wallace metiendo manos y cuerpos a diestro y siniestro.

Con Oklahoma City arrancando con el factor cancha a su favor tras ser el mejor equipo de la temporada regular, su larga rotación –los siete jugadores principales acumulan más de 22 minutos de presencia en cancha por partido–, capacidad de ser diferenciales desde la retaguardia y el brillo individual de Gilgeous-Alexander y Williams pueden marcar diferencias a la espera de conocer si su estrategia de juntar en cancha a Holmgren e Isaiah Hartenstein, dos jugadores de más de 2,13 metros, puede ser efectiva. Por su parte, las opciones de Indiana pasarán probablemente por la capacidad de actores secundarios como Aaron Nesmith, Bennedict Mathurin o Andrew Nembhard para respaldar a Haliburton, Siakam y Turner, con la incógnita de su capacidad defensiva en el juego exterior para intentar desactivar al MVP del presente ejercicio.