Gernika es un clamor desde que a primera hora del domingo saliera a la luz la investigación abierta contra Mario López, extécnico y responsable de gestión deportiva del equipo de baloncesto foral, por un supuesto delito de agresión sexual a una menor de 13 años. En los grupos de Whatsapp y en las conversaciones de a pie de calle de la villa no se habla de otra cosa desde entonces. La indignación y el cabreo, por partes iguales, es considerable. También la solidaridad con la presunta víctima.

Así ha quedado patente en la jornada de este lunes en las dos movilizaciones convocadas para condenar lo sucedido y arropar a su vecina. La primera ha sido a las 16.00 horas, al final de las clases, en el exterior del colegio Allende Salazar, donde la joven estudiaba y jugaba a baloncesto cuando empezó su pesadilla en 1998. El propio centro educativo convocó la protesta. La segunda cita y más multitudinaria, tres horas después, ha partido desde el centro de la localidad, del Pasaleku, a instancias del movimiento feminista. Más de un millar de personas han recorrido las calles.

Dos actos en los que ha quedado patente el descontento de los gernikarras con la gestión del caso que está protagonizando el Gernika KESB, donde hace más de dos décadas continuaron supuestamente las agresiones sexuales a la denunciante. A la entidad presidida por Gerardo Candina, que justo cuando la marcha recorría la villa foral ha emitido un segundo comunicado, se le reprocha su tibieza a la hora de tomar cartas en el asunto, su falta de empatía con la víctima en su primer posicionamiento público (no hubo ninguna línea para arropar a la que fue su jugadora) y que diga que se enteraron de los graves hechos que se investigan solo hace unos días. Según han revelado desde el movimiento feminista de Gernika, cuando tuvieron conocimiento de la denuncia mantuvieron el pasado mes de julio contactos con el club de baloncesto para que tomara cartas en el asunto y apartara a Mario López.

Según la denuncia, desvelada este domingo por el diario El País, los hechos acontecieron entre el verano de 1998 y el invierno de 2001 y empezaron cuando López, 18 años mayor que la víctima, era su entrenador en el colegio Allende Salazar y se extendieron hasta que ambos formaban parte ya del Gernika, club que la denunciante abandonó en 2003 mientras el entrenador, que también fue seleccionador sub’16, sub’18 y sub’19, ocupó el banquillo del primer equipo durante once temporadas, hasta 2022, cuando lo dejó por “motivos de salud”. Según el rotativo, la abogada de la víctima interpuso la denuncia en los juzgados de Gernika en junio del año pasado y se encuentra a la espera del auto de procesamiento. Según la misma, las agresiones empezaron en la casa del investigado mientras veían un partido y se mantuvieron en el tiempo, casi siempre en “el domicilio del investigado”, pero también en el transcurso de algún viaje.