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Quinta final seguida para el Real Madrid

la calidad individual de los blancos desequilibra ante un iberostar tenerife que acaba agotado y sin acierto

Quinta final seguida para el Real MadridEFE

Iberostar Tenerife59

Real Madrid77

IBEROSTAR TENERIFE: San Miguel (5), Ponitka (8), Vasileiadis (0), Abromaitis (4) y Tobey (14) - cinco inicial-, Bassas (0), Vázquez (16), Allen (0), Beirán (4), White (8) y Borg (0).

REAL MADRID: Campazzo (6), Causeur (7), Taylor (1), Thompkins (13) y Tavares (4) -cinco inicial-, Randolph (2), Rudy (13), Maciulis (0), Carroll (14), Reyes (0) y Doncic (17).

Parciales: 19-11, 38-37 (descanso), 49-56 y 59-77.

Árbitros: Pérez Pérez, Jiménez y Cortés. Sin eliminados

Incidencias: 9.346 espectadores en el Gran Canaria Arena.

bilbao - El Real Madrid jugará hoy (18.30 horas) su quinta final de Copa consecutiva después de frenar el histórico recorrido en el torneo del Iberostar Tenerife de Fotis Katsikaris, al que el fuelle le duró dos cuartos y medio. Ya lo resumió el técnico griego para explicar la derrota: “Si no metes contra el Madrid, no puedes ganar. Hay que llegar a ochenta puntos”.

Y su equipo hizo muchas cosas bien, menos meter. Dos triples de 21 intentos fue la cosecha de los canarios, que llevaron el mando en el primer cuarto y hasta el descanso al jugar con mucha paciencia en ataque, reducir su cuota de errores y amarrar en defensa. El ritmo del partido, adormilado, era suyo, pero se olvidaron los tinerfeños de lo esencial. Y, con toda la paciencia, fueron apareciendo Doncic, Carroll y, sobre todo, un Rudy muy activo para empezar a descoser al Tenerife, al que el partido se le hizo muy largo.

Llegada la hora de la verdad, la defensa madridista subió muchos enteros en la segunda mitad y la calidad individual de sus jugadores fue rompiendo el marcador ante un rival absolutamente negado desde el perímetro que se agarraba a Fran Vázquez y Mike Tobey como clavos ardiendo para, al menos, anotar cerca del aro. No es que la labor del Real Madrid fuera brillante, pero sí sólida para sentenciar al inicio del último cuarto a un Iberostar Tenerife agotado y evitar la sorpresa.