bilbao - Es posible que a estas alturas muchos seguidores del Bilbao Basket ya hayan hecho sus cuentas sobre lo que necesita su equipo para no caer al precipicio de las plazas de descenso, de la que solo le separan dos victorias y un equipo. Desde las dos primeras campañas en la ACB no estaba el equipo en un escenario parecido, aunque entonces era algo que se entendía como lógico. En la temporada 2009-10 el conjunto bilbaino viajaba después de veinte partidos a dos partidos de la salvación, pero el nivel de la plantilla era muchísimo mayor que el que tiene la actual y solucionó el entuerto con ocho victorias consecutivas que le dejaron, incluso, cerca de los puestos de play-off al acabar el curso.
El estado de alerta se ha vuelto a activar porque ahora el margen de mejora es pequeño y todo el mundo se conforma con que el Bilbao Basket sume las victorias necesarias para librarse de la quema, aunque sea sobre la bocina. “Tenemos la plantilla que tenemos”, es una frase en cierto modo resignada que se ha escuchado estas semanas en boca de la dirección deportiva y el técnico y que contradice aquella otra de “el equipo da para mucho más” pronunciada para justificar el despido del anterior entrenador. No se ha producido la reacción en forma de resultados que se esperaba y en la que el propio Veljko Mrsic confiaba después de que el equipo quedara fuera de la Eurocup, por lo que el Bilbao Basket va a verse obligado a sufrir hasta el final de la temporada, salvo que sea capaz de sacar adelante los partidos claves que se le avecinan a la vuelta de tres semanas.
Aquella invitación a la ambición lanzada desde el vestuario después de ganar tres partidos seguidos en Miribilla ha quedado también en nada y la preocupación sigue latente porque varias de las bazas que se suelen utilizar en este tipo de situaciones ya han sido consumidas sin conseguir el efecto pretendido. Resulta significativo que algunas de las crónicas tras la derrota en Barcelona hablaran de “equipo sin alma” o “falta de actitud” cuando hace tres meses se hablaba de que el Bilbao Basket estaba “perdiendo sus señas de identidad”. Raúl López aún sostenía la semana pasada que “las sensaciones son buenas, las cosas se están haciendo bien y los resultados llegarán tarde o temprano”. El director deportivo habló de “ser positivos y transmitirlo”, pero el entrenador echó en falta en el Palau Blaugrana “más garra en los ojos” de sus jugadores.
Las sensaciones son subjetivas; los datos, objetivos, y estos son los que han devuelto la preocupación, aunque tampoco es sencillo tomar nuevas medidas que puedan corregir la trayectoria del equipo. Cuando el club ha estado ahogado en lo económico ha sabido encontrar soluciones más o menos agónicas, pero los problemas de la cancha no se arreglan tan fácil, sobre todo cuando hay muchos huecos que tapar. En el partido ante el Barça pasó desapercibido un dato y es que ningún jugador del Bilbao Basket acabó con un +/- positivo con él en cancha. Eso denota esa falta de confianza a la que se refirió el entrenador, que sigue teniendo mucho que corregir. Seguramente, necesita ese perfil de jugador que tienen todos los equipos de su rango, ese que asume la responsabilidad en los momentos de apuro para bien o para mal, pero al que se acude sin dudar. Alguien que, en definitiva, meta esos tiros complicados que a los hombres de negro les está tocando hacer en los últimos partidos en demasiadas ocasiones.
mal de muchos Hay que agarrarse, por tanto, al mal de muchos para alimentar el optimismo y mirar al calendario en estas circunstancias se hace inevitable. Los cuatro últimos clasificados aún tienen que enfrentarse una vez más entre ellos. La próxima jornada se medirán el Real Betis y el Joventut en un partido dramático para ambos. Después, los sevillanos, que tienen ocho de catorce partidos como locales, jugarán de nuevo en casa antes de visitar Miribilla. Su calendario es muy duro ya que aún tienen que jugar contra cuatro de los cinco equipos de Euroliga. Los verdinegros, por su parte, tienen duros rivales después de su duelo ante el Real Betis, lo mismo que el San Pablo Burgos, que se medirá al Real Madrid y al Barcelona en dos de las tres próximas jornadas.
El Bilbao Basket recibirá tras el parón al Delteco GBC y todo lo que no sea ganar elevaría la angustia porque en el siguiente duelo esperará el Valencia Basket, un equipo de Euroliga que esos que parecen inalcanzables, antes de recibir al Real Betis y visitar Zaragoza en dos partidos que pueden servir para conseguir la tranquilidad casi definitiva o complicarse aún más la vida. Para afrontar esta fase decisiva de la temporada faltan tres semanas, demasiado tiempo en el deporte profesional para pensar que las cosas en Bilbao y en sus rivales directos van a seguir igual.