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Una manta que se encoge

El Bilbao Basket llega al segundo parón de la Liga Endesa sin haber resuelto las cuestiones básicas de su juego

Una manta que se encoge

EL Bilbao Basket llega a la segunda ventana FIBA de la temporada de la misma manera que a la anterior: en una tendencia claramente a la baja. Con la de ayer, ya son cinco derrotas en las últimas seis jornadas, cuatro de ellas consecutivas. Esta trayectoria, que arrancó en el momento en que el equipo dejó de jugar la Eurocup, está poniendo a prueba la capacidad de aguante de todos los estamentos del club ya que no se ha traducido en males mayores. Por debajo, tampoco hay atisbos de reacción y los hombres de negro siguen con la misma ventaja sobre los puestos de descenso que cuando lograron su último victoria ante el Joventut en Miribilla. Pero a la vuelta de este parón los dos últimos clasificados van a jugar entre ellos por lo que uno de los dos reducirá esa brecha si el Bilbao Basket sigue sin ganar.

En noviembre el club decidió tomar la decisión de despedir al entrenador y casi tres meses después da la impresión de que Veljko Mrsic ya ha exprimido todo lo que se podía a esta plantilla sin que los resultados hayan hecho buena la apuesta que se hizo en su día. El técnico croata ya se ha dado cuenta de que el equipo no da para mucho más que salvar la categoría y de que, probablemente, necesita otro tipo de mimbres para hacer el cesto que pretende. Una vez que los rivales ya han ajustado sus planteamientos a las novedades que Mrsic introdujo en su día, la imagen de fragilidad del Bilbao Basket ha regresado ante equipos de toda condición. Habrá que ver si con lo que hay alcanza para anotarse aquellos partidos del mes de marzo que ya se han convertido en claves para asegurar la permanencia en esta campaña bajo mínimos sin tener que sufrir demasiado cuando empiece la primavera.

En los últimos seis partidos el Bilbao Basket está concediendo un 65% en tiros de dos a sus rivales, una cifra exagerada ya que nadie en la Liga Endesa supera el 60% de acierto en ese aspecto del juego. El Joventut se quedó en un 55%, que incluso es más de su promedio habitual. La mejoría defensiva que se pretendía con la llegada de Mrsic no se ha podido mantener de manera continuada y ayer fue el quinto partido consecutiva fuera de casa en que los hombres de negro reciben por encima de 90 puntos. El calendario no ha sido el más amable, pero desde luego no es esto lo que se buscaba hace ya tres meses.

confianza escasa Esa debilidad pone en cuestión todo el entramado y acaba haciendo mella en la confianza, como revelan las palabras del entrenador en la sala de prensa. Porque ahora el problema es que también el ataque se ha resentido por las dudas que afectan a todo el mundo y al Bilbao Basket le cuesta horrores generar juego, sobre todo ante defensas muy agresivas que niegan los primeros pases. Por eso, estas casi tres semanas sin competición deben llevar a darle otra vuelta táctica al equipo o a incorporar alguna pieza nueva que añada recursos diferentes a los que ahora existen.

Esta interrupción de la competición será complicada de manejar. Al Bilbao Basket se le marcharán unos cuantos jugadores a los compromisos de selecciones, pero a sus rivales directos también. Los males en la parte baja son, por tanto, compartidos. Cuatro de esos cinco equipos que están metidos en la lucha por la supervivencia han procedido a un relevo en sus banquillos y en el caso del Real Betis y el Bilbao Basket, que fueron los primeros que tomaron esa determinación, las cosas han cambiado bien poco. Los siguientes pasos a dar tienen que ser muy medidos, pero tres semanas dan para mucho, para comerse la cabeza con las derrotas o para limpiarla definitivamente al cambiar de ambiente y de compañeros.

Cómo mantener a los jugadores que estén disponibles con la tensión necesaria es fundamental, tanto como que ninguno de los que se vaya a los compromisos de selecciones sufra percances físicos y lo complique todo aún más. El Bilbao Basket sabe que en su situación no le sobra nada, ayer mismo la ausencia de Devin Thomas impidió contar con una rotación más larga en el juego interior, y dejó al descubierto que la manta cada vez empieza a ser más corta. La cuota de errores, probablemente, ya está agotada y los mensajes de tranquilidad de cara al exterior que se han lanzado esta semana son entendibles, siempre que no conduzcan a la inacción.