WILLIAM Joseph Hanley (New Canaan, 12-III-1990) no conocía nada del baloncesto que se jugaba fuera de Estados Unidos cuando acabó su periplo universitario. Y el baloncesto europeo no conocía a Will Hanley. Este ala-pívot estadounidense, con pasaporte irlandés, cerró sus cuatro años en Bowdoin College, en el estado de Maine, como uno de los mejores de siempre en ese centro. El problema es que los Polar Bears (osos polares) jugaban en la Tercera División de la NCAA, esto es, muy lejos de los focos de los ojeadores profesionales.

Los grandes números de Hanley iban a pasar desapercibidos y cuando el resto de sus compañeros de último año dieron por finalizadas sus respectivas carreras, él pensó que debía ser el principio. A este lado del Atlántico, habrían las lógicas reservas ante un jugador de raza blanca, con un físico no excesivamente poderoso, al que en su equipo apodaban Caballo Blanco por la rapidez de sus movimientos y su continua actividad en la cancha. Así que Will Hanley quiso ponerse en valor y pidió a Abe Woldeslassie, técnico ayudante de su universidad, que le ayudara a editar vídeos de sus actuaciones en Bowdoin College y a enviarlos a los agentes que mueven el baloncesto fuera de Estados Unidos.

Esas imágenes eran su currículo, su salvoconducto hacia una oportunidad laboral. Hanley sabía que quería seguir jugando y no le importaba dónde. La insistencia dio frutos y esos vídeos llegaron hasta FJ Martín, exjugador que trabaja para la agencia Durán Internacional. En algún sitio había que empezar y Caballo Blanco recaló, tras una semana a prueba, en el Oviedo de la Adecco Plata, con un sueldo muy modesto y en un piso compartido con el canadiense Willie Gallick, el otro extranjero del equipo. Esos primeros pasos en Asturias le sirvieron a Will Hanley para empezar su adaptación al baloncesto europeo y a la posición de ala-pívot donde con su velocidad, movilidad y excelente juego sin balón suple su escasa amenaza en el tiro exterior.

En ese sentido, no es el típico cuatro abierto que se lleva en Europa, pero no le va mal. La temporada con el Oviedo fue inmejorable ya que Hanley fue elegido el mejor jugador de la temporada en la Adecco Plata y logró el ascenso al final de la temporada regular. Eso le permitió dar otro paso fundamental en su carrera. El Valencia Basket, que tenía varios lesionados, le reclamó al final de la temporada 2012-13 y jugó cuatro partidos y unos pocos minutos en la Liga ACB, aquella que solo unos meses parecía tan lejana, casi imposible, para un tipo blanco y delgadito de una modestísima universidad de Maine.

salto a donostia Esa breve experiencia en un equipo del máximo nivel valió más que todas las horas invertidas delante del ordenador y del editor de imágenes. Will Hanley se ha puesto en el mejor escaparate y Sito Alonso, siempre atrevido para apostar por este perfil de jugador, lo pidió expresamente para su Gipuzkoa Basket de la pasada temporada. “Se lo agradezco. Es un gran entrenador y tengo muy buen recuerdo de él”, comentó el estadounidense hace poco a una entrevista a Noticias de Gipuzkoa. Le costó ganarse ser jugador de pleno derecho en la ACB. Pese a esos cuatro partidos en Valencia, el salto desde la Adecco Plata fue grande. “Nunca había sido suplente y quizás no me sentía pleno de confianza”, reconoce. Pero la adaptación parece ya completada y Hanley se ha convertido en una pieza esencial del conjunto donostiarra y al que el Bilbao Basket deberá prestar atención en el derbi de este domingo en Illunbe. “No soy particularmente alto ni fuerte para jugar de ala-pívot, pero tengo mis armas y saco ventajas de ello. Por ejemplo, soy rápido y trato de beneficiarme de ello corriendo el contraataque”, se define a sí mismo.

Puestos ya los pies en la Liga Endesa, con promedios que duplican los de la temporada anterior y de vuelta, como en Bowdoin College, al quinteto titular, a Will Hanley solo le queda seguir mejorando con el Gipuzkoa Basket, donde tiene otro año más de contrato y se ha ganado la confianza de Jaume Ponsarnau. “El año pasado apenas tiré y solo metí un triple. Ahora confío más en mi tiro exterior. Es necesario en la ACB para un jugador en mi posición y, además, los rivales me conocen mejor y tengo que hacer más cosas”, reconoce Caballo Blanco, aquel jugador que tuvo que editar sus propios highlights para salir del anonimato y empezar una carrera que le ha colocado ya con los mejores fuera de Estados Unidos. Por eso, es el orgullo del estado de Maine.