TRAS un breve paso por el Bembibre y después de haber desarrollado toda su carrera como profesional en el Pío XII de Santiago, Ana María Román (Caracas, 1982) llegó a Galdakao y se encontró con un club "diferente" a todo lo que había conocido, un lugar mucho más "familiar" a lo que la jugadora gallega estaba acostumbrada. "Todo esto me chocó al principio, pero ya llevó tres años y me encanta. El año pasado logramos el ascenso y me ofrecieron la oportunidad de renovar, estar en Liga Femenina y estoy muy contenta", comenta la pívot del Bizkaia GDKO. Una temporada en la que Román, al igual que el resto del equipo, lucha por mantener al equipo galdakoztarra en la élite del baloncesto. Un objetivo que está un poco más cerca después de la importantísima victoria del sábado pasado ante el Alimentos de Zamora.

"Estamos muy animadas. La ilusión creció un poco más después de la victoria de la semana pasada, un triunfo que nos permite respirar y seguir creyendo en nuestro trabajo", declara Ana María, aunque resalta que todavía "no hay nada definitivo". El Bizkaia GDKO tuvo que dejarse la piel durante 45 minutos para sacar adelante su primera final, un partido a vida o muerte ante el Zamora que permite a las vizcainas seguir soñando. "Sentí una alegría inmensa, porque en el tercer cuarto, cuando nos pusimos diez puntos abajo, lo vi bastante complicado. Pero conseguimos empatar, la prórroga... y lo que hizo Juana, tirar el balón hacia arriba, lo sentimos todas. La relajación de que ya está hecho, está bien hecho, el resultado es bueno", afirma Román.

Una de las claves del triunfo de la semana pasada estuvo en las gradas. El apoyo de Urreta volvió a ser fundamental y "ayudó al equipo a forzar la prórroga y ganar". Sin embargo, todo esto no es nuevo para las jugadoras del Bizkaia GDKO, que ya conocen a la perfección de lo que es capaz la marea verde. "El año pasado fue increíble toda la gente que fue a la fase de ascenso en Cáceres. Son cosas que te marcan, que se te quedan para siempre. El cariño y el apoyo de la afición de Galdakao no se me va a olvidar nunca", afirma Román.

A pesar de la importante victoria, al Bizkaia GDKO todavía le quedan otras cuatro finales, la próxima de ellas ante el Embutidos Pajariel Bembibre, hoy a las 18.30 horas en la localidad leonesa. "Espero un partido muy duro por jugar fuera de casa, Antonio Barros es muy buen entrenador, tiene mucha experiencia, y yo creo que tiene muchos recursos. No creo que les sorprendamos como hicimos en la primera vuelta", afirma la jugadora nacida en Venezuela, que recuerda aquel 81-47 en el que superaron "de calle" al conjunto leonés.

Román conoce a la perfección las cualidades de Chiqui Barros, ya que antes de venir a Ibaizabal, pasó un año a las ordenes del técnico gallego en Bembibre, entonces en la Liga Femenina-2. "Recuerdo un año estupendo. Bembibre es un pueblito acogedor, se vive muy bien. Además, la afición está muy entregada con el baloncesto, es increíble", declara Ana, que le encuentra una pequeña pega a la localidad berciana: "Hace muchísimo frío".

Santiago, primera etapa

Ana Román se formó en las categorías inferiores del Celta de Vigo, pero sus primeros pasos como profesional los dio en Santiago de Compostela, en el Pío XII. "Esos años me aportaron mucho crecimiento. Llegué con 19 años y pasé nueve temporadas. Son los años en los que vas creciendo a todos los niveles. Esas temporadas han marcado todo, dentro y fuera de la pista. Es un aprendizaje que haces dentro del baloncesto, pero que lo llevas a tu vida cotidiana", explica. Unos años en los que la figura de José Ángel Rivera, Mozan, fue muy especial para ella porque "me enseñó a aguantar la presión".

Una carrera consagrada que ha hecho que la selección venezolana intente contactar con Ana para la vino tinto: "Viajé a Venezuela en agosto con la finalidad de tener todos los papeles en regla para jugar, pero al final con la lesión que tuve en la pretemporada, no pude ni viajar. Para mí era un orgullo y me quedé algo chafada".

Al igual que Ana María, su hermano Javi Román también decidió decantarse por el deporte de la canasta. El jugador gallego, recientemente retirado, disputó casi toda su carrera en Galicia y es un apoyo importante para la actual pívot del equipo galdakoztarra. "Siendo yo la pequeña, siempre tengo el respaldo y el apoyo de mi hermano porque sabe lo que estoy pasando y viviendo", recalca la gallega, que afirma entre risas que no hay partidos fratricidas "porque me gana".