El muy exitoso inicio liguero del Athletic
Con cinco puntos en las seis últimas jornadas y sin marcar en cuatro de ellas, está a un paso de Europa
Consumidos los dos primeros meses del calendario oficial, el puesto que el Athletic ocupa en la clasificación liguera aparece como el único factor capaz de alimentar la fe en el proyecto y compensar la deslucida imagen que el equipo insiste en transmitir. Ese lugar en la mitad alta de la tabla, fruto del acopio de catorce puntos, la mayoría sumados en agosto, permite seguir soñando con la llegada de los buenos tiempos. A pesar de los pesares, el más reciente una actuación descorazonadora frente al recién ascendido Elche, permanece la esperanza de que el crédito acumulado en cursos anteriores se materialice en goles y sonrisas más pronto que tarde. Quizá no esté intacta, pero sí presente en el ánimo de una afición desconcertada.
Disputadas nueve jornadas, no es moco de pavo mantenerse a una distancia perfectamente asumible respecto a la mayoría de los equipos que le anteceden, salvo Madrid y Barcelona. Al contrario, dicho logro se ha de valorar como un rotundo éxito. Tiene que ser así habiendo practicado un juego tan alejado del nivel que la teoría y la memoria atribuyen al grupo dirigido por Ernesto Valverde. Y menos mal que la pretemporada ya queda muy lejos y no cuenta para nota porque aquello fue realmente deprimente.
Lo que vino después, en el mismo arranque liguero, tampoco justificó que se echasen cohetes, aunque sin duda ayudó a generar tranquilidad y confianza. Cuando se sacan los resultados sin margen para el lucimiento, casi por inercia, en definitiva, por mostrarse competitivo, se tiende a sacar pecho. Una versión pragmática, gris, favorecida por el factor campo (ante Sevilla y Rayo) y por cierta dosis de fortuna en la visita al Betis, se tradujo en un pleno que lógicamente contribuyó a rebajar radicalmente cualquier crítica.
Nueve puntos de buenas a primeras maquillaron un comportamiento aceptable, sin más; propio de las fechas, en agosto, con los futbolistas aún en fase de puesta a punto. Entonces se pensó que la cosa solo podría ir a mejor, con ese colchón y en cuanto el personal se entonase, cogiese la forma, todo iría como la seda.
La expectativa en clave optimista, en vez de plasmarse, se ha ido diluyendo a fuerza de repetirse ratos, en ocasiones demasiado largos y en cada cita, de fútbol plano, exento de gracia, donde lo único a resaltar sería el esfuerzo físico y cierto orden defensivo ante la ausencia de inspiración, precisión, gusto o atrevimiento con la pelota. Algunas fases que sugerían una recuperación, una progresión, por su carácter esporádico han sido insuficientes para compensar el tono general. Y encima, desde septiembre sin resultados que nutran la autoestima y camuflen las deficiencias.
SE BUSCA GOL
La única certeza a día de hoy sería que el Athletic ha necesitado las seis jornadas más recientes para añadir cinco puntos a su casillero. El bajón en la productividad no admite discusión y también se refleja en el apartado realizador: cero goles en los cruces con Alavés, Valencia, Villarreal y Elche; uno a costa del Girona y dos en la portería del Mallorca. Recordar que estos dos últimos rivales visitaron San Mamés hundidos en la cola de la tabla.
Nueve goles en liga que, en este orden, salen a uno por barba: Nico Williams (penalti), Maroan, Navarro, Sancet (penalti), Bartra (en propia puerta), Paredes, Jauregizar, Iñaki Williams (penalti) y Rego. El contenido de los paréntesis invita a efectuar una valoración más severa de la puntería, de su ausencia entre los rojiblancos. Faltaría por agregar los marcadores correspondientes a la Champions, donde asoma un gol más, firmado por Guruzeta en el campo del Borussia Dortmund. El Arsenal se impuso con un 0-2 a su paso por Bilbao. Curiosamente, si se repara en la entidad del adversario y las reservas de Valverde en el diseño del once, fue una de las tardes donde mejor funcionó el Athletic.
La tentación de cargar las tintas en los futbolistas de ataque, muy especialmente en quienes ostentan la vitola de indiscutibles en la pizarra de Valverde, se ha mantenido como una constante muy presente en todos los ámbitos del entorno del club. Una postura que no ha dejado de sumar adeptos a medida que se consumían partidos y crecían las estadísticas negativas. Sin embargo, por mucho que el comportamiento, en varios casos conectado al estado físico, de los delanteros fijos esté siendo decepcionante, tampoco cabe obviar que el juego, vaya en dirección a un área o a la opuesta, es responsabilidad del colectivo. No obstante, empieza a intuirse que el técnico está insatisfecho con la aportación o el potencial de unos cuantos hombres susceptibles de ser ubicados arriba. Impresión extensiva a algunas posiciones más.