El Athletic retoma esta tarde, en el atípico horario de las 14.00 horas, el pulso a la liga después del segundo parón competitivo del curso y que le ha servido para cargar pilas con una sonrisa en el rostro gracias a su victoria sobre el Mallorca en San Mamés, que le permitía acabar con la negativa racha de seis encuentros consecutivos (4 de liga y dos de la Chmapions) sin conocer el dulce sabor del triunfo. El conjunto rojiblanco vuelve a escena con el compromiso en el Martínez Valero ante el Elche de Eder Sarabia, una de las revelaciones en lo que va transcurrido de campaña, un escenario y un rival que guarda su relevancia para Nico Williams, quien se quitó un lastre de encima aquella tarde del 11 de septiembre de 2022.
No en vano, el pequeño de la saga familiar tenía metido entre ceja y ceja una obsesión que le quitaba el sueño. No era otra que firmar su primer gol como rojiblanco en liga, una sensación que se le resistía en el tiempo, nada más y menos que temporada y media, un periodo demasiado largo para un futbolista incipiente en la élite pero con una genética ambiciosa. Nico ya se había estrenado como goleador como león, porque en la temporada 2021-22 había ejecutado un doblete en el partido de Copa ante el Atlético Mancha y también había mojado en la semifinal de la Supercopa en Arabia Saudí ante el Atlético de Madrid, que consumó la remontada y el billete a la final del colectivo de Ernesto Valverde, en la que sucumbió ante el Real Madrid.
Nico celebró aquel gol en el King Fahd Stadium de Riad por todo lo alto por lo que representaba, pero el que es a día de hoy una de las grandes referencias de la liga quería hacerlo también en la liga. Todo ese curso se lo pasó sin ver puerta en el competición de la regularidad hasta sumar 40 partidos ligueros sin marcar, lo que le estresaba en cierta medida. Pero llegó el partido en Elche, en la quinta jornada de liga del ejercicio 2022-23, cuando se produjo el momento que tanto esperaba Nico. Corría el minuto 22, ya con el 0-2 en el marcador a favor de los leones gracias a los tantos tempraneros de Mercau en propia puerta y Oihan Sancet (fruto este de un penalti cometido sobre Nico), cuando el menor de los Williams abrió el tarro de las esencias para fabricarse una genuina acción personal que culminó con un duro disparo con su zurda ante el que nada pudo hacer Edgar Badía para evitar que el balón entrara en el fondo de la red de su portería.