San Mamés volvió a ejercer de jugador número doce del Athletic en una cita en la que la parroquia rojiblanca no dejó de alentar a la tropa de Ernesto Valverde, a excepción de los primeros compases del encuentro.
Fue debido al minuto de silencio inicial impulsado por el grupo Athleticen Alde Bustiko Gara y al cual terminaron por adherirse 150 colectivos rojiblancos en protesta por el genocidio en Gaza. En solidaridad con Palestina, en una pacífica y reivindicativa llamada a la paz, se instó a través de las redes sociales a que no hubiera animación en el primer minuto del choque y así fue.
No lo tramitó el Athletic a LaLiga al no darse las circunstancias estipuladas por el club desde hace tiempo para decretar minutos de silencio, pero este fue un hecho durante los sesenta segundos posteriores al pitido inicial.
Con banderas de Palestina al viento en la Herri Harmaila y un aplauso generalizado tocó a su fin un minuto marcado por la esperanza, el cual dio pie a 89 minutos más añadidos de apoyo incondicional a los leones en un partido que reunió a 37 peñas rojiblancas.
A pesar de tratarse de un lunes con la Aste Nagusia recién concluida, la asistencia volvió a ser notable. 48.703 seguidores se dieron cita en San Mamés para presenciar el segundo compromiso liguero del curso después de que el primer envite contra el Sevilla congregara a 49.134 fieles en las gradas.
UN FORTÍN
Volvió a responder así la afición rojiblanca para convertir ‘La Catedral’ en un fortín en el arranque de un ejercicio en el que el Athletic cuenta por victorias sus dos primeras apariciones como local. Al término del partido frente al Rayo Vallecano, como es costumbre, los jugadores celebraron con la Herri Harmaila el triunfo, válido para situar al conjunto rojiblanco en la zona noble de la clasificación desde primera hora.
Lo festejó San Mamés, que pasó de un silencio reivindicativo a una celebración por todo lo alto tras dejar los tres puntos en casa antes de visitar al Betis el domingo en La Cartuja.