En Lezama, a donde Óscar de Marcos llegó en el verano de 2009, con el arco del viejo San Mamés de fondo y rodeado de su familia, amigos, compañeros y excompañeros, José Ángel Iribar, trabajadores de Lezama y el presidente del Athletic, Jon Uriarte, el capitán se ha despedido en un acto sencillo, con un pasillo de honor, y mucho cariño, el que le han procesado todos los asistentes.
“Me siento un privilegiado por todo lo vivido, por este camino que he recorrido en el Athletic”, ha comenzado De Marcos su intervención, en la que ha leído un pequeño texto redactado por él mismo y a través del que ha expresado su sentir por todos estos años, tantos como 16, en los ha pasado de ser un niño a todo un padre de familia.
El capitán ha admitido que “Lezama ha sido mucho más que un campo de entrenamiento, San Mamés ha sido mi templo”. “Me despido, pero no me voy del todo. Aunque el cuerpo se marche, uno deja raíces y una parte de mí quedará siempre. Me voy siendo quien soy porque aquí me enseñaron a serlo”, ha agregado.

Además, ha terminado esa primera parte con una reflexión de lo que para él es el Athletic. “¿Qué es el Athletic para mí? No es solo un nombre, un club, es la punta de un iceberg enorme en el que lo más importante es lo que no se ve. Es la lealtad de un pueblo que va contigo, la fidelidad que no se negocia”.
DESCANSO
Ya en el turno de preguntas de los periodistas ha admitido que cuando anunció que colgaba las botas descansó. “Descansé, sí”. “Llevaba tiempo pensándolo. Intenté buscar el mejor momento. Quería que fuera antes de que se acabara la temporada, porque veía que el equipo podía conseguir cosas importantes y con el paso del tiempo se iba a entender menos que no continuará. Me cubrí un poco ahí. Me liberé y he estado más tranquilo desde entonces”.
Una decisión muy medita, sin vuelta atrás, como el propio De Marcos ha reconocido: “En ningún momento he pensado en revertir la decisión, lo tenía muy claro. Años atrás ya había pensado en dejar el Athletic, pero siempre con la idea de dejarlo en un buen momento, sintiéndome válido. Desde que dije que me retiraba he estado muy tranquilo, creyendo que era la decisión correcta. Quería acabar así”.