Una manera de dar con las claves de la atractiva eliminatoria que empareja al Athletic con el Manchester United consistiría en fijarse en el funcionamiento de ambos en las áreas. Quizá el aspecto donde se constata una mayor diferencia versa sobre el balance defensivo, lo cual ofrece una pista interesante, a tener en cuenta. Por supuesto, cabe que los números acumulados a lo largo de la temporada, tanto en sus respectivas ligas como en la Europa League, no tengan un reflejo en los encuentros que acogerán San Mamés, este próximo jueves, y Old Trafford, el siguiente, pero sin duda indican tendencias dispares.

En el apartado de la eficacia rematadora, el asunto aparece más equilibrado, si bien el Athletic supera al conjunto inglés. De hecho, el margen que les separa es solo de cuatro goles, setenta por un lado y sesenta y ocho por el otro. Esa exigua diferencia se debe a que el United ha sido capaz de compensar sus discretas cifras en la Premier con la puntería exhibida en el torneo continental. En los doce compromisos correspondientes a la Europa League ha marcado 28 goles, ocho goles más que los rojiblancos en el mismo número de encuentros. En las 33 jornadas de sus ligas respectivas, mientras el Athletic ha llegado al medio centenar de aciertos, el equipo dirigido por Erik ten Hag y luego, desde el 11 de noviembre, por Rúben Amorim, no ha pasado de 38.

Este dato combinado con el de goles recibidos, 46, ayuda a comprender las penurias del Manchester United en el ámbito doméstico. Su llamativa presencia en la segunda mitad de la clasificación, decimocuarto con 22 puntos menos que los conjuntos que ocupan plaza europea, es consecuencia de la fragilidad defensiva que viene mostrando desde el verano. Tampoco es que sea un prodigio de efectividad en ataque, pero un teórico aspirante a figurar en el grupo de los mejores no puede ser tan vulnerable. También en la Europa League ha concedido en exceso: 17 goles en doce partidos, siete más que el Athletic.

En principio, sus limitaciones para proteger la portería no parece que estén exclusivamente conectadas a la nómina de defensores. Se trata de jugadores contrastados, la mayoría internacionales absolutos, que comparten línea con algún joven de acreditada proyección. Cierto que el meta, André Onana, colecciona una considerable serie de errores, algunos demasiado gruesos, tanto que ya le están buscado relevo, aunque su contrato no vence hasta 2028, pero cargar la responsabilidad en el internacional camerunés, con pasado en el Ajax y el Inter, equivaldría a obviar que el auténtico problema radica en el deficiente trabajo colectivo en la contención.

Al Manchester le falta aplicación y equilibrio sin la pelota, de ahí las probaturas que ha ido realizando el técnico: defensa de cuatro, tres centrales con el veterano Maguire ejerciendo de hombre libre, juntar dos pivotes de perfil defensivo (Casemiro y el charrúa Ugarte), además de múltiples probaturas con distintos futbolistas en los laterales. Nada de lo anterior ha servido para alterar una tendencia que contra el Athletic pudiera tener una influencia determinante.

En síntesis, los ingleses poseen argumentos para generar peligro, gente con clase y recursos de medio campo hacia adelante, pero acostumbran a ofrecer facilidades atrás. He ahí una de las cuestiones a tener en cuenta de cara a lo que vaya a dar de sí el emparejamiento porque, si ellos defienden mal, el funcionamiento del Athletic en dicha faceta es ejemplar. No en vano, encabeza su liga en el capítulo de goles encajados, con 26. Una cifra muy elocuente, pero es que, encima, por cada balón que los contrarios alojan en su red, es capaz de colar dos en las rivales.

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Ernesto Valverde ha organizado al equipo de forma que, esté más o menos atinado en la culminación, compite siempre. Una realidad posible gracias a la implicación del once al completo cuando el balón no es de su propiedad. Todos presionan, basculan, se apoyan y se fajan en las disputas. Ha empleado a nueve defensas específicos, los ha alternado y mezclado con frecuencia y prácticamente siempre el rendimiento ha sido satisfactorio. Lo mismo sucede con los porteros.

Pero el secreto estriba en que los centrocampistas y el personal que ocupa las demarcaciones más avanzadas, tampoco se olvidan de las obligaciones destructivas. La colaboración de todos para edificar una estructura ordenada y sólida asoma como seña de identidad del Athletic y hasta la fecha ha proporcionado resultados notables, en casa y fuera. Una constatación no aplicable al Manchester United y acaso crucial en el desenlace de las semifinales.