El río Clyde divide Glasgow en dos: norte y sur; y el fútbol, sin una barrera natural, hace lo propio con los dos grandes equipos de la ciudad: Rangers y Celtic. Sus aficionados cohabitan en la ciudad, aunque alcanzan también otras urbes escocesas e incluso superan barreras, toda vez que el Celtic tiene un gran seguimiento en Irlanda. El Rangers, rival este jueves del Athletic en los cuartos de final de la Europa League, vio la luz en primer lugar. Fue en 1872. Nació sin connotaciones religiosas ni políticas, aunque todo cambió con la fundación en 1887 de su eterno rival. Creado por el marista irlandés Andrew Kerins, el Celtic ha estado ligado siempre a los inmigrantes católicos irlandeses, con una clara tendencia a la izquierda. Su escudo, con un trébol de cuatro hojas, es un reflejo de la cultura de Irlanda. Esta simbología hizo que el club fundado por los hermanos Peter y Moisés McNeil, así como por Williams McBeath y Peter Campbell, se convirtiera en el equipo de los protestantes y de las élites de la ciudad.

Años más tarde, en medio de una rivalidad creciente entre ambas entidades, llegaría el apodo del Old Firm para catalogar al gran derbi de Glasgow. Corría 1909, una época en la que en el fútbol no existían las prórrogas -tampoco las tantas de penalti- y los empates se dirimían con la disputa de un partido extra. Después de empatar a dos en la final de la Copa de Escocia, días después se jugó el partido de desempate y, con el marcador igualado a uno, cuentan las crónicas de la época que los jugadores se dedicaron a dejar pasar el tiempo en busca de un tercer partido. Todo pareció estar amañado para la celebración de un encuentro extra y que Rangers y Celtic pudieran obtener beneficios por una nueva taquilla.

La apatía de los futbolistas generó malestar entre los aficionados, que mostraron su hartazgo invadiendo el campo, lo que provocó la suspensión del partido y dejó la edición de Copa sin campeón. El periódico The Scottish Referee escribió sobre esta circunstancia haciendo alusión a The old firm of Rangers-Celtic Ltd. El medio corrió la voz de aquel posible amaño relacionado con el objetivo de ambos clubes para generar más beneficios y, aunque no hay una certeza absoluta, esta teoría parece la más válida para explicar el origen del término Old Firm.

Imagen exterior de la tribuna principal del Ibrox Stadium, el campo del Rangers. Iruñapress

Rivalidad centenaria

Más de un siglo después la enemistad entre los aficionados de ambos equipos sigue muy vigente. Aunque el Rangers puede presumir de tener un título de liga más que su acérrimo rival, el Celtic igualará los 55 títulos ligueros de los gers en breves, toda vez que tiene la liga más que encarrilada. El descenso a la cuarta categoría del Rangers, que tuvo que refundarse en 2012 por problemas económicos, impidió que ambos equipos compartieran la máxima categoría durante cuatro campañas y deparó un hecho singular, como así explica para DEIA el periodista Michael Grant, corresponsal del fútbol escocés para el diario The Times.

“El Old Firm es el partido más importante del fútbol escocés. Aficionados del Celtic y del Rangers están siempre muy pendientes de cuándo se celebrará el siguiente. Esperan un partido así durante semanas”, sostiene. Eso sí, agrega que “tras el descenso del Rangers, sus aficionados siguieron llamando al partido entre ambos Old Firm, mientras que buena parte de la afición del Celtic empezó a referirse a él solo como el derbi de Glasgow”.

“Los aficionados de Celtic y Rangers saben que hay bares en los que no entrarán”

Michael Grant - Periodista de The Times

Recientemente, según expone Grant, se han vivido situaciones relativas al reparto de entradas de estos encuentros que han suscitado cierta polémica: “Antes se repartían unas 7.500-8.000 entradas para las aficiones visitantes, hasta que en 2018 el Rangers redujo esa cifra hasta los 800, algo que copió después el Celtic. Después de un buen número de encuentros así, en el último Old Firm la cosa se normalizó y el Celtic le hizo llegar en torno a 3.000 entradas al Rangers”.

Las hinchadas de ambos equipos cohabitan en la ciudad de Glasgow, donde se han vivido en diversas ocasiones problemas entre los ultras de uno y otro equipo, nada que no suceda en el resto de países europeos. “Los aficionados de los dos equipos trabajan juntos, socializan juntos y son amigos que se burlan cuando al otro le va mal. Incluso en las familias hay casos de hermanos que se hacen del eterno rival. Hay zonas diferencias del Celtic y del Rangers en la ciudad y bares en los que aficionados de uno u otro equipo no entran. Son pequeñas sedes de los equipos repartidas por la ciudad y uno ya sabe a qué bares puede ir y a cuáles no”. Glasgow, una ciudad dividida en dos.