La cifra
16 temporadas suma De Marcos con el Athletic, desde su debut el 6 de agosto de 2009. 560 partidos oficiales por el momento en los que ha marcado 39 goles. Ha ganado una Copa y dos Supercopas.
Ahora que ha anunciado su retirada del fútbol y del Athletic, cuestión que Óscar de Marcos tenía clara desde que ingresó en la treintena y desconocía, aunque ya le empezaba a rondarle la cabeza, la fecha concreta de su adiós, es momento de repasar una trayectoria donde no ha faltado de nada. Nadie mejor que él mismo para realizar esa labor, una persona metódica e inteligente que mantiene fresco en la memoria cada detalle de los últimos dieciséis años. Y que a lo anterior suma su plena identificación con el club, no solo por su actual condición de capitán, sino por sentimiento, pues aprendió en casa qué significa ser del Athletic.
Por todo ello, en sus reflexiones públicas De Marcos no dirá una palabra más alta que otra. Jamás en estos tres lustros largos ha deslizado un comentario o una opinión que fuese incómoda para la entidad. Nunca en el ejercicio de su desempeño profesional en los 560 encuentros oficiales en que ha tomado parte, se ha metido en un jardín, consciente de lo que representa vestir la camiseta, del ejemplo que supone para la gente, en especial los más jóvenes. Ahora que se va, De Marcos pasará de puntillas por las experiencias negativas vividas, en ocasiones duras en el plano personal. Una última contribución al bien común, a los valores, la historia, los intereses, en síntesis, a la leyenda centenaria del escudo.
Su modélico comportamiento le ha reportado el respeto y la simpatía de todo el mundo. Al futbolista se le valora por su rendimiento, es lógico, pero a De Marcos además se le aprecia por lo que transmite como persona. Así se explica que en las reacciones a su despedida se mezclen el agradecimiento y la pena. Es probable que, en efecto, le haya llegado la hora de colgar las botas, decisión personal y legítima, pero se despide un tipo que, sin pretenderlo, se ha hecho querer y no gusta que la gente de buena pasta se vaya, desaparezca de escena.
Curiosamente, eso estuvo muy cerca de ocurrir cuando aún no era más que un pipiolo captado del Alavés. En su segundo año en la plantilla únicamente intervino en una docena de partidos, en todos menos uno como suplente. Pensó entonces que su suerte estaba echada y meditó seriamente cambiar de aires. Aunque él lo cuenta diciendo que pensó que carecía de nivel para jugar en el Athletic, en realidad quien así lo veía era el entrenador, pues ese verano de 2011 aterrizó en Lezama un tal Marcelo Bielsa y su situación cambió radicalmente. “Si no llega a venir, es probable que me hubiera marchado”. El relevo en el banquillo fue su salvación y su consagración. Adquirió un estatus que ha conservado con todos los entrenadores posteriores, de lo contrario le hubiera resultado imposible terminar ubicado a la estela de José Angel Iribar en el apartado estadístico
Se podría afirmar, con escaso margen de error, queDe Marcos, prototipo de jugador de club, alejado por tanto del brillo que emiten las estrellas del balompié, merece el título de futbolista más rentable de la era moderna del Athletic. Más allá de las temporadas y los minutos que le contemplan, se ha de apreciar su formidable disposición para desarrollar distintas funciones. Delantero o media punta, interior, extremo, lateral, de todo le ha tocado hacer. Desde la marcha de Iraola asumió jugar retrasado en la banda, que es donde más años ha cumplido. “No soy lo que se dice un defensa vocacional, pero me he ido adaptando”, declaraba a principios de la presente década.
Asimismo, se ha de comentar que ni por asomo ha tenido una ficha alta. Se ha movido en un término medio en un escalafón que en la última década ha incluido emolumentos muy importantes. Y desde que empezó a renovar anualmente, las cantidades percibidas fueron menguando.
Por cierto, rememorar que la continuidad del hoy ensalzado De Marcosfue objeto de reprobación en una oportunidad. Sucedió en diciembre de 2018, que ya ha llovido, cuando se le prorrogó el contrato para dos campañas. Se cuestionó sin miramientos su valía, se calificó aquello de sinsentido pues era tiempo de apostar por gente más joven en su demarcación. En fin, otro episodio que el interesado evita citar.
Justo lo contrario que si se le mencionan los problemas físicos que en diciembre de 2019 le condujeron al quirófano. Luego sufrió tres recaídas en el tobillo lastimado. Las dudas le invadieron, enfilaba el tramo final de su carrera, lo pasó mal, sabedor de la enorme dependencia que tenía de su físico para competir. Ese curso apenas intervino, pero poco a poco se rehízo y en la 2022-23, coincidiendo con el regreso de Ernesto Valverde, alcanzó de nuevo su máximo nivel. Fue el jugador con más minutos, partidos y titularidades de la plantilla.
Un año más tarde alzó el trofeo de la Copa, su obsesión, y desde el pasado verano ha bajado el pistón. Actúa con menos asiduidad, en abril tendrá 36 años, y no ha querido desdecirse. Su deseo era defender al Athletic mientras fuese útil. Y ha cumplido.
La cifra
16 temporadas suma De Marcos con el Athletic, desde su debut el 6 de agosto de 2009. 560 partidos oficiales por el momento en los que ha marcado 39 goles. Ha ganado una Copa y dos Supercopas.