El 22 de octubre de 1990, el tabloide británico The Sun dio una exclusiva mundial en su portada. Con el titular “£1m soccer star: I am gay” (estrella de fútbol de un millón de libras: soy gay), Justin Fashanu (Londres, 1961) hizo pública su orientación sexual, lo que le convirtió en el primer futbolista en dar a conocer su homosexualidad de manera pública. Un tema tabú hasta la fecha que a día de hoy, 24 años después, sigue siéndolo. Así lo considera Amal Fashanu (Londres, 1988), sobrina de Justin, que dirige la fundación benéfica que lleva el nombre de su tío, y que es una de las protagonistas del largometraje The Last Taboo (El último tabú), dirigido por Manfred Oldenburg y que dará el pistoletazo de salida a una nueva edición del Thinking Football Film Festival que organiza la Fundación Athletic.

Justin Fashanu se quitó la vida en 1998, cuando Amal tenía nueve años. La joven conoció la noticia por la prensa, pues en casa aquello también era tabú. De hecho, John, su padre, repudió a su hermano por su condición de homosexual. “Tenía el deber o la obligación moral de dar visibilidad a los problemas de la homofobia, el racismo y la salud mental en el fútbol. Son los pilares de la Fundación. Y he de admitir que el fútbol no es mi deporte favorito. Parece que toda la sociedad avanza menos el fútbol. De esos tres pilares que he citado veo que el fútbol ha avanzado en la salud mental, en racismo, pero no en la homofobia. Parece que nadie quiere hablar de ello, que es una tema tabú, de ahí el nombre de la película. Es verdad que desde que en 1990 mi tío hizo pública su orientación sexual se ha avanzado, no vamos a decir que no, pero no lo suficiente”, reflexiona Amal desde la cafetería de un hotel bilbaino donde tiene lugar la entrevista.

Justin Fashanu, inglés de origen nigeriano, abrió una puerta que se quedó ligeramente entreabierta con el paso de los años, toda vez que son contadísimo los casos de futbolistas hombres que han hecho pública su homosexualidad. “El miedo de muchos está ahí”, sostiene la joven, que vivió en su infancia en Londres y también en Madrid. “El primero fue mi tío, pero ahora necesitamos un siguiente primero. Que alguien relevante, que esté jugando en activo en un equipo importante, dé un paso, que se atreva”.

Fue en su vuelta a la capital inglesa, coincidiendo con su etapa universitaria, cuando Amal Fashanu empezó a investigar sobre su apellido, a conocer a fondo la historia de su tío, aquel futbolista por el que se llegó a pagar un millón de libras y al que las lesiones, especialmente grave una de rodilla, fueron apartando del primer nivel. Vivió en Estados Unidos durante unos años y una acusación de abuso sexual sobre un joven de 17 años, de la que no hubo ninguna prueba, acabaría por llevarse por delante su vida. Fue la gota que colmó el vaso, el detonante a una vida complicada. Se suicidó meses después, en Inglaterra.

Esas investigaciones dieron forma a un primer documental que vio la luz en 2012. Bajo el título Britain’s Gay Footballers en el que ofreció un panorama sobre la homosexualidad en el fútbol británico, recibió el respaldo de la crítica y varios premios. “Empecé a hablar del tema entonces y doce años después sigo con ello”, expone Amal, que lamenta el poco apoyo que ha recibido por parte de su padre.

“Estoy un poco resentida por ello. La Fundación lleva el apellido de mi tío, también de mi padre, y parece que es él quien tuvo la ida. Y fue mi. Estuve sola desde el principio. Mi padre no quiere tener nada que ver y me duele. Con el paso de los años se ha hecho algo más sensible –evoca a cuando su padre repudió a su tío– y puede que se arrepienta un poco más, pero tiene sus creencias”.

De vuelta a su tío, Amal sostiene que “tenía mucho de lo que estaba mal visto entonces”. “Era negro, gay y religioso. Una combinación letal y encima públicamente vas y dices que eres gay. Claro que eso tiene también la parte de la valentía que tuvo en decirlo. ¿Quién lo hace ahora que estamos más preparados? Muy pocos. Pues imagínate entonces... Admiro mucho a mi tío por aquello que hizo. Hay mucha gente que le tiene como un referente”.

Ahora, desde la Fundación que lleva el nombre de Justin Fashanu, Amal trata de ayudar a aquellos futbolistas que quieren dar pasos al frente, perder ese miedo que perdieron otros, entre ellos su tío. “Sigue siendo tabú. No es normal que con tantos futbolistas en tanto equipos sean tan pocos los gays. Y con las mujeres pasa algo que tampoco está bien, que se tacha a todas de lesbianas. Aquí estamos para ayudar”.