El Athletic regresa a Bulgaria para jugar un partido europeo más de medio siglo después. Para que se hagan una idea del tiempo transcurrido desde entonces, la dictadura de Franco daba sus últimos coletazos y en el palmarés del conjunto rojiblanco aún no figuraban ni su séptima ni octava ligas. En fin, que ha llovido mucho. Andrey Demirev (Sofía, Bulgaria, 1951) era en 1973 un joven apasionado por el waterpolo y el fútbol para el que el Athletic era un desconocido equipo que se disponía a jugar en Stara Zagora, la ciudad que vio nacer a su padre, ante el Beroe. El único conjunto búlgaro al que se han enfrentado los leones en su historia, al que el Ludogorets cogerá el testigo este jueves.
En Razgrad estará siguiendo las andanzas de la tropa de Ernesto Valverde Demirev, que no se ha librado del madrugón para coger dos vuelos desde Bilbao, aterrizar en Bucarest y cruzar el Danubio, la frontera natural entre Rumanía y Bulgaria en coche. Un viaje no muy cómodo, pero que hace con la ilusión por bandera. “Ver al Athletic, al que llevo en mi corazón, jugar en mi país es único”, sentencia. “Aunque ojalá pueda ver a un equipo búlgaro jugar en San Mamés”.
“Ver al Athletic, al que llevo en mi corazón, jugar en mi país es único”, destaca ilusionado este búlgaro afincado en Bilbao
Cuando hace 51 años los rojiblancos jugaron en Stara Zagora ante el Beroe, Andrey Demirev, que trabaja como periodista, entre otras muchas cosas de una vida que ha estado siempre ligada al deporte, vivía en su Sofía natal y no vio a los leones en vivo y en directo, pero conoce bien la intrahistoria de aquel encuentro en el que el Athletic cayó goleado en el partido de ida de octavos de final de la Recopa de Europa.
“En aquel Athletic jugaban Iribar, Txetxu Rojo, Ángel María Villar, Iñaki Sáez o Félix Zubiaga, que fue expulsado. Llegaron a Bulgaria y se fueron goleados (3-0) en un partido en el que los bilbainos se quejaron del peso del balón. Los jugadores del Athletic estaban incómodos e insistían en que el balón pesaba más de lo debido. En el descanso, el delegado del Athletic consiguió que el de la UEFA le hiciera caso y se cambió el balón para afrontar la segunda parte con uno que sí dejó satisfechos a los futbolistas rojiblancos”, narra el búlgaro.
Demirev, cuya mujer es de Artziniega, trabajó como periodista para la televisión pública de Bulgaria, donde ha dado a conocer al Athletic
Por aquel entonces, Demirev no podía imaginar que la vida le llevaría a Bilbao, donde conoció a su mujer, natural de Artziniega. Y mucho menos que aquellos jugadores que se quejaron del peso del balón pasarían a ser sus ídolos. Claro que le quedará una pequeña espina, y es que el Athletic no se enfrente a su querido Levski de Sofía, el club del que se hizo aficionado de joven. Será el Ludogorets el rival de los bilbainos en la cuarta jornada de la novedosa liguilla de la Europa League.
“Es un equipo artificial”, sentencia Andrey Demirev. “Lo podríamos comparar con el RB Leipzig de Alemania. El club estaba en Tercera División cuando lo compró un multimillonario que lo llevó a Primera y desde su ascenso en 2011 ha ganado todas las ligas. Trece seguidas”, agrega.
El sueño del propietario, tal y como expone el búlgaro afincado en Bilbao, era comprar inicialmente el CSKA, “pero le pedían 10 millones para pagar las deudas y otros tantos para los dueños, y se negó”. “Entonces compró el Ludogorets, que apenas tenía historia y muy pocos aficionados. Esa tranquilidad le ha venido bien, porque aquí hay equipos en los que los ultras tienen mucho poder y quitan y ponen dueños a su antojo. En Razgrad no hay nada de eso”, agrega Demirev.
Con sueldos, según relata, que oscilan entre los 30.000 y los 60.000 euros mensuales, con fichas para los mejores pagados que pueden estar cerca de los 800.000 euros anuales, Andrey Demirev no puede pasar por alto que, pese a ser un equipo artificial, está bien gestionado: “El trabajo que están haciendo con el club es muy bueno. Es muy profesional, está bien gestionado y tiene unas buenas instalaciones”.
Athletic y no Bilbao
Periodista durante años para la televisión pública de Bulgaria, para la que cubrió varios Mundiales y Eurocopas, Demirev es un habitual de la zona de prensa de San Mamés, donde acude acreditado por Max Sport, una televisión privada que cuenta con los derechos de LaLiga. Y es con sus compañeros actuales con los que tiene algún que otro pique sano. “Les escucho decir Bilbao durante las narraciones y me pongo malo”, apunta entre risas. “Siempre les recuerdo que es el Athletic, que no es el Bilbao, pero les cuesta. Es normal. Claro que lo hacen sin maldad, por desconocimiento, no como algún otro como Simeone”.
Sus amigos y compañeros llegarán a Razgrad desde Sofía, pues no hay periodistas en Razgrad que sigan la actualidad del Ludogorets. Aunque gracias a ellos el Athletic es conocido en el país. “Puedo tener algo de culpa en eso, porque a mis amigos periodistas les hablo mucho del Athletic y eso ha podido influir un poco en que ellos lo hayan dado a conocer. Bulgaria es un país pequeño y hacen un paralelismo del Athletic, que compite ante equipos grandes. Les gustaría ver algo así trasladado a la selección, como en el Mundial de 1994”.