La lluvia da un respiro en Pavía, al sur de Milán, la ciudad que vio nacer hace casi un cuarto de siglo -se cumplirá con la llegada del nuevo año-, a una de las peñas internacionales del Athletic más longevas. La tercera, en concreto, pues cuando en el año 2000 un grupo de estudiantes italianos decidió fundarla, lejos de Euskal Herria y del Estado español el club únicamente contaba con representación en Miami y en Ciudad de México, peñas que nacieron dos años antes. Ahora son 16, algunas en países tan lejanos como Corea del Sur o Australia. “Ser una de las peñas internacionales nos enorgullece mucho”, sostiene Simone Bertelegni, uno de sus fundadores, que recibe a DEIA mientras ojea algunos recortes de prensa de la final de Copa y del paseo de la gabarra por la ría. Y saca pecho, como si fuera del mismo centro de Bilbao, aunque la capital vizcaina le quede a casi 1.500 kilómetros de distancia. “Ahora no, porque en las de Japón y Corea no pasa, pero durante muchos años fuimos la única peña internacional formada por peñistas que no tenían origen vasco”.
De ahí la “locura de juventud” a la que en tantas ocasiones se refiere Simone. Razón no le falta, de otra manera no se entiende que un pequeño grupo de italianos, amigos, eso sí, pero apasionados de otros equipos en origen, dieran el paso para fundar una peña del Athletic. Lo que comenzó siendo una “simpatía” por un club que el seguidor rojiblanco califica de “distinto, alternativo”, acabó siendo una pasión que no entiende de fronteras.
“Fue una locura de juventud. Yo tenía 20 años. Me gustaba el Athletic, pero la cosa se nos fue de las manos a mis amigos y a mí. Empezó siendo una locura que sigue muy viva a día de hoy. En cuanto se nos ocurrió la idea y se lo hicimos saber al club rápidamente nos contactaron de otras peñas ofreciéndonos su ayuda. Fuimos creciendo, profesionalizándonos por así decirlo, y míranos ahora. Aquí, en Italia, con casi 150 socios y a unos pocos meses de cumplir 25 años”, relata Simone.
En este cuarto de siglo las cosas han cambiado mucho. Demasiado quizá. “No recuerdo que la comunicación con el Athletic en aquel primer año del siglo XXI fuera complicada”, expone el hincha rojiblanco. “Todo fue bastante sencillo… menos en Italia. ¡Ay.. la burocracia italiana de aquella época! El Athletic te pedía algunos documentos, nada imposible de lograr. Aquí, sin embargo, era todo mucho más complicado, costaba un dineral hacer cualquier cosa, había que acudir al notario y éramos todos estudiantes”.
UN EQUIPO SINGULAR
Claro que antes de imaginar siquiera la idea de fundar una peña llegó ese primer acercamiento al Athletic desde un país cuyos equipos mandaban en Europa, pero que en las gradas y en los despachos comenzaba a vivir un época bastante oscura. “En los años 90 el fútbol empezó a cambiar. La cosa iba de mal a peor. Ir a los estadios en Italia era algo peligroso y las televisiones estaban cambiando también la manera de vivir el fútbol”, rememora Simone, que comenzó a sentir cierto desapego por aquello que tan feliz le hacía. El Inter fue su pasión, ahora, apenado, dice que es un equipo sin alma.
Y en esas, con el teletexto y la revista Guerin Sportivo, que sigue publicándose aún a día de hoy, prácticamente como única forma de seguir los resultados del Athletic, la pasión por ese equipo “singular” fue en aumento y la peña comenzó a coger forma. “En aquella época no se podían ver los partidos, no había manera. La cosa mejoró con el paso de los años y ahora es muy fácil ver al Athletic. A veces con locutor en italiano, otras veces toca verlo en inglés, pero da igual, todo sea por seguir por a los leones”, expone Simone.
Un ejemplo de cómo la pasión no entiende de kilómetros. “Mi pasión está intacta a pesar de estar tan lejos. Soy consciente de que puedo ir a San Mamés una o dos veces al año. Y no tuve entrada para la final de Copa de Sevilla, pero me metí en un avión el sábado por la mañana y regresé el domingo después de seguir el partido en Athletic Hiria. Sin hotel, no hizo falta; sin poder entrar a La Cartuja; pero rodeado de athleticzales. Hay gente que tiene el privilegio de ver al Athletic cada 15 días en directo, pero yo no. La distancia no ahoga la pasión, seguramente la aumente”, concluye Simone, al que no resulta complicado distinguir en Pavía. “Voy de rojo y blanco”. Así es su casa. También su pasión. El Athletic, al que no podrá seguir en Roma por cuestiones laborales.