Jugar contra un rival que durante un montón de años ha sido inabordable en su campo puede enfocarse de distintas maneras. En principio cualquier planteamiento parte de asumir la enorme dificultad que entraña la visita en cuestión, pero a partir de ahí cabe gestionarla desde la resignación o aferrarse al aliciente que implicaría romper una dinámica, casi una tradición, que resulta frustrante. Será a las 19.00 horas cuando se compruebe cuál es la actitud que adopta el Athletic en Montjuic, un escenario sin parecido alguno al Camp Nou, ese campo que a los visitantes se les hace inmenso y está coronado por una grada igualmente gigantesca.
Montjuic es otra cosa, en teoría un marco más asequible, pero enfrente habrá once tipos vestidos de azulgrana, con todo lo que ello significa. No será un bloque comparable al que lideraba Messi, impenitente verdugo de los rojiblancos durante más de una década, pero sí un aspirante a títulos, pese a las estrecheces financieras que arrastra y a la ausencia de una amplia nómina de estrellas internacionales en su vestuario. El Barcelona que acaba de coger bajo su dirección Hansi Flick, siendo un proyecto con limitaciones, reúne a futbolistas acreditados para triunfar en los torneos domésticos. Acaso no le alcance para lucir en el continente, pero se halla en un escalón superior a la inmensa mayoría de los participantes en LaLiga.
También el Athletic estaría encuadrado en ese grupo de víctimas propiciatorias, si bien conviene apuntar que el pasado octubre aguantó el 0-0 en Montjuic hasta el minuto 80 o que fue capaz de apear al Barça de la Copa con un 4-2 en San Mamés, donde en la vuelta del campeonato de liga el asunto terminó en tablas, 0-0, haciendo méritos para aspirar a un mejor desenlace. De estos precedentes recientes no merece la pena extraer conclusión alguna; no obstante, demostrarían que el potencial propio es válido para generar serios problemas al gran Barcelona.
A esta reflexión se le deben añadir un par de matices. Por un lado, en la actualidad el conjunto culé no es el de antes del verano, ha cambiado el entrenador y la plantilla ha experimentado alteraciones que sugerirían un debilitamiento (la salida de Gundogan agrava dicha impresión), al que sumar las bajas por lesión o por cuestiones económicas, en concreto la imposibilidad de inscribir a Dani Olmo, el fichaje de mayor relieve acometido por Joan Laporta. Por otro, la puesta en escena del Athletic frente al Getafe dejó flotando una serie de dudas que no invitan al optimismo precisamente.
Dudas a resolver sobre la hierba, no con el repaso de la convocatoria de Ernesto Valverde. Como se preveía, Paredes está descartado por lesión y Djaló no llega a tiempo para figurar en la lista. Por descontado que Galarreta se mantiene en el dique seco. Las novedades se llaman De Marcos y Julen Agirrezabala. Este viajó a la capital catalana junto a Padilla y Gastesi. Las declaraciones del técnico no garantizan que Agirrezabala vaya a debutar, opción que sobre el papel suena un tanto precipitada.
Hay que considerar que el habitual suplente de Unai Simón sufrió una aparatosa lesión en pretemporada y, según dice Valverde, solo habría completado unas pocas sesiones de trabajo. La pregunta es si merece arriesgar con él cuando la baja del titular se va a prolongar hasta diciembre o enero, y cuando Padilla respondió con nota en su debut oficial. De hecho, se erigió en la pieza más destacada del Athletic.
Variaciones
No hay incógnita respecto al relevo de Paredes: Vivian, con una semana de entrenamientos, acompañará a Yeray. Imposible pensar lo contrario cuando ya fue el encargado de suplir a Paredes en la recta final contra el Getafe. Si entonces Vivian únicamente llevaba una jornada en Lezama y así todo, Egiluz se quedó sentado en el banquillo…
Al margen de estos aspectos, la alineación será muy similar a la anterior. Quizás entre De Marcos por Gorosabel, pero Vivian, Yeray y Yuri seguro que están de salida. Prados y Vesga se perfilarían como los medios, con Sancet de enlace, Iñaki Williams en el costado derecho, Guruzeta como ariete y, claro, Nico Williams en la banda izquierda, en vez de Berenguer.
Nico Williams ya tuvo una breve pero intensa cuota de protagonismo hace una semana y lo lógico es que sea titular en razón a su impacto en la propuesta rojiblanca. Su concurso promete generar toda clase de sensaciones, por supuesto morbo, pero desde la óptica del Athletic se trata sencillamente de una baza de primera magnitud para romper la larga tendencia de marcadores adversos en Can Barça.