Estaría bien conocer su opinión, pero lo más probable es que tampoco él se sienta plenamente satisfecho por el modo en que ha transcurrido su carrera en el fútbol profesional. Quien fuera designado como el sucesor de José Ángel Iribar mientras quemaba etapas en las categorías inferiores de Lezama, se ha quedado lejos de emular a la mayor leyenda del Athletic. Al menos, es lo que se deduce del análisis de su trayectoria desde que en 2016 debutara en la élite defendiendo la portería del que se daba por supuesto era el club de sus amores.

Kepa Arrizabalaga (Ondarroa, 1994) puede alardear de ser el protagonista de una operación de traspaso que estableció un récord a nivel mundial en su momento. Dato que corroboraría las expectativas que suscitó más allá de su ámbito natural. Apenas había cumplido dos campañas en San Mamés cuando el Chelsea depositó en Ibaigane los 85 millones de su cláusula y le extendió un contrato para siete años. Entonces, todo apuntaba a que efectivamente marcaría una época, tanto en la Premier como con la selección española.

El cambio de aires se materializó el 8 de agosto de 2018. Unos meses antes, Kepa se vio envuelto en un polémico episodio al trascender que estaba preparando su aterrizaje en el Madrid. Un bombazo que fue desactivado por Zinedine Zidane, a la sazón técnico de los merengues. Así se evitó que, a cambio de 20 millones, que era su tasación en el mercado, abandonase el Athletic. En vista de las inquietudes de Kepa, el presidente Josu Urrutia logró que rubricase un nuevo contrato que cuadruplicaba su precio.

El verano siguiente era captado por la entidad londinense y en el Athletic se abría un rocambolesco proceso que derivó en la inesperada promoción de Unai Simón, el cuarto en el escalafón de porteros, por detrás de Kepa, Remiro y Herrerín. Pero esta es otra historia. Lo cierto es que Arrizabalaga debutó en su nuevo destino a las órdenes de Maurizio Sarri y corroboraba el acierto del Chelsea, urgido a buscar una alternativa de garantías para Thibaut Courtois, a su vez captado por el Real Madrid.

En su primer curso en la Premier, disputando la final de la Copa de la Liga ante el Manchester City, la imagen de Kepa negándose a abandonar el partido con su sustituto, Willy Caballero, preparado en la banda para ingresar en el campo dio la vuelta al mundo. Su postura fue objeto de severas críticas en la isla y generó un clima muy negativo en el vestuario. De hecho, Sarri no se mordió la lengua y le relegó a la suplencia en varios encuentros. Al año siguiente, con Frank Lampard en la dirección, Kepa perdió su condición de indiscutible. El aterrizaje del alemán Thomas Tuchel no hizo sino agravar su situación, pues apadrinó la captación del internacional senegalés Edouard Mendy, procedente del Stade Rennais.

Las estadísticas son elocuentes. Kepa vio reducida su participación a 14 y 15 encuentros en las campañas 2020-21 y 21-22. Además, dejó de ser convocado por España. Su devaluación alentó rumores que le colocaban en equipos de diferentes ligas, pero al parecer ninguno quiso costear su fichaje. El panorama pintaba muy mal, pero un nuevo relevo en el banquillo del Chelsea cambió su suerte: Graham Potter apostó por el ondarrutarra, alineado en 39 partidos.

De nuevo en el escaparate, el pasado verano logró llamar la atención del Bayern Munich. La oferta alemana no cuajó porque se anticipó el Real Madrid. Caprichos del destino: segundo cruce del Madrid en su camino y segunda ocasión en que las circunstancias particulares de Courtois orientaban su futuro. Una grave lesión de rodilla del belga, aún hoy en el dique seco, precipitó la presentación de Kepa en el Bernabéu el 14 de agosto.

Podía pensarse que el sueño de Arrizabalaga por fin tomaba cuerpo, aunque fuese con cinco años de retraso. Debutaba con los blancos en la tercera jornada de liga y fue acumulando titularidades hasta diciembre, cuando sufrió un problema físico que le hizo perderse cuatro compromisos. El contratiempo trajo aparejada su desaparición del once de Carlo Ancelotti. El italiano, otro italiano en su vida, pensó que las prestaciones del desconocido Andriy Lunin le ofrecían mayores garantías. El ucranio de 25 años, fogueado en cesiones al Leganés, Valladolid y Oviedo, se ha adueñado de la portería, relegando a Kepa al banquillo.

En los mentideros madrileños nadie contempla la opción de que Kepa, que se halla cedido y todavía tiene un año de contrato con el Chelsea, vaya a continuar, ni siquiera tras el reciente regreso a la enfermería de Courtois, lesionado en la rodilla que tenía sana. Lunin le ha tomado la delantera y ya empiezan a asociar su nombre a clubes de inferior categoría. Se diría que el portero llamado a hacer época en el Athletic no tiene quien le quiera.