San Mamés volvió a rugir con fuerza para llevar en volandas al Athletic hacia unas nuevas semifinales de Copa a costa de un Barcelona que claudicó en un escenario sin igual. El ambiente, formidable, fue el de las grandes noches después de que la tarde dejara entrever ya la fiesta que se avecinaba a partir de las 21.30 horas. Si en el terreno de juego fueron los hombres de Ernesto Valverde quienes dieron el callo, en cada asiento del campo dio la talla la parroquia rojiblanca para dar el aliento y el impulso necesario a un equipo que dio todo lo que tenía dentro y un poco más para apear de la competición al vigente campeón de liga. Verdugo en las finales del torneo del K.O. de 2009, 2012, 2015 y 2021, el conjunto blaugrana no pudo sobrevivir esta vez al empuje de un titánico Athletic que busca el anhelado título copero 40 años después de su última conquista.

A tres partidos de la gloria vuelven a asomar los leones después de despachar anoche al Barça de Xavi Hernández en un choque que el cuadro catalán calentó en los días previos alardeando de sus "mejores recuerdos" ante el Athletic en Copa. Fotografías correspondientes a las celebraciones de las cuatro últimas finales ganadas contra los rojiblancos compartió el Barcelona a través de las redes sociales, lo cual ayudó a encender más si cabe la caldera en la que se convirtió San Mamés. No hubo paz para un aplicado Barcelona en un duelo con mayúsculas que exigió al máximo al Athletic, que provocó la primera explosión de júbilo de la noche a los 36 segundos. 

Fue el tiempo que necesitó Gorka Guruzeta para recoger un balón sin dueño en el área culé y enviarlo al fondo de las redes para poner el 1-0 en el luminoso y desatar la euforia en ‘La Catedral’, que proyectó su tercera mejor asistencia con 50.953 espectadores en las gradas. Solo la vuelta de la semifinal copera del pasado curso ante Osasuna, récord absoluto con 51.533 gargantas animando, y el derbi del pasado día 13 contra la Real Sociedad (51.475) mostraron una silueta más poderosa de la que exhibió anoche el santuario rojiblanco, que se repuso de los dos golpes en forma de goles del Barcelona. Marcaron Lewandowski y Yamal para dar la vuelta al marcador y abocar así a otra noche épica a San Mamés, que aceptó el desafío. Vaya si lo hizo. 

Sancet volvió a igualar la contienda y ya no hubo tregua. Fútbol en estado puro a la espera de Iñaki Williams, quien ingresó en el terreno de juego al borde de la hora de partido en medio de una atronadora ovación y sin saber que acabaría convirtiéndose en el héroe de la noche. Villalibre, reemplazo de Guruzeta, también se llevó su oleada de aplausos antes de que la entregada afición roijblanca respirara aliviada con el clamoroso error de Yamal en la definición tras regatear a Agirrezabala. El susto, de órdago, tuvo lugar antes de una vibrante y satisfactoria prórroga en la que ‘La Catedral’ acabó por explotar. Lo hizo por partida doble con los goles de los Williams, quienes pusieron la rúbrica a un pase sellado en perfecta comunión con San Mamés.