La ampliación del contrato de Nico Williams anunciada ayer mismo contribuye a consolidar el buen estado de ánimo que vive el Athletic. Después de plantar cara al Girona en su campo, llega oportuna una noticia que se había hecho demasiado de rogar, aunque existieran indicios suficientes para confiar en que el acuerdo se acabaría plasmando. Ahora, toca centrarse en el compromiso con el Rayo Vallecano, que acredita sobradamente su condición de adversario peliagudo a domicilio.

El equipo construido por Andoni Iraola no ha cambiado gran cosa bajo la dirección de Francisco. Pese a que en verano registró algunos cambios en la plantilla, mantiene a muchos de los jugadores que estos años han peleado por el mismo objetivo que el Athletic. El bloque, con ligeras variantes, continúa siendo reconocible, practica un fútbol intenso, no le hace ascos al trabajo sucio, roba y se proyecta con agilidad hacia el área contraria.

Pero lo que verdaderamente llama la atención es el hecho de que parece sentirse más cómodo lejos de casa. Al menos, es lo que indican sus estadísticas. Siempre se apela a la singularidad del feudo madrileño como factor desequilibrante, aludiendo a sus medidas o al estado del césped, pero parece que la factura de esas pegas la está abonando el propio Rayo.

Como anfitrión ha sumado siete puntos en siete jornadas, mientras que de viaje, en el mismo número de partidos, casi duplica dicho registro: doce puntos, una sola derrota y tres goles concedidos. Una circunstancia que al Athletic no le debería pillar desprevenido atendiendo a los precedentes más cercanos, donde siempre se contabilizaron dos goles al casillero del Rayo. Quizás sea fruto de la casualidad, pero el dato evidencia que al margen de cuál fuese el signo del resultado final, los Athletic-Rayo suelen derivar en peleas abiertas, donde se suceden las alternativas en el mando y el acierto en la culminación se reparte.

Para el Athletic, la cita de esta tarde asoma como una excelente ocasión para afianzarse en la tabla y ampliar la distancia de seguridad respecto al Rayo, que antes del choque es de seis puntos. Tratará de confirmar la pujanza que exhibió en Montilivi y evitar a toda costa que se repita lo sucedido ante Celta y Valencia. Dicho de otro modo, conceder mucho menos y mostrarse tan o más contundente en ataque.

Ernesto Valverde expresó sus deseos en este sentido. Subrayó la importancia de que el equipo sea fiel a su personalidad, muestre el repertorio ofensivo que atesora y percuta con determinación, como corresponde a un anfitrión, a fin de satisfacer las apetencias de la grada. Para ello, Ernesto Valverde cuenta con los hombres que viene actuando regularmente, a los que se podría sumar Yuri Berchiche, ausente desde la décima jornada. Su inclusión en la alineación de salida se antoja precipitada.

En condiciones normales, Yuri tiene asegurada la titularidad, como ayer dejó caer el técnico, pero no es el caso. Tiene a su favor que lleva un tiempo entrenando con el grupo, pero ha estado cinco semanas sin competir y, además, su sustituto, Iñigo Lekue atraviesa un notable momento, pletórico en lo físico y desenvolviéndose con la suficiencia que otorga la continuidad. Sin olvidar que hoy al lateral izquierdo le aguarda la ardua misión de emparejarse con Isi, un auténtico incordio que exige concentración y aguante.

Cuando algo funciona, mejor no tocarlo. Una máxima extensible al conjunto. Extrañaría que Valverde no apostase por la formación escogida para los tres últimos duelos. De confirmarse, habría que tirar de hemeroteca para hallar un antecedente similar. No siempre se dan las circunstancias que permiten repetir alineación en cuatro fechas consecutivas. Más bien es algo excepcional. Al respecto, añadir que Aitor Paredes habría superado las dolencias que le han obligado a trabajar con precauciones de un tiempo a esta parte.

Por tanto, el Athletic empezará con Simón; De Marcos, Vivian, Paredes, Lekue; Galarreta, Vesga; Iñaki Williams, Sancet, Nico Williams; Guruzeta. En la lista no hay más novedad que la presencia de Yuri y la ausencia de Padilla, tercer portero.