Al Athletic se le escapó Europa la temporada pasada por su incapacidad para sumar un número medianamente decente de puntos actuando como local. Se trata de un hecho asumido por todo el mundo, pues si bien los resultados a domicilio fueron más que aceptables, el equipo se dejó muchos puntos por el camino jugando en San Mamés. Nadie lo puso en duda meses atrás y tampoco en el arranque de esta campaña. Sin ir más lejos, el propio Ernesto Valverde así lo admitió el viernes, en la previa del choque ante el Betis: “Tenemos que mejorar de una manera clara y desde luego en esta temporada es uno de nuestros objetivos, mejorar nuestros números en casa”.
En un análisis frío de lo acontecido anoche en La Catedral se podría decir que sí, que en cierta medida el Athletic ha dado un paso al frente en dicha cuestión, pues se quedó con los tres puntos, pero el mismo análisis exige una mayor profundidad y, por supuesto, extraer conclusiones que ayuden a la mejora futura. Para empezar, la fragilidad defensiva que mostró el equipo en el arranque y que le puso las cosas muy cuesta arriba. En un abrir y cerrar de ojos, apenas diez minutos, los leones perdían por cero a dos gracias a los tantos de Willian José y un renacido Isco, que recordó al de sus mejores años.
Valverde, que arrancó el verano dejando la puerta más que abierta a un posible refuerzo en el eje de la zaga, fue variando su discurso con el paso de los días y el fichaje de Aymeric Laporte por el Al-Nassr parece que ha terminado por enterrar sus esperanzas. Así, el conjunto rojiblanco ha pasado de jugar con Iñigo Martínez y Yeray a hacerlo con Vivian y Paredes. Dos futbolistas prácticamente recién llegados y sin excesivo rodaje en la élite en lugar de dos jugadores contrastados y experimentados. El cambio, a la espera de que se recupere el de Barakaldo, es notable y el equipo lo acusó anoche en un arranque de película de terror.
A ambos les faltó mucha contundencia para evitar que Ayoze y Willian José parecieran estar jugando en el jardín de su casa y no en San Mamés, que es donde jugaron. El segundo tanto llegó tras un pésimo repliegue de la zaga, corriendo como pollos sin cabeza, sin control ni criterio alguno. Mención especial para Paredes, que perdió a su marca para ir a tapar vaya usted a saber qué y permitió que Isco, al que nunca pudo alcanzar Vivian, pues era una misión imposible, batiera con un buen remate a Simón.
La cifra
150
Dani García, recuperado ya de un esguince de tobillo que le ha mantenido fuera de la dinámica de trabajo del equipo buena parte de la pretemporada y que le impidió ser de la partida en las dos primeras jornada de liga, jugó ayer unos minutos para alcanzar su partido número 150 con el Athletic en liga.
Tiene trabajo Valverde, que suspira por recuperar a un Yeray que parece que no volverá hasta después del parón mientras el mercado, que se cierra este jueves, tampoco ofrece muchas alternativas de garantías. De ahí que el técnico piense en Yuri Berchiche, de vuelta ayer tras su lesión, como una alternativa para el puesto de central.
Claro que no todo iba a ser negativo en una noche de esas que marcan a los aficionados por cuanto el equipo fue capaz de remontar un cero a dos en contra en la primera mitad. La mejoría colectiva fue más que evidente en una segunda mitad en la que el Athletic se defendió muy bien con balón, llevando el peso del partido, y en el que supo hacerle cosquillas al Betis con la velocidad de los hermanos Williams. Los ajustes de Valverde en el descanso parecieron funcionar, el equipo no sufrió tanto a su espalda y tuvo el encuentro bajo su control. Además, ganó en San Mamés, donde solo ha logrado cuatro victorias en liga en lo que va de 2023, con un pobre balance de 14 puntos sobre 39 posibles.