El Athletic no pudo estrenar los partidos de pretemporada con una victoria. Las Chivas, un equipo mucho más rodado, se mostró superior al conjunto rojiblanco, al que superó en lo físico y también en el marcador, con un gol en cada una de las dos mitades, y se hizo también con el trofeo Árbol de Gernika tras imponerse en la tanda de penaltis, donde fallaron Raúl García y Unai Vencedor.

Con varios de los futbolistas de mayor peso de la plantilla en Bilbao, aquejados de distintas molestias que les han impedido acompañar al equipo en su gira por México, Ernesto Valverde realizó distintas probaturas en los dos onces que dispuso para medirse a las Chivas de Guadalajara. El conjunto azteca, líder de su liga, mucho más rodado que los bilbainos, se mostró claramente superior en el apartado físico a un equipo que comenzó a entrenar el pasado día 6 y que desde entonces su única jornada de descanso ha sido la del viernes, si es que a un viaje de unas 20 horas de duración se le puede considerar descanso. Así, no sorprendió esa mayor condición de los locales.

Al fin y al cabo, los partidos de pretemporada tienen un claro propósito y Valverde no se alejó ni un ápice de ello. El periodo de preparación está para lo que está, como su propio nombre indica. Que faltan centrales, ya que Yeray Álvarez está en Lezama y Aitor Paredes apurando sus vacaciones tras disputar la Eurocopa sub’21, pues toca probar a Beñat Prados en el eje de la zaga. Allí jugó el curso pasado en el Mirandés a las órdenes de Joseba Etxeberria durante un buen tramo de la temporada y dejó buenas sensaciones. Ante las Chivas, ofreció una buena salida de balón, aspecto en el que destaca por su condición de centrocampista. Claro que en la primera mitad esa facilidad que mostró para sacar el balón jugado desde atrás no fue suficiente como inquietar a un rival mejor plantado sobre el maltrecho césped del estadio Akron.

Le faltó profundidad al conjunto rojiblanco en un primer acto en el que a la falta de rodaje y al pésimo estado del terreno de juego, muy irregular, se le juntó también el calor, que apretaba y mucho en el mediodía de Jalisco, cuna del tequila y los mariachis, que amenizaron el descanso entre reguetones varios. Siempre hay lugar para los clásicos en medio de las modernidades actuales. Y el Athletic y las Chivas saben bien lo que es mantener ese arraigo y tradición con sus singulares filosofías, únicas en el mundo.

No se pueden extraer muchas lecturas en clave negativa de la primera mitad, porque los pupilos de Valverde cometieron los típicos fallos de estas alturas del calendario, en el que las imprecisiones suelen ser bastante habituales. Si acaso, sorprendió que el equipo se echara demasiado atrás por momentos sin balón, lo que le impidió recuperar la posesión en posiciones elevadas. Sin tal posibilidad, al Athletic le costó un mundo generar peligro ante las porterías del Chivas. Le faltó claridad a la hora de generar juego, aspecto en el que no destacaron Herrera, Bita, en su estreno, ni Muniain. Solo Nico Williams aportó algo de luz al ataque rojiblanco, si bien fue en un par de acciones esporádicas.

El único disparo a puerta del conjunto bilbaino en el primer acto fue obra de Hugo Rincón, otro futbolista que se estrenaba. Sufrió en defensa por momentos, como en la acción que permitió el primer tanto de las Chivas, en la que se mostró algo vulnerable, tampoco estuvo fino del todo Lekue en el repliegue en la banda contraria, y Pável remató a placer ante Unai Simón, que se mostró seguro pese a que hasta ayer únicamente había realizado un entrenamiento. En el tramo final de la primera mitad, un par de disparos desde la frontal de Nico Serrano, muy desaparecido hasta ese momento, pusieron algo de emoción al encuentro, pero ambos se marcharon altos.

A la vuelta de vestuarios, Valverde dispuso otro once totalmente distinto, en el que fue el estreno de los cachorros Egiluz, como central, y Unai Gómez, habitual en las convocatorias del primer equipo el curso pasado, pero que no llegó a debutar. Actuó en la media punta y dejó algún buen detalle de calidad.

El Athletic ofreció una imagen más consistente, apoyado en la creación del juego por Vesga e Iñigo Ruiz de Galarreta, el único fichaje hasta el momento junto a Javier Martón, inédito ante las Chivas. El primero dispuso de la ocasión más clara para haber logrado la igualada, pero su remate con la diestra tras una muy buena dejada de Raúl García, se marchó a córner. El de Eibar, en su redebut una década después, se ofreció continuamente en el centro del campo y movió el balón con cierto criterio.

Una mala entrega de Nolaskoain en la salida del balón, lo que provocó un desajuste en defensa, propició el segundo tanto de los locales, obra de Padilla, dorsal 207 a la espalda, una de las joyas de la canteras de las Chivas. Sin posibilidades de empatar y antes de que el trofeo Árbol de Gernika se decidiera a penaltis, donde ganó Chivas, el árbitro quiso tomar su cuota de protagonismo y expulsó por roja directa a Berenguer. La primera toma de contacto real del Athletic se saldó con derrota, nada de lo que preocuparse.