El Athletic está a las puertas de un aniversario muy especial. Este lunes, 1 de mayo de 2023, se cumplen cuarenta años de la liga que ganó el conjunto rojiblanco en el viejo Insular de Las Palmas, donde los leones se impusieron por un contundente e histórico 1-5 en la última jornada para proclamarse campeones 27 años después. La gesta, inolvidable, fue posible gracias al poderío de los bilbainos, que lograron el doblete en 1984 al ganar liga y Copa a las órdenes de Javier Clemente, y al tropiezo del Real Madrid en su visita al Valencia de Koldo Agirre, que se impuso 1-0 evitando así el descenso. 

Cuatro décadas después, los recuerdos de las intensas y dulces emociones vividas aquella temporada (1982-83) permanecen grabadas a fuego en la memoria de Manolo Delgado Meco (Alcázar de San Juan, 1945), quien ejerció como preparador físico de un equipo que voló sobre el verde.

Tras llegar al Athletic en agosto de 1975 y dedicarse en cuerpo y alma durante décadas a la preparación física de varias generaciones de leones, además de trabajar también para la selección española a partir de 1982, el de Alcázar de San Juan luce como un histórico del club bilbaino gracias a una extraordinaria labor aderezada con un profundo sentimiento rojiblanco que continúa transmitiendo allá donde va en representación de una entidad a la que permanece ligado a día de hoy. Siempre disponible y cercano, Manolo Delgado recuerda con DEIA que aquel Athletic campeón de liga en 1983 “era tremendamente fuerte y estaba muy equilibrado en todas las líneas. Tanto los jugadores como el cuerpo técnico, además, estábamos muy unidos”.

“No solo era un equipo fuerte físicamente y rápido; tenía una técnica descomunal. Lo fundamental, además, es que se creó dentro de Lezama”

En relación directa con su trabajo, expone que “no es que solamente fuera un equipo fuerte físicamente y rápido, sino que tenía una técnica descomunal. Lo fundamental, además, es que se creó dentro de Lezama, porque estaba construido desde la época de los subcampeonatos contra la Juventus y el Betis en 1977. Quedaban jugadores de entonces que formaban la base de una plantilla a la que se unieron futbolistas de edad intermedia y una nueva hornada que fue incorporando Javi Clemente, el creador de aquel equipo al tomar las decisiones en coordinación con Piru Gainza, la persona de su máxima confianza”. 

Respecto a la laboriosa consecución del título liguero, consumado con un punto de ventaja sobre el Real Madrid, Manolo Delgado remarca que “fue una liga ganada con mucho esfuerzo y mucha dedicación. Tuvimos algún resultado adverso en las últimas jornadas y llegamos al último partido en Las Palmas dependiendo de lo que hiciera el Real Madrid contra el Valencia de Koldo Agirre, que ganó y siempre dijo que medio título de liga fue gracias a él. Fueron unas últimas semanas de campeonato terribles, de mucha presión”. El éxtasis llegó en el Insular, donde el ilustre preparador físico rojiblanco vio el partido desde la grada, pues “en aquella época no podía estar en el banquillo al no tener la licencia que se requería. Solo se podía sentar Piru Gainza al ejercer como segundo entrenador y los utilleros por si tenían que sacar alguna bota”.

La fórmula del éxito

El de Alcázar de San Juan pone en valor que “desde que Clemente cogió las riendas del primer equipo en la temporada 1981-82 desarrollamos una fórmula de trabajo en una reunión con los médicos, el propio Clemente, José Ángel Iribar y yo, fundamentalmente, para marcar las pautas, ver qué nos convenía en el apartado físico y cómo íbamos a hacer las cosas. Lo que más nos preocupaba era recuperar a los jugadores después de cada partido y, por ello, siempre era obligatorio concentrarnos en Lezama después de jugar. Algunos, incluso, iban antes de los partidos voluntariamente en caso de tener hijos pequeños y no poder dormir bien en casa”. 

“En San Mamés se cantó “Txapeldunak, txapeldunak” desde la undécima o duodécima jornada”, apunta Manolo Delgado

Todo el trabajo, inmenso, desembocó en un celebradísimo título de liga que algunos vislumbraron mucho antes de aquel 1 de mayo de 1983 en Las Palmas. “En San Mamés se cantó “txapeldunak, txapeldunak” desde la undécima o duodécima jornada. Había mucha ilusión y confianza en aquel equipo”, subraya Manolo Delgado, quien relata que “la mañana siguiente después de ganar la liga nos fuimos todos a la playa y al volver el aeropuerto de Loiu estuvo a rebosar. La gente llegó prácticamente a las puertas del avión, nos dio tiempo a comer y en la siesta dormimos juntos en una cama de matrimonio Ángel Gorostidi, Miguel Gutiérrez, Natxo Biritxinaga y yo. ¡Cómo roncaban los tres!”.

“Después vino la gabarra, una idea genial y muy original con un impacto impresionante”, subraya el ilustre expreparador físico del Athletic, que espera que “los que vivimos aquel enorme estímulo demos ya el relevo a nuevos protagonistas”.