No es fácil esquivar la tentación de sacar conclusiones definitivas de un partido. Menos aún si se trata de uno de esos señalados en rojo en el calendario y en el ánimo de los profesionales y la afición. En este apartado de citas destacadas siempre hay un espacio reservado para el derbi con la Real Sociedad. En función del marcador y de las sensaciones que deje, se tiende a construir teorías olvidando que el cara a cara con el vecino casi nunca ha supuesto un punto de inflexión, ni para bien ni para mal. Y lo mismo sucede con el resto de los compromisos ligueros.

La suerte del Athletic no depende de que en un momento dado, como el pasado sábado, sea capaz de derrotar con autoridad y limpieza a una Real que oposita a inscribir su nombre en la Champions y se ha asegurado ya plaza en la Europa League. Sus opciones pasan en realidad por lo que suceda el próximo fin de semana en el campo de un Almería que pelea por no caer en la zona de descenso. La competición no se detiene y la pequeña hazaña que para los rojiblancos constituye enlazar dos triunfos reclama continuidad o sus aspiraciones serán estériles.

Cierto que el equipo ofrece síntomas muy interesantes coincidiendo con la fase del calendario que da o quita razones. Como señalaba Valverde recientemente, el Athletic estaba razonablemente bien situado para intentar alcanzar el objetivo de regresar a Europa. Así era pese a la pobre puntuación de los últimos meses, argumento que bien mirado invitaba al optimismo. Ahora, después de asaltar el RCDE Stadium y superar a la Real en San Mamés, el panorama se tiñe de un verde intenso, el color de la esperanza.

Es lo que tiene sumar de tres en tres. Su reflejo en la tabla es inmediato, incluso en la parte alta, entre los mejores. Se acaba de demostrar. Hace dos jornadas, la sexta plaza quedaba a siete puntos, distancia que se rebajó a cinco al ganar al Espanyol porque, aunque el Villarreal sorprendió al Madrid en el Bernabéu, el Betis pinchó en casa con el Cádiz. Bueno, pues tras ganar a la Real y caer el Villarreal frente al Valladolid en La Cerámica, al Athletic solo le separan cuatro puntos del sexto. O sea, ha recortado tres respecto a quienes le anteceden.

Acumular seis puntos en una semana revaloriza las acciones del Athletic. Por de pronto, inquieta seriamente a los rivales directos que tenía y tiene por encima. Rivales a los que además se va a encontrar más adelante, a principios de mayo. El Betis ha de pasar por Bilbao en la jornada 33 y en la siguiente, el Villarreal recibirá al Athletic. Con la perspectiva que a día de hoy concede la clasificación, resulta obvia la trascendencia de este par de duelos.

No obstante, de momento su valor no se puede calibrar con exactitud por la sencilla razón de que antes se celebrarán otras tres jornadas. En las mismas, el Athletic debe medirse a Almería, Sevilla y Mallorca. Nueve puntos en juego para confirmar si el repunte protagonizado es o no un fenómeno pasajero. Aquí radica la auténtica exigencia de un torneo que prima la regularidad sobre todas las cosas. Somos testigos de los beneficiosos efectos derivados de la perseverancia.

Seguir sumando

Exprimir la inercia positiva propia, además de devolver la ilusión al entorno, normalmente rebaja la relevancia de los marcadores ajenos. Al menos, se les presta menos atención, no se está tan pendiente. El sistema de todos contra todos no es más que una larga prueba que examina la consistencia, por lo que conviene relativizar el impacto de tal o cual partido, de este último derbi por ejemplo.

Y es que son unos cuantos los precedentes que aconsejan tomárselo con calma, no lanzar las campanas al vuelo. El Athletic se ha especializado estos años en defraudar expectativas, no ha sabido responder con entereza en la recta final de la liga. De ahí que acudir en pleno subidón al Estadio de los Juegos Mediterráneos provoque un sentimiento de inquietud plenamente justificado.

Hasta que no se dispute el partido, la mejor manera de combatir esa duda sería el repaso de los aspectos que han devuelto la pujanza al equipo. Desde el estado de gracia de Iñaki Williams hasta la seguridad que transmite la zaga desde la reaparición de Iñigo Martínez, el paulatino asentamiento de Guruzeta, la creciente sobriedad de Yuri o los chispazos de Sancet y Nico Williams. Apuntes individualizados que añadir al tono físico y la laboriosidad del colectivo. No se cita el equilibrio que está aportando el dúo Vesga y Dani García en la sala de máquinas porque en Almería el segundo será baja por tarjetas. El que vuelve, cumplida su sanción, es De Marcos.

Por sanción

Ramazani, baja ante el Athletic

Vio la quinta amarilla. Joan Francesc Rubi, entrenador del Almería, no podrá contar para el encuentro del próximo sábado ante el Athletic en el Estadio de los Juegos Mediterráneos con Largie Ramazani. El belga vio anoche en el Metropolitano la quinta tarjeta amarilla de la temporada, por lo que cumplirá un partido de sanción ante los pupilos de Ernesto Valverde. Ramazani, que arrancó desde el banquillo, tuvo un encontronazo con el colchonero Barrios en la recta final del duelo que ganó por la mínima el Atlético de Madrid. Los andaluces, con el técnico en el disparadero, afrontarán ante los leones una de las nueves finales que les quedan para intentar eludir los puestos de descenso.