Anduvo ágil Ernesto Valverde para aprovechar una alusión al rock and roll, término que se ha impuesto últimamente para describir el estilo futbolístico del Athletic, claro está cuando saca su versión más intensa y ofensiva. Dijo que su equipo acostumbra a desenvolverse conforme a una línea de juego concreta, sobre todo en sus compromisos de San Mamés, y no puede ser que se cataloguen como “rock and roll” aquellos partidos de los que sale ganador y no se haga cuando el marcador final no acompaña. Y tiró de un ejemplo para ilustrar su queja: “cuando juegas así, contra Osasuna por ejemplo, y no ganas, entonces ¿no es rock and roll?”. Llevaba razón el técnico, que apostilló con otra gran verdad: “Hay veces que tocas rock and roll y tocas mal”. Es decir, que sale mal, que el resultado no refleja los méritos, las intenciones plasmadas, la producción en ataque. En este sentido el derbi al que aludió es ciertamente paradigmático.

Con el 4-1 calentito, recién salido del horno, resulta más fácil sentarse ante los periodistas y argumentar, discrepar o salirse por la tangente. Aunque a estas alturas de su carrera Valverde está escaldado y se mantiene fiel a su costumbre de no ofrecer titulares, o muy pocos en aquellas circunstancias en que le interesa, en la noche del viernes dejó alguna perla, seguramente muy a su pesar. Preguntado por el cambio de Herrera en la visita a Balaídos, recordar que se produjo en el descanso y por ello se trata de una decisión extraordinaria, así como por su no participación en el choque con el Cádiz, no consiguió disimular su incomodidad: “Esa pregunta me la puedes hacer respecto a otros muchos jugadores”. De acuerdo, pero el enunciado de la misma fue el que fue y pese a que debería haber sido más explícito, optó por el manido recurso de “manzanas traigo”. O sea, no quiso dar razón. Contestó sin contestar.

Otro tema. En las jornadas previas, el balance del Athletic era de dos puntos sumados sobre quince posibles. Bueno, pues Valverde resolvió la cuestión asegurando que “eso se nos ha olvidado, ahora estamos tres de tres y muy contentos, hemos empezado la segunda vuelta con buen pie”. Su particular punto de vista, como mínimo, aparte de extremadamente simplificador se puede catalogar de poco realista. De acuerdo que cualquier aficionado podría suscribirlo, pero él no es un aficionado, es el responsable máximo del equipo. Y que se sepa, el campeonato de liga se compone de una sucesión de 38 jornadas, una a una con idéntico valor en cuanto a puntos y todas las disputadas constan en la clasificación, para bien o para mal. Si sucede que solo se logran dos empates al cabo de cinco partidos consecutivos, el valor de una solitaria victoria registrada a continuación no es equiparable, por mucho que rompa una tendencia.

En el supuesto de que en los próximos envites, ante Valencia, Atlético de Madrid y Girona, por tomar los más inminentes, sea capaz el Athletic de añadir más puntos a su casillero, entonces cobrará sentido el establecer una comparativa con el tramo previo de la competición. Derrotar al Cádiz constituye una gran noticia, básicamente porque la necesidad acuciaba, pero en absoluto borra o compensa la racha negativa posterior al Mundial. Los tropiezos, al igual que los éxitos, no desaparecen por intercalar un resultado de diferente signo a los anteriores.

Cuando en la cuarta jornada, en casa y contra el Espanyol, el Athletic encajó la primera derrota, su valor se relativizó gracias al contexto: venía de un empate y dos triunfos. Luego, encima, encadenó tres más. A nadie se le hubiese ocurrido decir que aquel revés hacía olvidar los siete puntos ya acumulados y que el ánimo estaba por los suelos. El contexto actual son tres derrotas, dos empates y un triunfo, de modo que según lo que ocurra en adelante podrán extraerse conclusiones en torno al estado del equipo y de sus opciones de engancharse al pelotón de los distinguidos.

La demarcación de Sancet

No podía faltar en la comparecencia del técnico una mención a Oihan Sancet, el hombre que revolucionó el encuentro con una actuación impresionante. Tras alabar varias de sus cualidades, la llegada, la forma de distribuir juego, la elección en los controles orientados, Valverde comentó que “requiere tiempo” amoldarse a la demarcación que ahora ocupa dado que el año anterior se le ubicaba en una zona más avanzada. Sin duda, este cambio de función que está operando Sancet figura entre los mayores aciertos de Valverde en el apartado de elección de las piezas de su esquema táctico.

Por partir de una posición más cercana al área no se obtiene mayor impacto goleador si el futbolista en cuestión atesora las condiciones que adornan a Sancet. Se ha puesto de manifiesto que le conviene disponer de más espacio, que recibir constantemente de espaldas no le ayuda a desplegar recursos que el colectivo agradece: conducción, creación y, cómo no, lectura del juego para aparecer allí donde se cuece el gol. Es una excelente solución para paliar en parte el déficit de pegada del conjunto, pero aún, como señala Valverde, debe progresar, adquirir más peso específico en la propuesta del Athletic y ganar en regularidad.