La cita parecía idónea para azuzar el avispero, dar entrada a savia nueva, jugadores dispuestos a demostrar su valía, con ganas de comerse el mundo, más aún tras encajar el pasado sábado la segunda derrota de la temporada y contar con menos de 72 horas de descanso entre un encuentro y otro. Pero no. Ernesto Valverde pasó de las rotaciones en Getafe y únicamente introdujo dos novedades en el once; una de ellas, además, prácticamente obligada por las molestias que le impidieron a Yeray Álvarez acabar el duelo frente al Atlético de Madrid y ejercitarse el domingo con normalidad. La otra atendió a la lógica, puesto que Ander Herrera venía demandando más minutos desde hace algunas fechas y solo su expulsión ante el Sevilla pareció negarle la titularidad el sábado, algo de lo que por fin pudo disfrutar ayer martes en el Coliseum Alfonso Pérez. La primera de la temporada para el exjugador del París Saint-Germain.
Quizá por el lógico cansancio, por la carga que llevan en sus piernas los futbolistas rojiblancos, que figuran casi siempre en idéntica relación en el once el Athletic, el ritmo del juego, especialmente en la primera mitad, fue bastante lento. Pareció conformarse el conjunto bilbaino con el tempranero gol de Iñaki Williams, que nació de un excelente pase de Ander Herrera con el que superó a la zaga del Getafe para dejar mano a mano al delantero bilbaino con el guardameta local. Se sintieron dominadores los leones, la sensación era esa, pero les faltó ambición y bastante más velocidad en el juego para ir a por el segundo tanto y dejar sentenciado el choque ante un rival que no atravesaba por su mejor momento, pero al que el Athletic permitió crecer en el partido. Hasta el punto de que logró el empate en la primera mitad en la que a los puntos merecieron más los locales.
El encuentro lo calificó de “áspero” Valverde, y razón no le faltó al técnico. Pero lejos de buscar una reacción inmediata en el descanso, aguardó hasta el minuto 56 para, de una tacada, introducir tres cambios: Raúl García, Yuri Berchiche y Alex Berenguer. Y ahí sí acertó. El equipo respondió de manera positiva a las sustituciones. Volvió a mandar en el choque, aunque esta vez sí con más ritmo, lo que le permitió inquietar con mayor asiduidad al guardameta David Soria. Se activó el menor de los Williams, un Nico que dejó algunos pocos chispazos, insuficientes, en la primera mitad, y que pareció crecer a la vuelta de vestuarios. Se inventó una gran acción individual para asistir a Raúl García, que remató a la perfección para mandar el balón al palo contrario y adelantar de nuevo a los rojiblancos.
Sin cambios muy pronto
Aguardó entonces algunos minutos el técnico, quizá a la espera de una nueva reacción del Getafe, que amagó con llegar, pero sin la contundencia de la primera mitad. Entonces, quizá por aquello de no haber rotado más de inicio, por querer dormir el partido, se apresuró en agotar los dos cambios que le restaban cuando aún quedaba un cuarto de hora por delante. Dio entrada a Dani García y Oier Zarraga en un cambio que tuvo un claro mensaje defensivo por aquello de jugar con un doble pivote, el formado por el centrocampista de Zumarraga y Vesga. Pero el plan hizo aguas.
Se empeñó el Athletic en regalarle el empate al Getafe con sus propios errores y los madrileños aceptaron el regalo de buen agrado. Con el empate a dos en el marcador y los cambios agotados, lo del Athletic fue un quiero y no puedo. No hubo capacidad de reacción pese a dos últimas llegadas con cierta claridad. Sin rotaciones y sin cambios por delante, los bilbainos regresaron de Getafe con un solo punto, que sabe a muy poco, en su haber. Y ya van tres jornadas sin conocer la victoria.
La cifra
350
Son los partidos que ha disputado con el Athletic Iñaki Williams, que celebró ayer ese número redondo marcando el primer gol del Athletic en el Coliseum Alfonso Pérez. El delantero bilbaino ha logrado esos registros en nueve temporadas, en las que ha anotado un total de 79 goles, 58 de ellos en liga.
