UANDO Raúl García marcó ayer, con el suspense del VAR, fue directo a abrazarse con un Asier Villalibre que se levantó como un resorte del banquillo. Porque entre ambos delanteros ha madurado una estrecha amistad, una singular relación que solo dos personas pasando por una situación parecida pueden entablar. Y es que los atacantes no estaban atravesando su mejor momento de cara a portería. Relegados a un segundo plano en el equipo. Negados al gol. Pero si bien en el pasado duelo ante el Elche fue Villalibre quien se desquitó para dar los tres puntos al Athletic (2-1), ayer fue el navarro quien perforó la meta rival para que los de Marcelino pudieran arañar un empate en La Cerámica. Así que en cuanto marcó, Raúl García quiso celebrarlo con quien mejor le entendía.

Porque en el fútbol el gol es el que decide. Los resultados, las alineaciones y los títulos. Y al navarro esta temporada se le resistía bastante más que en las anteriores. De hecho, hasta ayer llevaba cuatro goles en Liga -siendo el último el logrado el pasado 14 de febrero en la derrota de Son Moix (3-2)- y uno en Copa. Así que el Athletic, que tiene en su 22 al máximo goleador histórico de la actual plantilla con 79 tantos, se resintió. Por ello Marcelino probó alternativas y dio entrada a un Oihan Sancet que respondió con acierto: seis dianas en la competición doméstica. Así que Raúl García fue perdiendo protagonismo en favor del internacional sub'21.

Pero ayer Marcelino volvió a apostar por él. Ayer, cuando el Athletic se jugaba gran parte de sus opciones de acceder Europa, el técnico rojiblanco optó por Raúl García. Por su nervio, su experiencia y veteranía. Y el navarro sacó su gen competitivo para responder a la confianza del míster con un gol. Su sexto del curso. Fue en el minuto 44, al filo del descanso, cuando el iruindarra culminó una jugada coral, buenísima, de los leones. Primero dejó pasar el balón y después mandó al fondo de la portería de Asenjo un pase atrás que Muniain le regaló para habilitar su posición. Como bien le recordó el VAR a Del Cerro Grande.

De esta forma, Raúl García se dejó todo para que el equipo rojiblanco ganara en La Cerámica. Se dejó incluso la sangre. Y es que el navarro, tras recibir un cabezazo involuntario de Aïssa Mandi, tuvo que ser atendido por los servicios médicos del Athletic al filo del descanso. Tuvieron que ponerle grapas en la cabeza para parar la hemorragia. A pesar de este percance, Raúl García continuó en el partido y no fue sustituido por Sancet hasta el minuto 66, cuando Alfonso Pedraza ya había conseguido empatar la contienda. Pero el navarro, que termina contrato el próximo 30 de junio y del que se desconoce si continuará en la disciplina rojiblanca un curso más al alcanzar las variables, recuperó su relación con el gol. Esa que echaba de menos y que el Athletic tanto necesitaba.

"Merecimos ganar"

No obstante, Raúl García no se marchó contento de La Cerámica. El empate de su equipo se lo impedía: "Hemos merecido ganar, hemos demostrado que queríamos los tres puntos porque en cuanto ocasiones nos lo hemos merecido". Con todo, a pesar de sumar tan solo un punto ante el Villarreal, el navarro no quiere soltar el sueño de Europa: "El objetivo del equipo siempre va a ser competir y este empate nos sirve para confiar en lo que hacemos porque sabemos que podemos estar ahí".

Raúl García no era titular desde la derrota ante el Barcelona y su último gol fue al Mallorca en Son Moix en la jornada 24