El Athletic ha regresado a las malas costumbres en Mendizorrotza, lo que no es una buena noticia a las puertas de afrontar en Arabia Saudí, a más de 6.000 kilómetros de distancia de casa, la Supercopa, en la que defiende título.
Cierto que esta es una competición muy diferente a la liga, pero no por ello actuaciones como la de este domingo dejan un sabor de boca un tanto amargo, cuando seis días atrás el Athletic se exhibió en El Sadar y 72 horas después se dio una sesión de baño y masaje en el arranque de la Copa.
Estas dos referencias recientes habían aumentado la expectación en su parroquia de cara a la cita con el nuevo Alavés de Mendilibar, que se ha dedicado especialmente a bloquear a los leones y a aguardar una oportunidad para batir a Unai Simón, quien ha vuelto a hacer su parada de gran mérito al tocar lo justo con la punta de los dedos una vaselina de Duarte que podría haber cambiado el signo del derbi.
No ha sido así y los dos equipos se han conformado con la leyenda de que si no se puede ganar, lo mejor es no perder. Un punto que quizá recibe con más satisfacción el cuadro alavesista y no tanto el conjunto de Marcelino, que ha rescatado el déficit de pegada que parecía haber corregido en los compromisos mencionados, porque con un solo tiro a los tres palos en noventa y tantos minutos no se puede pagar caviar.
El segundo derbi consecutivo del Athletic no ha hecho cambiar de idea a Marcelino, que ha vuelto a apostar por el mismo once que compareció en El Sadar. Allí le funcionó a la perfección y para qué probar otras cosas, se habrá preguntado. Los entrenadores suelen ser así de cabezones en el buen sentido de la palabra.
Se conoce que no hay dos partidos iguales y, pese a ello, el asturiano ha insistido en un plan en el deseo de repetir éxito. Pero quizá ese ansia le haya traicionado. En la víspera, había desvelado que Unai Vencedor sufría molestias, no especificadas, y, pese a ello, ha decidido arriesgar, ya sea por motu proprio o en consenso con el futbolista, que al parecer su dolencia residía en un tobillo.
Sea como fuere, el de Rekalde, un fijo para el técnico, se ha roto a las primeras de cambio, en un centro con su pierna izquierda, con lo que Marcelino ha tenido que reaccionar al dar entrada a Oier Zarraga, un jugador que ofrece un perfil un pelín más ofensivo. Vencedor no jugará la Supercopa salvo recuperación milagrosa. Con su marcha, parte de los subrayado en la pizarra se ha borrado a los tres minutos y, con todo, el Athletic ha seguido a lo suyo, con la referencia del pasado lunes de Iruñea. Osasuna, entonces, encadenaba nueve jornadas sin vencer y el Alavés, en ese caso, siete. O sea, para ambos equipos las urgencias eran evidentes de cara a sus respectivos duelos ante un Athletic que, por cierto, tampoco podía presumir de una racha extraordinaria.
Ha sido un derbi espeso en el que ha predominado el tacticismo que ha buscado desde el inicio José Luis Mendilibar, un estudioso y buen conocedor del Athletic, al que ya dirigió en tiempos un tanto lejanos. El de Zaldibar es fiel a su ideario, como lo es Marcelino.
El duelo, por tanto, se detectaba en la misma medida en los banquillos y en el verde. El Athletic ha sido el que ha querido más balón, pero ello no es sinónimo de sacar tajada y ganar los partidos como consecuencia del dominio ficticio. El Alavés, mientras, ha priorizado otro escenario, esperar y jugársela a la contra. A diferencia de lo que sucediera en El Sadar, los leones han carecido de la misma fluidez e impacto en la última decisión cuando se acercaba a las inmediaciones de un Pacheco que no ha recibido disparo alguno entre los tres palos en los 45 minutos iniciales.
Muniain ha cogido galones, ha buscado a Sancet, este a Iñaki Williams y la banda derecha se ha activado con Berenguer y De Marcos. Buenas intenciones, simplemente. De lo otro, lo importante, el gol, o, por lo menos, los argumentos para llegar al mismo, no ha habido apenas rastro alguno en los leones, que no han contado con el Sancet imperial de Iruñea y que se ha tenido que conformar con un par de detalles que se han quedado en meros artificios.
Se ha tratado prácticamente de un ‘remake’ conocido por Bilbao y cercanías. En el primer acto, el Athletic solo ha sido capaz de inquietar la meta local en un pase filtrado de Muniain a Iñaki Williams que el bilbaino ha lanzado al exterior de la red. El mayor de la saga no ha estado cómodo, no ha tenido espacios y ha chocado con Miazga y Lejeune, dos torres que han sabido protegerse.
El capitán rojiblanco lo ha vuelto a intentar en una conexión con Sancet, pero tampoco ha llegado a buen puerto. Han sido momentos en que a Mendilibar no le gustaba el asunto ni un pelo y se conoce que no le tiembla el pulso cuando tiene que hacer un cambio, sea el minuto que sea. En esta ocasión ha sido en el 41, cuando ha prescindido de Jason, un recién llegado a Gasteiz, para dar entrada a Escalante, el segundo refuerzo del Alavés y hombre de confianza de Mendilibar, con el que coincidió en su etapa en el Eibar, por lo que el técnico vizcaino ha puesto más cemento en el medular.
El paso por vestuarios tampoco ha variado el retrato del derbi, intenso en las propuestas pero ineficaces en ataque. El Athletic ha prolongado la posesión, aunque la ocasión más clara la ha tenido Duarte, que, tras cortar una errónea salida de balón de Iñaki Williams, ha estado cerca de sorprender a un acertado Simón. Marcelino no lo veía claro y ha decidido retocar su plan ofensivo.
Ha recuperado la fórmula de Mancha Real, con Raúl García y Berenguer como pareja atacante y Nico Williams, autor del doblete en el choque copero, en el costado derecho. Con media hora por delante, buscaba lo que no había encontrado en la hora anterior y tampoco le ha servido, pese a que Muniain ha generado la mejor llegada, con una brillante acción personal del capitán, que ha conectado con Raúl García, pero su servicio no lo ha llegado a tocar Berenguer, que segundos después ha puesto a prueba a Pacheco. El de Barañain, el pichichi del curso pasado, sigue reñido con el gol y pide a gritos quitarse una obsesión que le puede lastrar. La suerte ya estaba echada. Un punto que suma poco.
Ficha Técnica
ALAVÉS: Pacheco; Agirregabiria, Miazga, Lejeune, Duarte; Jason (Min. 41, Escalante), Moya, Manu García, Rioja (Min. 65, Edgar); De la Fuente (Min. 85, Pellistri) y Joselu.
ATHLETIC: Unai Simón; De Marcos, Yeray, Iñigo Martínez, Balenziaga; Berenguer (Min. 83, Nico Serrano), Vencedor (Min. 4, Zarraga), Dani García (Min. 83, Vesga), Muniain; Sancet (Min. 60, Nico Williams) e Iñaki Williams (Min. 60, Raúl García).
Árbitro: Jaime Latre (Comité Aragonés). Amonestó a Lejeune (Min. 26) y Duarte (Min. 61), por el Alavés.
Incidencias: Partido correspondiente a la vigésima jornada de LaLiga Santander disputado en Mendizorrotza ante, según datos oficiales, 14.103 espectadores, entre ellos varios centenares de aficionados rojiblancos.