Oier Zarraga Egaña (Getxo, 1999) es uno de los representantes de la nueva hornada de Lezama que se está abriendo paso en el escalón superior y genera una sugerente expectativa en el entorno. Centrocampista de ida y vuelta, como él se define, empieza a catar la titularidad y se siente satisfecho porque comprueba que puede asimilar la exigencia de Primera División. Todavía su recorrido es corto, pero la seguridad en sí mismo que rezuma acaso se traduzca en el impulso necesario para convertirse en una pieza valiosa para el equipo.

¿Lleva la cuenta de lo que ha jugado este año?

—Más o menos. Creo que son ya once o doce partidos en los que he participado y en total habré jugado cerca de 500 minutos. Salgo de una lesión y todavía hasta hace tres semanas tenía algunas molestias por lo que no he podido entrenar todo lo que hubiese querido. Pero ya estoy bien y voy poco a poco entrando en el equipo. Estoy contento de cómo me va.

¿En el plano personal que meta se ha puesto para la presente temporada?

—Jugar a un buen nivel el mayor número de minutos posible en la categoría y amoldarme a las exigencias que tiene.

¿Qué son?

—Se juega a un ritmo alto cada partido y hace falta tener precisión en lo que haces porque cualquier fallo se paga.

¿Siente que a estas alturas cuenta con los recursos necesarios para manejarse en Primera?

—Sí, me veo capacitado para jugar en el equipo y dar lo que se me pide que haga. Creo que puedo dar la talla ante cualquier rival.

En unas declaraciones que dio recientemente pareció tener una gran confianza en sus posibilidades. ¿Es correcta esta apreciación?

—Veo que los técnicos confían en mí y eso es algo que me viene bien y refuerza la confianza que tengo en mí mismo. No es fácil entrar en el equipo con la edad que tengo y siendo alguien con un carácter reservado. Necesito mi tiempo para conocer a la gente que tengo alrededor e ir encontrando mi espacio. Además, tuve una operación y una lesión, todo eso influye.

De piernas andará bien, pero por lo que dice de cabeza también.

—Veo que físicamente se trabaja mucho, pero cada vez se da más valor al tema mental, al hecho de poder reflejar sobre el campo la confianza que tienes.

Dentro de poco hará un año que renovó contrato y por lo que supuso ese acuerdo el tema dio pie a cierta controversia, aunque quizá no sea consciente de ello.

—En la etapa de Gaizka Garitano entrenaba con el primer equipo, pero la víspera de partido bajaba al filial y jugaba en el filial. Luego vino Marcelino, que entonces no quería tener demasiada gente en la plantilla para los entrenamientos diarios, así que tanto Nico Williams como yo tuvimos que volver al filial. Solo entrenaba arriba en días sueltos, cuando hacía falta porque había bajas. Lo que yo quería era estar en la primera plantilla y la vía para hacer eso realidad era que el nuevo contrato me asegurase quedarme arriba definitivamente. Quería que Marcelino me viese cómo soy. La gente pudo pensar que me estaba negando a firmar, pero yo pensaba en lo que creía mejor para mí y para el club. Y considero que ha salido bien. Marcelino me conoce, me da confianza y estoy donde quería estar.

Sin embargo, no todo fue coser y cantar, se cruzó en su camino una lesión.

—De menisco externo, en la rodilla derecha. Desde enero notaba molestias que no me impedían jugar, pero en febrero fueron a más. En un rondo hice un mal gesto y la rodilla se me bloqueó. Me miraron lo que era y se decidió que tenía que entrar en el quirófano. Me operaron a principios de abril.

Al optar a mitad de temporada por dejar el Bilbao Athletic, donde era un fijo en el once, asumió un riesgo: podía pasarse la segunda parte del curso en blanco o casi.

—Está claro que cuando eres joven lo que necesitas es jugar, no estar parado solo entrenando. Sí es verdad que la decisión entrañaba cierto riesgo en ese sentido, pero era lo que pensaba que debía hacer para no tener que empezar de cero la temporada siguiente, esta en la que estamos.

Pese a quedarse sin jugar, aunque luego en parte fuera a causa de una lesión.

—Desde el principio Marcelino me dijo que tendría pocos minutos. Fue sincero, me comentó cuál sería mi situación en la plantilla en esa primera etapa. Luego, al final de la temporada, entre los técnicos y los responsables de Lezama tomaron la determinación de que me quedase en la primera plantilla y en ella estoy desde la pretemporada.

Su primera experiencia arriba, el curso pasado, fue efímera, pero qué destacaría de la misma.

—Debuté contra el Levante, la semana anterior habíamos jugado un amistoso con el Valladolid y me salió muy bien, por lo que Garitano me dio unos minutos. Dos semanas más tarde salí de titular contra el Sevilla.

¿Cuáles son los términos de su actual contrato?

—En realidad lo que se hizo fue una ampliación. Acababa en 2021 y ahora tengo hasta 2023.

Con cláusula.

—La que ya tenía, 20 millones.

A los ojos de muchos aficionados es un jugador aún por descubrir. ¿Qué les diría?

—Que estoy a gusto cuando el ritmo es alto y que puedo jugar tanto por dentro como por fuera. Que me gusta acabar las jugadas y probar el remate, tener el balón y ayudar al grupo en la fase de construcción del juego.

Un centrocampista de vocación ofensiva.

—En principio mis características son de corte ofensivo. En cuanto veo que hay espacio y tiempo trato de acabar la jugada. Sí, eso me sale de dentro.

Lo que no quita para que recupere la posición con celeridad, es algo que no pasa desapercibido.

—Sí, de ida y vuelta. Durante el período de formación he jugado mucho por dentro. Bueno, hasta cadetes era lateral derecho y luego me colocaron por dentro, aunque a veces jugaba de extremo, y todo eso me ha servido para aprender a no descuidar el trabajo defensivo. El físico me permite realizar esa doble función.

Por lo que dice no le desagrada actuar escorado a la derecha, que ha sido su sitio en las últimas jornadas.

—A ver, tengo que ayudar en defensa al lateral de mi lado, pero con la pelota tengo libertad para irme hacia dentro. No es un problema, también estoy cómodo en ese puesto. Es verdad que mi puesto quizá es por dentro, pero hay momentos en que por esa zona no encuentras espacios para moverte y tienes que buscar salidas por fuera.

Son ya unas cuantas semanas las que el equipo encadena sin ganar y se percibe cierto nerviosismo, por decirlo finamente.

—A veces nos cuesta generar peligro y hacer goles. Hay días mejores y peores, días en que nos está faltando conseguir fluidez en el juego. Pero marcar no es cosa de los dos que están arriba, sino de todos, igual que el trabajo defensivo. Lo que está pasando ahora más que preocupar, nos ocupa. No lo vemos con esa negatividad con que se puede ver desde fuera.

Entenderá esa negatividad a la que alude.

—Somos los primeros que sabemos que hay que mejorar, sobre todo en casa, donde hay que meter a los rivales en su área y generar ocasiones para sacar más partidos adelante.

El déficit de gol no es de ahora, basta con revisar estadísticas de años anteriores.

—Viene de atrás, sí, pero así todo hay rachas en el tema del acierto. Te puede salir un mal partido y vas y metes dos. Desde luego, no hay que esperar a que las cosas pasen, hay que atacar y esa será la forma de estar más cerca del gol. Ha habido partidos hace poco, el del Madrid, el del Espanyol o el del Granada, donde hicimos bastantes oportunidades. Fueron partidos de ganar, luego es verdad que en otros no hemos hecho demasiado en ataque, pero en algunas jornadas no hemos sacado mejor resultado por una acción puntual.

Según lo que comenta, se trata básicamente de insistir. Ahora el calendario empezará a ser más denso. ¿Les puede ir bien o lo contrario?

—Es lo que toca. Nuestro trabajo consiste en dar la talla contra el que esté enfrente, competir siempre. A lo mejor, jugar cada tres días nos va a ayudar a coger lo que nos falta. Lo ideal sería enlazar un par de buenos resultados para tener sensaciones positivas.

Se miden ahora a los tres primeros de la clasificación, en San Mamés.

—Hemos demostrado que contra los que están arriba jugamos bien, hacemos ocasiones y estamos cerca de la victoria. Si le añades que vamos a jugar en casa y tendremos el aliento de la afición, creo que es más fácil ser optimista.

No sé si el horno está para bollos, o sea para utilizar el término optimista por ejemplo.

—No lo veo así. Yo sé lo que se hace en el día a día en Lezama y sé de lo que somos capaces. La gente nos pide que le enganchemos, es evidente que eso es cosa nuestra, y sé que se puede cansar de escuchar lo del optimismo porque lo que quiere son hechos, no palabras. Pero también digo que no se puede poner en duda el potencial que tenemos. Y no nos queda otra que demostrarlo y ya está.

Fueron ustedes los que en verano pusieron Europa como meta...

—Es verdad que esa es nuestra ilusión, pero estar pensando en Europa cada semana, después de cada partido, lo que hace es descentrarte, no ayuda a conseguir resultados. Como digo, sí es una ilusión y algo que hay que tener ahí, pero hay que concentrarse en cada jornada para que cuando vaya acercándose el final de temporada podamos estar en condiciones de luchar por ello.

¿Qué valor concede a estos tres partidos de casa en relación al objetivo?

—Son importantes, pero de ahí a decir que son definitivos... A mi entender, no. Todavía queda mucho, estamos en la primera vuelta del campeonato y a seis puntos de plaza europea.

Y eso con el montón de empates que están acumulando.

—Visto así, con hacer un poco mejor las cosas. Vendría bien ganar un par de partidos para meterse ahí arriba. Todo se vería de otra forma.

Está estudiando, el qué y por qué.

—Estudio Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Estoy en el último año, me quedan tres asignaturas. Lo elegí por ser algo relacionado con el deporte.

Dice que está acabando, pero muchos futbolistas suelen aparcar los estudios al llegar a la élite. ¿Se lo dejaron claro en casa o es por convencimiento propio?

—En casa no me han obligado nunca, pero mis padres se levantan a las cuatro de la mañana para ir a trabajar, ellos no tuvieron la oportunidad de estudiar. Con 22 años no sabes qué será de ti en el futuro. Mi meta prioritaria es ser futbolista profesional, jugar muchos años y vivir de ello, pero no está de más tener un plan B. Además, no se trata simplemente de sacar un título, sino lo que estudiar te supone a nivel personal, formativo, social,...

"Lo que pasa ahora más que preocupar, nos ocupa; no lo vemos con la negatividad con que se puede ver de fuera"

"Hemos demostrado que contra los de arriba jugamos bien, hacemos ocasiones y estamos cerca de la victoria"

"La gente lo que quiere es que le enganchemos, hechos y no palabras, y es evidente que eso es cosa nuestra"

"Cada vez se da más valor al tema mental, al hecho de poder reflejar sobre el campo la confianza que tienes"

"El contrato que hice en febrero me aseguraba quedarme en el primer equipo, no quería empezar este año de cero"

"Soy de corte ofensivo, en cuanto veo que hay espacio y tiempo trato de acabar la jugada, me sale de dentro"