lex Berenguer (Barañain, 4-VII-1995) se medía ayer a su rival favorito. Ante el Levante se estrenó como goleador con el Athletic, aquel 18 de octubre de 2020. Y ante el Levante consiguió el tanto más importante de su carrera deportiva hasta el momento: ese que metió al conjunto rojiblanco en la última final de Copa. La segunda. Sin embargo, mucho ha llovido desde entonces.

Y es que el extremo navarro se plantó en el Ciutat de València con más de 1.300 minutos sin ver puerta, 18 encuentros sin hacer gol, y con muchas ganas de volver a marcar. Sin embargo, mucho llovió también anoche sobre el estadio granota. Un aguacero que mojó la pólvora de un Berenguer que lo intentó, pero sin acierto. Porque el Athletic necesita con urgencia que el extremo recupere su mejor versión, esa que le llevó a ser el máximo goleador rojiblanco la pasada temporada con nueve tantos. Pero ayer no fue el día del navarro, a quien el chaparrón le aguó su desborde y verticalidad. Su explosividad y, sobre todo, su efectividad de cara a la portería rival.

Marcelino confió en Berenguer durante 55 minutos en los que el de Barañain buscó sus opciones. Mostró su apetito. Se asoció bien con Vencedor en una jugada en la que el bilbaino se quedó sin ángulo, intentó un centro muy pasado e incluso probó con un acrobático pase dentro del área que no encontró rematador. Cierto es que el extremo tuvo pocas oportunidades para aportar algo más al ataque del Athletic, pero es cierto también que la delantera rojiblanca al completo estuvo muy poco participativa. Y es que el empapado césped del Ciutat de València invitó a jugar con un estilo más directo y aéreo, opuesto al fútbol de toque y asociación que prefieren los peloteros como Berenguer o Iker Muniain. Por lo que el 7 del Athletic abandonó el partido impotente, sabiendo que su sequía goleadora comienza a afectar a un equipo que lleva once tantos en liga y en el que solo cinco leones han visto puerta.

Quizá por esa ineficacia, Marcelino probó ayer nuevas alternativas. De hecho, el técnico asturiano no solo decidió sustituir a Berenguer, sino que durante la segunda mitad cambió a la delantera entera. La rejuveneció. Oier Zarraga (22), Nico Williams (19), Oihan Sancet (21) y Asier Villalibre (23), que tuvo que ser reemplazado por Nico Serrano (18) por lesión, ocuparon los puestos en ataque. Y demostraron que el Athletic tiene presente y futuro. Peligro para rato. Porque los jóvenes le dieron otro aire al partido. Es decir, nunca paró de llover sobre el Ciutat de València, continuó mojada la pólvora rojiblanca; pero el aroma era otro.

Ahora desprendía un poco más de amenaza. Fue el pequeño de los Williams el más destacado. Su desparpajo procuró ocasiones y estresó al Levante, que se encomendó a su guardameta Cárdenas tras una jugada personal en la que el rojiblanco sentó a media defensa en un espacio muy reducido. Así pues, aunque Berenguer sea uno de los hombres clave para Marcelino, Nico promete apretarle fuerte a su compañero; y hacerle dudar a su entrenador. Asimismo, si el joven de los Williams fue la chispa, Zarraga fue el oxígeno. El getxotarra, cuyo puesto preferido no es precisamente pegado a la banda, aportó frescura, aunque sus centros nunca encontraron compañero.