En la previa del partido ante el Cádiz, en los corrillos que se forman en la puerta de los bares y en los propios accesos al campo, una misma pregunta se repitió sin cesar: ¿Cuánto puntos sacará el Athletic en los cuatro próximos encuentros (Cádiz, Levante, Granada y Getafe)? Las respuestas, con un equipo al alza, que únicamente había perdido un encuentro en las once primeras jornadas de liga, tenían casi siempre un tono positivo. Raro era el aficionado que apuntaba por debajo de ocho, subidos a esa ola de euforia pese a los muchos empates cosechados por la tropa de Marcelino García Toral. Pero en medio de ese positivismo también hubo lugar para el hincha cauteloso, para el que conoce bien al Athletic. A este de ahora o a cualquiera de años anteriores, da igual de qué época. Y claro, avisó de los peligros de un partido como el de anoche, sabedor de los muchos resultados negativos que he logrado el conjunto rojiblanco en citas sencillas sobre el papel. La cosa da para escribir una novela de varios tomos. El último, el de ayer. Y el titular podría ser el siguiente: vuelta a las andadas.Desde bien pronto se vio que el partido apuntaba raro. El Cádiz comenzó presionando arriba sin balón y rondando el área de Simón con él. Perea avisó en dos ocasiones antes del minuto cinco y, en el seis, Salvi adelantó al conjunto andaluz. Irremediablemente, y no solo al aficionado más cauto, también a los más optimistas del lugar, se les vino a la cabeza lo acontecido la pasada campaña. Déjà vu. Y el choque terminó como aquel, con el Athletic frustrado en busca del gol ante un rival al que le bastó con mostrarse sólido y sacrificado en defensa para no sufrir, sorprender al Athletic y llevarse los tres puntos de San Mamés. Aquel partido dejó tocado y señalado a Gaizka Garitano. A diferencia de entonces, no parece que vaya a suceder los mismo con Marcelino. O no debería. Tiene margen el técnico asturiano.

Por lo pronto, los más optimistas, aquellos que confiaban en ver a su equipo logrando un pleno de victorias, deberán rebajar sus expectativas y apuntar más bajo. Nueve es el máximo de puntos que puede sumar ahora el Athletic en esta tanta de choques ante rivales de la parte baja de la clasificación. Y es que nunca puede pasarse por alto ese sambenito que le persigue históricamente y que le ha hecho ganarse en distintos momentos el mote de resucita muertos.

El var, apagado de nuevo

Eso sí, como sucedió en Anoeta el pasado domingo, sin que sirva de excusa para explicar la derrota del Athletic, el VAR volvió a hacer de las suyas. Si una semana después aún resulta difícil de explicar por qué desde la sala VOR no se avisó al colegiado para que revisara la patada de Mikel Merino sobre Oihan Sancet, la sensación que queda tras el empujón de Haroyan sobre el propio Sancet dentro del área es muy parecida. En un balón raso y potente de Lekue, el central armenio se quitó de encima con los dos brazos y de manera muy clara al navarro. Pero ni el colegiado tuvo a bien señalar penalti, que lo fue, ni los que ven el partido a través de varias pantallas le instaron a chequearlo. Y así, cada día resulta más complicado entender la función del VAR. El vídeo arbitraje volvió a las andadas, pero también el Athletic. Y esto último es bastante más preocupante.

Con un nuevo parón de selecciones en el horizonte más cercano, tienen trabajo Marcelino García Toral y su cuerpo técnico para tratar de recuperar la mejor versión del Athletic y que los leones no vuelvan a las andadas.

200

El nuevo San Mamés acogió anoche el encuentro número 200 del Athletic, que, como el curso pasado, volvió a caer derrotado frente al Cádiz. El balance de los rojiblancos es de 106 victorias, 50 empates y 44 derrotas.