Un baño de humildad. El Athletic ha recibido este martes una lección de la que debe tomar nota. Le ha partido un rayo. Ha jugado con fuego y se ha quemado. Y, para más crueldad, le ha sentenciado Falcao, el hombre que le quitó el título de la Europa League en 2012, en el minuto 96. Marcelino se ha equivocado y Andoni Iraola le ha bajado de las nubes. El de Usurbil ha regresado a San Mamés por la puerta grande y se ha marchado con un nuevo sobresaliente en su currículum como entrenador. O sea, un recién ascendido le ha superado a base de fe y de argumentos, con lo que el equipo vallecano acaba con la racha del conjunto rojiblanco, que a la sexta conoce su primera derrota, encaja dos goles de una tacada cuando en los cinco partidos anteriores solo había recibido uno, sufre un duro golpe en su autoestima y en la del propio Marcelino, al que la revolución que emprendió en su once ha ejercido el efecto boomerang. Un jarro de agua fría que deja muy tocado al Athletic, que ha sacado una versión nefasta, de cara a la visita del sábado a Mestalla.

La rotaciones estaban cantadas. Marcelino lo había avisado en la víspera y la lógica del calendario así lo reclamaba. Disputar tres partidos en un intervalo de una semana obliga a dosificar a ciertos futbolistas, porque así lo hacen todos los entrenadores, incluido el hijo pródigo Andoni Iraola, y el asturiano no iba a ser menos. La cuestión radica en si el momento pedía tal revolcón en el once, con seis novedades y un cambio de posición en la persona de Lekue, uno de los cinco que repetían de inicio; o bastaba con retoques menos radicales. El desenlace bendice o penaliza a posteriori al técnico por su decisión. Esta noche Marcelino se la ha jugado y le ha salido rana durante prácticamente todo el encuentro, en el que asomó un Athletic desconocido, sin guía, sin gobierno... En resumen, el desoncierto dejaba perplejo al personal y también a los propios futbolistas, sin capacidad de ofrecer nada sabroso a la boca. Y si a los cinco minutos Vesga, al que le hace falta poco para que la gente se le eche encima, comete un error de bulto que propicia el tanto rayista, pues apaga y vámonos. O sea, lo que se dice que es la gran virtud de este Athletic, su armazón defensivo, se cayó a las primeras de cambio y la meta bilbaina se vio perforada tras 305 minutos de imbatibilidad.

Iraola, el deseado para muchos como el próximo inquilino del banquillo rojiblanco, ganó de salida la partida a Marcelino, quizá porque el mítico exjugador del Athletic conoce la genética de la que ha sido su casa durante muchísimos años y supo desactivar la fórmula de su colega en los banquillos, más curtido pero también más inflexible en su idea. El Rayo, con un Unai López supermotivado y liberado para sacar su reconocible versión, destrozó el plan de Marcelino de los pies a la cabeza y sacó los colores a los leones durante un buen puñado de minutos en los que deambularon como pollos sin cabeza, sin centro del campo, sin bandas, sin llegada... Un esperpento, sin más. Al Athletic solo le quedaba encomiarse a un detalle aislado o a la insistencia de Nico Williams, en su primera titularidad, por ofrecer esa frescura que aporta su irrupción, aunque al menor de la saga le pudo el ímpetu en más de una ocasión. Pecado de juventud. Pero el parche llegó de la forma menos esperada, en una falta botada por un Muniain intermintente que Pathé Ciss cabeceó a modo de un puro nueve al fondo de su portería. Vesga regaló el 0-1 y el senegalés hizo lo propio en el 1-1. El Athletic, eso sí, salió ganando, porque con el empate se activó un pelín, que tampoco resultaba muy complicado.

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Como peor no se podía hacer, el Athletic puso un puntito más a vuelta de vestuarios, sin que su fútbol recobrara brillantez, pero sí con algo de credibilidad a base de una presión más ordenada, con un Zarraga más participativo, un Villalibre que quiso protagonismo... Poca cosa, pero menos da una piedra, porque Raúl García no salió de su extraña mediocridad, Muniain tampoco desbordaba, Lekue y De Marcos sumaban poco. Un disparo de Villalibre y otra llegada de este sirvieron para despistar y engañar al personal en plena vorágine de sustituciones que, para más inri, no surtieron el efecto buscado. NI Iñaki Williams, a un partido de igualar el récord de Larrañaga, ni Berenguer, ni la pareja habitual en la medular... Solo quedaba esperar premio del recurrente arreón final en este tipo de duelos horrorosos. Sin embargo, la suerte estaba echada. Tal ejercicio de impericia no merecía nada y lo que pasó fue el bofetón que propinó en el descuento Falcao, quién si no, azote del Athletic en el pasado. Para hacérselo mirar.

Ficha técnica:

ATHLETIC: Unai Simón; De Marcos, Unai Nuñez, Iñigo Martínez, Lekue; Nicco Williams (Min. 75, Morcillo), Zarraga (Min. 69, Vencedor), Vesga (Min. 75, Dani García), Muniain (Min. 69, Berenguer); Raúl García (Min. 63, Iñaki Williams) y Villalibre.

RAYO VALLECANO: Dimitrievski; Balliu, Maras, Catena, Fran Garcia; Isi (Min. 79, Rodrigus), Pathé Ciss (MIn. 59, Óscar), Comesaña, Unai López (Min. 76, Falcao), Álvaro (Min. 79, Bebé); y Sergi Guardiola (Min. 59, Nteka).

Goles: 0-1: Min. 5; Álvaro. 1-1: Min. 33; Pathé Ciss, en propia puerta. 1-2: Min. 96; Falcao.

Árbitro: Munuera Montero (Comité Anddaluz). Amonestó a Unai Nuñez (Min. 16), Muniain (Min. 56) e Iñigo Martinez (Min. 95), por el Athletic; y a Catena (MIn. 7), Sergi Guardiola (Min. 42) y Maras (Min. 83), por el Ryo Vallecano.

Incidencias: 16.236 espectadores, según datos oficiales, se dieron cita en San Mames en partido correspondiente a la sexta jornada de LaLiga Santander.