Es claro y directo. Sin pelos en la lengua. Dani García (24-V-1990, Zumarraga) se considera un tipo con personalidad, un mediocentro del que "todo el mundo considera que tácticamente y defensivamente" es "muy bueno", como dice. Aunque admite que el técnico asturiano le exige un cambio en su juego, una mayor participación en la faceta ofensiva, lo cual le obliga a "manejar bien el balón en todas las partes del campo", y esto, señala, es su punto más débil. No obstante, se encomienda a la ilusión, las ganas, el trabajo y la autoconfianza para que el míster no dude de que merece una titularidad en la que siempre se ve.

¿Cómo se encuentra?

—Bien. Salvo el primer partido, que no me iban ni las piernas ni el motor, los demás días me he encontrado muy bien. Pensaba que iba a estar mejor, pero me costó y bueno, en el segundo ya me he encontrado mucho mejor. Creo que ha sido por todo el trabajo que hemos hecho, por toda la carga, que se notó en ese primer partido.

¿Qué valoración hace de lo que ha transcurrido de pretemporada?

—Nos han metido mucho de carga de trabajo y el equipo está respondiendo bien. Es normal que todavía falte mucho, porque quedan tres semanas de currelo, pero vamos por el buen camino.

El cambio de imagen en el partido del Dinamo Kiev fue notable.

—Sí, sobre todo por tema de caja y piernas. En el primer partido ello iban dos marchas por encima y hay que aceptarlo. En los días en los que un equipo está mejor que tú, tienes que estar mejor atrás. Eso con el tiempo se corrige y contra el Dinamo, se vio que se había corregido.

Es la primera pretemporada con Marcelino. ¿Difiere mucho de las anteriores?

—En comparación con el anterior cuerpo técnico creo que sí. Cada uno tiene su manera de trabajar y con el míster, aunque es la primera pretemporada, ya sabíamos cómo iba a ser porque llevábamos meses trabajando con él. Aparte de lo físico creo que tácticamente vamos trabajando como el año pasado y creo que lo tenemos bien asimilado ya.

¿La preparación está siendo dura?

—Físicamemente sí está siendo más dura que otros años. Pero ya sabemos que el míster, desde que llegó, en cada entrenamiento te exige el máximo. Nos viene bien que estén exigiéndonos todo lo que se pueda. Aunque luego el fin de semana igual no se vea reflejado, la exigencia diaria es muy grande.

Una concentración es momento de unidad. Es habitual oír decir que el Athletic es una familia. ¿Por qué es así?

—Ayuda que seamos todos del mismo sitio, que seamos más o menos personalidades diferentes pero que tenemos muchas cosas en común. En otros equipos tienes que hacer actividades de grupo para unir a la gente que aquí no tienes que hacer. El que viene se integra perfectamente y eso hay que demostrarlo en el campo y sacar provecho del buen grupo que hay.

Si hablamos de roles en el vestuario, ¿cuál es el suyo?

—Todo el mundo sabe que tengo una personalidad... no fuerte, pero que sí que me gusta dar mis ideas, hablar y creo que cuando hablo hay gente que me escucha. Me siento bien con el rol que tengo e intento aportar lo máximo.

¿Se siente un veterano?

—Lo del veterano y el joven no me gusta, son tópicos que terminaron hace tiempo. No sé si es bueno o malo, pero terminaron. Hay jóvenes que tienen más personalidad que otros y yo cuando era joven también tenía personalidad y me gustaba dar mi opinión.

Habla mucho sobre el campo.

—Me gusta. Los de atrás tenemos que hablar a los de delante, y sobre todo los medios, que estamos rodeados de compañeros. Mensajes de apoyo y de ánimo siempre son buenos, pero también ordenar al equipo. En nuestro puesto es importante. Muchas veces igual hablo de más y los compañeros tienen que estar hasta los huevos de mí, o de momento no, pero una persona que está en el centro tiene que hablar y pasar información.

Usted les pone las pilas.

—Debería hacer eso más, pero el meter caña a los jugadores... Tú ya sabes a quién puedes y a quién no, a quién tienes que mandar ánimos y a quién puedes meterle. Siempre me he sentido bien así y creo que los compañeros muchas veces lo agradecen, y no creo que les sienten mal los mensajes.

Si echa la mirada hacia la pasada temporada, ¿qué ve?

—Cosas buenas y oportunidades pasadas. Da pena, porque jugar finales de Copa igual no vuelves a jugar más, pero también me quedo con lo positivo: hemos ganado al Barça y al Madrid en una semana y fuimos supercampeones. La pena es que la gente recordaría más la Copa. Nos lo merecíamos, tanto la afición como nosotros, y deberíamos de luchar por volver a jugar una final así y que el resultado sea favorable.

¿Se han digerido las derrotas en las finales?

—Nosotros, sí. Yo creo que la afición es normal que no las digiera. Creo que necesita ilusionarse, que vuelva a San Mamés y creo que un año bueno cambiaría las cosas.

Marcelino ha considerado incorporar un psicólogo. ¿El vestuario es débil mentalmente?

—No. Bueno, él te puede dar su opinión. Yo creo más que es una herramienta que viene bien. Muchas veces tú no puedes decirle al entrenador cómo te sientes o lo que piensas y el tener una persona en la que puedas confiar es importante.

La llegada de Marcelino supuso una reacción para el equipo, pero tras perder las finales los resultados decayeron. ¿A qué se debió?

—No iría tanto por el camino del entrenador, sino por el camino nuestro, porque no somos un equipo regular. Si no eres regular, nunca vas a llegar a jugar en Europa. Siempre se ha visto un Athletic muy bueno y un Athletic regular. Un Athletic regular no te da para ganar. Nosotros tenemos que estar al 100% en todas las facetas y si no lo estamos, no ganamos. No tenemos una individualidad como Messi, que te puede romper un partido. Nos debemos exigir el dar el 100%, que bueno, lo damos, pero futbolísticamente hablando deberíamos darlo todos los partidos.

El año pasado costó enlazar victorias.

—Cambiamos nuestra manera de jugar y creo que este año también cambiaremos cosas que nos van a venir bien. Estamos trabajando defensívamente otras cosas y creo que eso le va a dar un plus al equipo.

¿El título de la Supercopa es su momento cumbre como jugador?

—Como jugador de Primera División, sí. Los cuartos de final de la Copa en San Mamés también fue muy bonito. Todo ello me ha marcado muchísimo, pero los ascensos con el Eibar superan todos los títulos. Es una sensación muy diferente el ascender que el conseguir una copa.

¿Cómo ve al equipo de cara a la próxima temporada?

—Venimos con una idea desde hace ya unos meses. La idea está más que metida en los jugadores, pero si tú no eres regular... Es el objetivo nuestro y el del míster. Por mucho que trabajes durante la semana y no lo demuestres el fin de semana... La gente se queda con los resultados. Intentaremos ser lo más regulares posible y conseguir de una vez una clasificación europea.

Habla de acceder a Europa, pero ¿hay equipo para ello?

—Sí. Tenemos buen equipo y la exigencia tiene que ser máxima. Somos el Athletic y lo que nos pide el cuerpo técnico, el club y la afición es entrar en Europa, y haremos todo lo posible, sin olvidar que podemos llegar a otra final de Copa, que también es ilusionante.

La temporada pasada su posición fue la que más cambios sufrió. Era el lugar que más incertidumbre generaba sobre quién iba a jugar.

—Que haya competitividad es bueno. Vamos a Lezama a ganarnos la titularidad. Si te lo tomas con el buen sentido, puedes decir que el míster tenía dudas y al final ponía al que mejor estaba en ese momento. Si te lo tomas con el mal sentido, puedes decir que ninguno dimos el máximo rendimiento para que el míster considerase que uno era titular indiscutible. Yo empiezo la pretemporada viniendo a muerte para que el míster no tenga dudas y piense que soy el mediocentro titular. Lucharé por ello. Siempre he ido a entrenar con la misma ambición y con esa ilusión he venido.

¿Estos cambios dificultan la compenetración con el compañero?

—No creo, porque con este entrenador en cada entrenamiento vas cambiando de pareja y ya nos conocemos. Compenetración no es, sino que es que cada uno demuestre la idea del entrenador de la mejor manera posible.

El año pasado jugó cerca de 1.000 minutos menos que el curso anterior. Desde la llegada de Marcelino sus números han bajado. ¿Se ve recuperando la condición de indiscutible que tenía con Garitano?

—Con Marcelino fui el mediocentro que más jugó de titular y siempre me ha demostrado su confianza. Pero él no se casa con nadie y al que mejor vea, lo pondrá. Es la máxima exigencia, es lo que un jugador de Primera División tiene que tener y yo, otra cosa no, pero confianza en mí tengo mucha.

¿Marcelino le pide hacer cosas diferentes?

—Sí. Los mediocentros hemos pasado a tener una presencia con balón diferente a la de Gaizka. Este entrenador quiere que el balón pase por nosotros todo el rato. Igual al puesto que más exige es al mediocentro. Si los medios de un equipo juegan bien, el equipo juega bien. Con cada entrenador he ido mejorando cosas. Este entrenador me está ayudando a mejorar en el aspecto mío más débil, que creo que es manejar bien el balón en todas las partes del campo.

Se ve con margen de mejora.

—Todo el mundo considera que tácticamente y defensivamente soy un jugador muy bueno, pero ofensivamente creo que cada año he ido mejor y que todavía tengo margen de mejora.

¿Marcelino le reclama que se incorpore más al ataque?

—Sí. Con Gaizka tenía la orden de, aparte de ayudar en la salida del balón, en ataque estar más pendiente de que no nos hiciesen contras y de las vigilancias defensivas. Con este entrenador, como con Mendilibar, se me pide más que llegue, que coja rechaces, que dé apoyo a los delanteros y los extremos, y que me olvide un poco de la vigilancia defensiva.

Como mediocentros están usted, Vesga, Unai López, Vencedor, Zarraga e incluso Prados. Marcelino dijo que quería cuatro jugadores para esa posición. ¿Le consta que a alguno se le haya comunicado el interés del club por prescindir de él?

—De eso no sé nada. Sé que estamos seis y al final el míster elegirá entre ellos, que es su trabajo.

En cualquier caso, hay un exceso de jugadores, según lo que dijo Marcelino, que querría disponer de una plantilla corta. ¿Esto enrarece el ambiente o añade una presión extra?

—No creo. Estamos acostumbrados a tener una plantilla larga y no creo que haya más presión por ser más. Al final, se crea una competividad sana, que igual en otros equipos no es así, pero aquí es sana y es bueno para el vestuario.

Afronta su último año de contrato y como ha indicado el míster, el equipo está en reestructuración. ¿Teme por su futuro?

—No. El Athletic es un gran club, pero si en algún momento no quieren contar conmigo no tendría ningún problema en ir a otro equipo. Jugar en el Athletic es muy grande, pero siempre hay un final. Si es este año, aprovecharé y disfrutaré al máximo de él, y si quieren contar conmigo porque he hecho un buen año pues será porque me lo he merecido.

Si es por usted, seguiría.

—Sí.

¿Qué dice de los cachorros?

—Se están adaptando muy bien a la idea de lo que quiere el míster, pero al dar el salto es normal que físicamente les cueste más que a los demás. Técnicamente tienen mucha calidad y se han integrado muy bien. Son chavales majísimos.

¿Quién es el que más desparpajo tiene de puertas adentro?

Willi pequeño, por estar su hermano aquí y porque hemos coincidido más veces con él fuera del campo. Es normal que tenga más desparpajo. Pero los chavales poco a poco se van abriendo más.

¿Les hacen coñas?

—Para lo que se hacía antes, pocas.

Por sus cualidades, ¿pueden aportar cosas diferentes al equipo?

—Hay que tener paciencia. Cuando subió Oihan (Sancet) parecía al principio que sí, luego tuvo críticas de que parecía que no estaba hecho para el Athletic, y ahora se ha visto que es un jugadorazo, y que con el tiempo es normal que los jóvenes se ganen su puesto. En los inicios siempre hay que tener más calma. Necesitan su tiempo.

¿Ve a alguno con opciones de quedarse?

—A todos, porque son grandes jugadores.

Ahora se miden al Borussia Dortmund. Marcelino ha solicitado rivales de entidad. ¿Teme que si no se logran buenos resultados pueda pasar factura a nivel de confianza?

—En las pretemporadas con el Eibar muy pocas veces hemos ganado un partido, o no hemos ganado. Eso no hace que empieces bien o mal la competición. Sabemos que tenemos rivales muy duros. No sabemos a qué nivel estarán físicamente, supongo que un paso por delante, pero nos viene bien ese tipo de rivales. Como futbolista también está bien medirse a esos equipos y ver en qué momento te encuentras. Si nos pasan como aviones tendremos claro que con eso no nos llega y que hay que dar más.

¿Se ve en la alineación titular el 16 de agosto, día del inicio de LaLiga?

—Yo me veo titular siempre. Un jugador, si te ficha no sé qué equipo, tu piensas que vas a ser titular siempre. Yo trabajo todas las semanas para ser titular. Si el entrenador no me pone, iré al día siguiente y trabajaré para ser titular la semana que viene. Todos los que estamos aquí tenemos la visión de que vamos a jugar de titulares.

"Empiezo la pretemporada a muerte para que el míster no dude de que soy el mediocentro titular"

"Igual al puesto que más exige Marcelino es a los mediocentros; si juegan bien, el equipo juega bien"

"Nosotros hemos digerido las derrotas de las finales; yo creo que la afición es normal que no las digiera"