Carlos Alberto Gomes, conocido futbolísticamente como Pintinho (Río de Janeiro, 25 de junio de 1954), es un sevillano más. Jugó en el Sevilla entre 1981 y 1984, y desde entonces ha echado raíces en la capital andaluza. Es afable, cercano y sincero. Jugó en el Fluminense, Vasco de Gama, Sevilla, Cádiz y Farense, pero recuerda que su debut como sevillista fue ante el Athleticy su último partido lo jugó en San Mamés, cuando el Sevilla cayó por 5-0 ante el equipo de Javier Clemente, que aquel curso se hizo con el doblete, liga y Copa. "Me marcaba siempre Miguel de Andrés. Sabía jugar, pero cuando jugaba contra mí, uf€ Algo daba, sí", explica el brasileño, que reconoce que sus episodios de indisciplina le acarrearon más de un dolor de cabeza.

Llegó al Sevilla hace cuatro décadas y aquí sigue.

—El 23 de enero, exactamente, se cumplieron 40 años. En el 84 salí del Sevilla, cuando tuve una enorme bronca con Manolo Cardo (entrenador por entonces del Sevilla). Manolo no tuvo mucha culpa de lo que pasó, porque había elecciones presidenciales en el Sevilla y uno de los candidatos presionó a Manolo Cardo para que me quitara del equipo, cuando fue el entrenador con el que debuté en 1981 en Zaragoza, donde metí los cuatro goles (1-4). Me sentó muy mal, volví al Fluminense, pero solo estuve seis meses, porque mi vida ya estaba hecha en Sevilla. Estaba casado y volví para jugar en el Cádiz un año y después al Farense portugués. De aquí creo que ya no me muevo.

¿Continúa ligado al fútbol en algún sentido?

—Ahora estoy un poco apartado, porque quiero disfrutar de la jubilación, viajar cuando se pueda€ Comento algunos partidos del Sevilla por radio y televisión cuando me invitan, siempre que viene de fuera un equipo importante. A día de hoy quiero estar relajado.

¿Fue uno de los fichajes más caros?

—De aquella época, sí.

¿Cuánto pagó el Sevilla por usted?

—Creo que unos 35 millones de las antiguas pesetas. No tardaron en cerrarse las negociaciones. Todo fue fácil por el deseo de las partes. Yo era un jugador que tenía un buen cambio de ritmo, regate, era versátil. Me venía bien el fútbol europeo y en Brasil decían que era el holandés de Borel, la favela de Río donde nací, por la forma de jugar. Lo comparaban con la Holanda de los 70, que era una máquina de jugar al fútbol.

¿Era un futbolista lento, rápido, técnico?

—Disfrutaba mucho de mi cambio de ritmo, en el 95% de las ocasiones me iba del contrario, porque tenía mucho regate. Siempre usaba el regate de compañeros.

Hablamos de la época del Brasil de Zico, Sócrates€

—Para mí, era una felicidad jugar en contra de esa gente que eran ídolos en Brasil. Jugué la eliminatoria para el Mundial del 78 en Argentina y me quitó el seleccionador (Claudio) Coutinho (entre 1977 y 1980), por una indisciplina fuerte por mi parte. Después me convocó para la Copa Ámerica y mi último partido fue en el 79 en un Brasil-Paraguay en Maracaná.

Maracaná, palabras mayores.

—Tengo uno de los récords de público en Maracaná en el Fla-Flu (como se conoce popularmente en Brasil los duelos Flamengo-Fluminense) ante 175.000 personas o por ahí. Maracaná era tremendo. Nosotros siempre jugábamos en Maracaná. Fluminense, Flamengo, Botafogo y el Vasco de Gama siempre lo hacían en Maracaná. Dos jugaban el sábado, uno a las seis de la tarde y el otro a las ocho, y los domingos, a las cinco y a las siete.

¿Detecta algún jugador en el fútbol actual que se parezca al Pintinho de entonces?

—Complicado. Yo he jugado en tres posiciones distintas desde que empecé a jugar en el primer equipo del Fluminense. Lo he hecho en el extremo izquierdo, de pivote y luego en la media punta, en el número 8 como se dice en Brasil. En el Sevilla jugué sobre todo de media punta. Me gustaba mi forma de jugar y no veo a nadie que se parezca a mí.

¿Cuál era el jugador que le servía de referencia?

—Paulo César Lima. Fue un extremo izquierdo de la selección brasileña y tuve la fortuna de jugar con él. En el Fluminense cuando vino del Olympique de Marsella y en el Botafogo. Tuve la suerte de competir con él.

Compitió también ante el Athletic de Javier Clemente, el de los últimos títulos de liga y Copa de la entidad bilbaina. ¿Qué recuerda de aquellos duelos?

—Tengo muy buenos recuerdos de los partidos del Athletic. Vamos a ver, ante el Athletic debuté con el Sevilla (2-0 en el Pizjuán el 8 de febrero de 1981) y ante el Athletic fue mi último partido en el Sevilla (5-0 en San Mamés el 12 de febrero e 1984). Recuerdo que en mi estreno el portero del Athletic era Andoni Zubizarreta, que era muy joven y tendría unos 19 años. Di el pase de uno de los dos goles. Mi último partido fue en San Mamés, perdimos 5-0 y fue cuando ya tuve la bronca con Manolo Cardo. No jugué más.

¿Cuál fue el motivo de la bronca?

—Creo recordar que no iba a jugar de titular. No me gustó. Luego que sí€ Jugué y durante el partido hubo cosas que no le debieron gustar a Manolo, que fue mi primer y mi último entrenador. Había confiado mucho en mí desde que debuté en Zaragoza, pero vi unas declaraciones muy fuertes, como si fuera yo el único que jugaba. Perdí 5-0, tuve la bronca y me fui del Sevilla. Se puede resumir así, porque tengo un poco de lío en mi interior por todo lo que pasó. Me ofendieron también algunas cosas con el presidente. Me apartaron de la plantilla, al margen de que el Athletic nos dio todo un repaso

¿Tanto marcaba San Mamés? ¿Qué suponía jugar en 'La Catedral'?

—Era un estadio en el que a todos nos gustaba jugar. Se trataba de una afición muy de su equipo, muy parecida a la del Sevilla. La afición del Athletic presumía de reconocer el buen fútbol, pero no recuerdo haber ganado allí. Es una afición, aparte del campo que era maravilloso para jugar, que reconocía el buen fútbol y eso queda en la cabeza del futbolista, que te reconozcan que has hecho un buen partido. La afición del Sevilla es muy parecida, porque le gusta el buen fútbol, está siempre con su equipo pero reconoce también cuando el contrario juega bien. Es una forma de ver el fútbol muy diferente a la de otros equipos, que son muy fanáticos, que no saben reconocer al otro, que tiran piedras al autobús€ Es de agradecer una afición noble como la del Athletic.

¿Le sorprendió aquel Athletic del doblete?

—Era un equipazo, muy bien trabajado en todas sus líneas, tanto física como tácticamente. Ganó los títulos merecidamente. No olvido las imágenes de la Ría, con toda aquella gente, esa barca que sale (la gabarra)€ Era un equipo muy fuerte, con jugadores no muy combinativos, pero poderosos. Algunos técnicamente muy buenos, con una gran delantera: Dani, por un lado, Sarabia y Argote, por el lado izquierdo.

¿Qué jugador del Athletic le marcó?

—Me marcaba siempre Miguel de Andrés. Sabía jugar, pero cuando jugaba contra mí, uf€ Algo daba, sí. Tenía muy buen equipo y eso era la clave de su éxito.

¿Se mosqueaba con De Andrés, lo hablaban en el campo?

—Lo normal, tanto allí como aquí. Después tomábamos unas copitas, yo vivía cerca del estadio (Sánchez Pizjuán) y les veía en la discoteca. Clemente los dejaba un poco, sobre todo cuando sacaban un buen resultado.

Pues el Athletic casi siempre caía derrotado en Sevilla.

—(Risas) Yo con Clemente estuve muchas veces, incluso con la selección. Tengo mucho cariño hacia él, porque tuvo un detalle conmigo. Creo que en el año 93 o en el 96, no me acuerdo bien, yo tenía una escuela de fútbol y a través de un periodista (no recuerda su nombre) consiguió que los chicos de mi escuela de fútbol se hicieran una foto gracias a Clemente con la selección española. Fue muy bonito para los chavales dentro del campo del Sevilla.

Llega de Brasil, fichado a base de talonario, y encuentra a un equipo de la filosofía del Athletic. ¿Qué pensó entonces?

—Tiene su importancia, su tradición. No sabía mucho cuando llegué aquí. Es una forma de trabajar muy importante, no sé si tenía más ventajas por ser un equipo con jugadores formados en su tierra. Con el tiempo que llevo aquí, ya me he ido empapando.

Sé que tiene cierta relación con el Athletic porque es una asiduo a la Peña Viña Jarrillera del Athletic de Sevilla.

—Soy vecino de Fernando de la Fuente (presidente de esa peña rojiblanca), vivo a treinta metros del bar y, claro, sigo al Athletic. Pero en la final ante la Real Sociedad yo tengo un poco de canario, mi mujer es de Las Palmas. Vi a Silva jugar y me subió la moral porque es un jugador que siempre me ha encantado... Quiero que el sábado Messi juegue bien, pero que gane el Athletic.

Jugó contra Maradona. ¿Está Messi por encima de El Pelusa?

—No. Son jugadores muy parecidos prácticamente en todo, en jugadas a balón parado, en el golpeo, ninguno va bien de cabeza. Lo único diferente que veo entre los dos es la forma de conducir el balón. Siempre cuando me preguntan lo de Maradona o Messi, digo que el mejor es Pelé con diferencia. Pelé era grande con los dos pies, en la visión de juego, iba bien de cabeza€ Era completo. No he visto un jugador tan completo como Pelé.

¿Qué destaca del Athletic? ¿Qué futbolista ve diferente?

—El otro día comenté que, yo como entrenador que soy, me gustaría tener a Williams en mi equipo, pero el que más marca la diferencia en el Athletic es Muniain, aunque ante la Real le vi cansado. La gente no me entendió bien. No dije que Williams era el mejor jugador del Athletic, dije que es un jugador que te da más dentro de un equipo por sus desmarques, por su forma de jugar€ A mí me gusta mucho el Athletic, conozco a Marcelino porque estuvo aquí en el Sevilla y sé su forma de jugar. Es un entrenador que debe tener muy bien preparado al equipo, por su forma de presionar, sabe qué hacer con el balón€ Pero si tu mejor jugador te baja físicamente como le pasó a Muniain, es normal que no funcione.

¿Qué Athletic espera, al que ganó la Supercopa hace tres meses o al que perdió ante la Real hace dos semanas?

—Si el equipo está bien físicamente, puede ganar al Barcelona, porque el Barcelona sale jugando bien, no emplea mucha velocidad, y si el Athleticm roba balones y mete velocidad, tiene sus opciones. Pero no sé si se le está haciendo larga la temporada en el aspecto físico.

Una curiosidad, durante su etapa como jugador en el Sevilla tuvo algunos episodios polémicos por sus salidas nocturnas. ¿Le pesó en su carrera?

—No solo aquí, sino también en Brasil. Yo he sido un rebelde. Yo tuve una bronca en el Fluminense y me fui al Vasco de Gama. Vine con el Vasco a jugar el Colombino y fue cuando me fichó el Sevilla. Yo me perdí dos Mundiales por indisciplina. En el Mundial del 78 fuimos a jugar un partido la selección del campeonato brasileiro con el Internacional, que había ganado la liga. Coutinho, que era el seleccionador, iba a dar la lista definitiva el lunes siguiente. Yo me sentía titular y dije que iba a jugar la primera parte y luego me fui a Río. Fue la peor cosa que hice en el fútbol en cuanto a indisciplina. Me dejaron fuera de la convocatoria y Cerezo cogió la titularidad. En el Mundial del 82 de España, que fue un año muy bonito porque me había salido todo, el entrenador era Tele Santana me dejó fuera por lo que hice con Coutinho.

"Me gustaría tener a Williams en mi equipo, pero el que más marca la diferencia en el Athletic es Muniain"

"Vivía cerca del Pizjuán y tomaba unas copitas con los del Athletic en la discoteca. Clemente los dejaba un poco"

"Recuerdo que en mi estreno el portero del Athletic era un joven Zubizarreta. Di el pase de uno de los dos goles"

"He sido rebelde, me perdí dos Mundiales por indisciplina. Jugué un partido la primera parte y luego me fui a Río"

"Me venía bien el fútbol europeo y en Brasil decían que era el holandés de Borel, la favela de Río donde nací"