Madrid no para. El coronavirus parece no existir en una ciudad que vive ajena a lo que se está cociendo estos días en Bilbao y en Donostia. "El tráfico es una locura hoy", se disculpa Elustondo, quien ganó la Supercopa de 2015 con el Athletic.

¿Cómo le trata la vida?

—Bien. Nunca es fácil dejar la actividad de una forma inesperada, pero después de intentarlo en un tiempo y por diversos medios, nunca he sido el mismo después de la lesión de rodilla. No me he vuelto a sentir al 100% y a día de hoy estoy enfocando la vida de otra manera.

No lo hizo oficial, pero está retirado, ¿no?

—Uno cuando se retira no sabe cómo hacerlo muchas veces, si dando una rueda de prensa o cómo. Pero han pasado ya más de dos años desde mi lesión. Me pasó factura y desde entonces no he vuelto a plantearme volver.

Físicamente le veo bien€

—Me mantengo activo. Intento ir al gimnasio todos los días.

¿Es fácil olvidarse del fútbol?

—Nunca se olvida. El fútbol está muy presente en nuestras vidas a diario. Más ahora, que hay partidos cada día. A veces sí te entra un poco de morriña por los momentos en los vestuarios, las concentraciones, lo que te genera la competición€ Pero bueno, hay que asumirlo porque es algo que a todos nos llega. De momento, dentro de lo que cabe, no lo estoy llevando mal.

¿Qué le ha dado el fútbol?

—Me hizo madurar desde muy joven. Te metes en un ambiente de mucha presión y desde joven tienes que tener muy claro lo que es la responsabilidad, la competición y tratar con muchísima gente. Es un aprendizaje continuo. Aparte de eso, todas las amistades que he hecho, las vivencias que me han tocado, como un ascenso con la Real y jugar la Champions; o disputar la Supercopa con el Athletic.

Hablemos de la final. Usted vive ahora en Madrid, una ciudad que vive ajena al partido, o al menos eso parece.

—Aquí está muy apagado. Al ser dos equipos vascos, que no hayan llegado ni Real Madrid ni Barcelona y unido a la pandemia, se hace un poco descafeinada la final. Pero para nosotros es una final histórica y sabemos la importancia que tiene y lo bonito que va a ser. A pesar de no poder estar todos en Sevilla y celebrarlo como se merece. Pero hay que darle valor igualmente.

Jugó muchos años en la Real y luego estuvo dos temporadas en el Athletic. ¿Va con alguno de los dos equipos en la final?

—No es fácil, porque la Real Sociedad es el equipo de mi vida, de mi niñez, donde crecí y donde aprendí desde los 10 años hasta los 28. En el Athletic a día de hoy tengo más excompañeros ahora en activo que los que quedan de mi época en la Real. Se me hace difícil decantarme por uno.

En lo que a usted respecta, le tocará celebrar pase lo que pase€

—Algún mensaje positivo puedo mandar a cualquiera de los dos (se ríe). Toca disfrutar de la final. La pena es no poder estar en el campo, porque Sevilla se hubiese llenado de aficionados de ambos equipos.

¿Cómo ve a los dos equipos?

—El Athletic viene fuerte. Sabe lo que son las finales, sabe ganarlas. Eso es un grado. Además, Marcelino parece que ha caído con buen pie. Están compitiendo a muchísimo nivel y eso les puede dar ese punto de favoritismo, pero parece que la Real está recuperando a los lesionados y sabemos el potencial que tiene. Cuando se pone a jugar es un equipo muy potente que te puede hacer daño desde atrás. Se van a ver las caras dos estilos diferentes, pero a un partido creo que las fuerzas van a estar muy equilibradas.

Ninguno viene de ganar en liga. El Athletic empató con el Eibar y la Real cayó goleada ante el Barcelona. ¿Cree que eso puede pesar en la final?

—En otro momento te diría que sí, pero en una final de esta dimensión creo que todo lo del pasado se queda atrás. Los dos equipos van a sacar su mejor versión y por ahí creo que vamos a ver un partido muy reñido, muy competido.

La Real está creciendo gracias a su cantera. ¿Cree que perdió cierta esencia tiempo atrás?

—Bueno€ Siempre ha sido una base de la cantera y otra parte de fuera, intentando mejorar lo de casa. Sí que hicimos un equipo fuerte cuando bajamos a Segunda División, en esa transición hacia Primera.

¿El descenso ayudó a recuperar esa apuesta por la cantera?

—Sí. Porque en lo años previos al descenso a lo mejor había bastante gente de fuera y quizá eso llevó al equipo a Segunda. Pero a partir de ahí se hizo una buena base y a día de hoy también están saliendo jugadores muy jóvenes, con personalidad y que lo están haciendo bien. Están consolidando una buena base.

En el Athletic es más difícil que eso cambie, ¿no?

—Sí, poco hay que decir en ese aspecto. Siempre están saliendo jugadores. Cada año uno, dos, tres€ Ahora Villalibre, Vencedor€ Jugadores que están compitiendo. Para el fútbol vasco esta final es de mucho valor.

¿Conoce a Imanol Alguacil?

—No. Hemos coincidido puntualmente, pero no le conozco personalmente. Pero me transmiten que es un entrenador de mucho carisma, con mucha personalidad, que hace mucho grupo. Parece que es muy bueno sacando lo mejor de cada jugador. Pero Marcelino intuyo que también€

¿Tampoco le conoce?

—No. Pero por lo que me dicen y veo es un entrenador de sangre caliente, de los que llegan al jugador.

Antes ha dicho que la clave puede estar en que el Athletic sabe jugar las finales. ¿Hasta qué punto es importante ese hecho?

—Es un punto importante. Creo que vienen de una Supercopa muy completa, en la que ganaron a Real Madrid y Barcelona. Al Athletic los eliminatorias a partido único le hacen fuerte. Es muy difícil de batir. Tiene una grandísima defensa, gente experimentada€ Habrá que ver también con qué jugadores sale la Real. Si Imanol apuesta por gente joven o por jugadores más experimentados. Será una incógnita bonita esa.

¿Intuye alguna sorpresa en el estilo de juego de alguno de los dos equipos?

—Imanol (Alguacil) no va a perder el estilo. Siempre va a querer proponer, pero no es lo mismo proponer en un partido de liga, que sabes que el fin de semana siguiente tienes otros tres puntos, que en una final. Tomarán los riesgos justos.

¿Mucho juego psicológico?

—Sí, claro. Tú puedes querer proponer una cosa, pero sabes que no hay vuelta atrás. Es un partido en el que si te pones por detrás ya es complicado darle la vuelta. Entonces, los planteamientos pueden cambiar un poco. Luego están también los nervios, que puede hacer que ambos equipos sean un poco más conservadores.

El Athletic ha perdido unas cuantas finales en los últimos años. ¿Eso es una experiencia positiva?

—Bueno€ Pero creo que haberlas jugado siempre es un grado positivo. Han vivido esas situaciones, aunque sin público en esta ocasión tampoco es lo mismo. El jugador sabe lo que se está jugando, pero la sensación del público no va a ser la misma. Pero sí creo que haber jugado ya varias finales le puede beneficiar al Athletic.

Cuando fichó por el Athletic, lo suyo fue llegar y besar el santo, porque a las pocas semanas conquistaron la Supercopa. ¿Cómo recuerda ese momento?

—La verdad es que estaba alucinando. No me sentía prácticamente parte del triunfo, porque el año anterior no había estado. Pero poder estar ahí y levantar la Supercopa en el Camp Nou fue algo memorable. Y el partido de ida, ni te cuento. Y a pesar de eso fuimos a Barcelona con cierto miedo, porque sabíamos del potencial del Barça, de lo que era capaz. Los primeros minutos lo pasamos un poquito mal, pero supimos aguantar. Luego, la celebración en Bilbao fue inolvidable.

¿En Donostia alguien le recriminó que fichara por el Athletic?

—Sí, siempre hay gente que nunca lo va a entender o lo va a ver con buenos ojos. Pero son las circunstancias de cada jugador y de cada momento. A mí me llegó así y después de pensarlo un poco, sabía a dónde iba, a qué club iba. El tiempo que estuve y el que pude jugar intenté dar el máximo y ayudar al equipo. En ese aspecto salí satisfecho.

"Levantar la Supercopa en el Camp Nou fue algo memorable. Luego, la celebración en Bilbao fue inolvidable"

"La Real es el equipo de mi vida, en el que crecí, pero se me hace difícil decantarme por uno para la final"

"No conozco a Alguacil, pero me transmiten que es un entrenador con mucho carisma, con mucha personalidad"