L encuentro correspondiente a la vigésimo segunda jornada de liga que medirá esta tarde a Athletic y Valencia en San Mamés tiene un significado especial para Marcelino García Toral. El técnico rojiblanco, aliado con el éxito desde su llegada al banquillo bilbaino, puede presumir de haber completado también un brillante trabajo durante su breve, pero intensa etapa como timonel valencianista. Año y medio después de su traumática salida del club por sus discrepancias con la propiedad, el entorno ché todavía maldice lo ocurrido con un entrenador que se ganó el corazón de los aficionados y el respeto de sus futbolistas a base de trabajo y, sobre todo, resultados. La instantánea historia de amor entre el asturiano y el Valencia comenzó el 11 de mayo de 2017, fecha en la que se hizo oficial su llegada a Mestalla tras poner el punto final a su experiencia previa en el Villarreal.

Los éxitos, para satisfacción ché, no tardaron en llegar. El Valencia cerró el curso 2017-18 con un celebrado cuarto puesto en liga que trajo consigo la clasificación para la Champions League. La temporada siguiente (2018-19) Marcelino consiguió repetir la cuarta posición en liga y, no contento con ello, se proclamó campeón de Copa tras derrotar en la final al Barcelona de Ernesto Valverde (1-2). Las buenas noticias se acumulaban sobre el verde, pero en los despachos prendió la mecha para sorpresa generalizada. La propiedad del club, con Peter Lim al frente de todas las operaciones como máximo accionista, decidió actuar y despedir a Marcelino el 19 de septiembre de 2019, con la temporada recién iniciada, escudada en los mensajes transmitidos por el técnico en rueda de prensa contra la manera de gestionar la entidad.

En su comparecencia de despedida en un hotel y entre lágrimas, el de Villaviciosa se mostró contundente al definir el motivo de su fulminante e inesperado despido. "Estoy absolutamente seguro de que el detonante fue la Copa. Durante la temporada recibimos mensajes directos de que teníamos que rechazar esta competición, pero la afición quería luchar por ella, los futbolistas tenían la convicción de ganarla y nosotros también queríamos luchar y ganar la Copa. Ese fue el detonante de toda esta situación, quién me lo iba a decir", lamentó públicamente Marcelino, quien desveló que para Peter Lim el torneo del K.O. "era una competición menor que podía poner en riesgo logros como la Champions" y que el vestuario se rebeló.

La tajante negativa de Lim a fichar al centrocampista Rafinha Alcántara fue otro de los puntos de fricción en un convulso verano que puso también sobre la mesa la posible salida del delantero Rodrigo Moreno sin que hubiera una alternativa a su figura, movimiento sobre el cual el ahora entrenador del Athletic manifestó en sala de prensa que "solo los cangrejos corren hacia atrás o hacia el lado". Aquella metáfora, según indicaría poco después el presidente Anil Murthy, terminó por sentenciar a Marcelino, que vivió una emotiva despedida en la intimidad con sus jugadores. "Sabíamos que se estaban cargando un proyecto", afirmó el pasado enero Dani Parejo, el entonces capitán del Valencia y actual jugador del Villarreal.

EN DESCOMPOSICIÓN

Lo ocurrido desde la marcha del preparador asturiano corrobora la rotunda reflexión del centrocampista. El Valencia, no en vano, cerró el curso 2019-20 con un discreto noveno puesto en liga sin que Albert Celades, el sustituto de Marcelino en el banquillo, lograra finalizar una temporada en la que el conjunto ché cayó eliminado en octavos de final de la Champions League a manos del Atalanta italiano y en cuartos de la Copa ante el Granada.

En el presente ejercicio, tras llevar a cabo ventas sonadas como las de Ferrán Torres, Rodrigo Moreno, Francis Coquelin y el citado Parejo, la descomposición deportiva de un Valencia con graves problemas institucionales continúa su curso con Javi Gracia sentado en el banquillo. El equipo de la Capital del Turia, eliminado en octavos de final de Copa contra el Sevilla (3-0), cabalga en decimocuarta posición en liga con la permanencia como objetivo mientras visita al Athletic y a Marcelino, de quien se proclaman viudos en Mestalla.

"Estoy absolutamente seguro de que el detonante de mi despido fue la Copa", afirmó Marcelino tras abandonar el Valencia hace año y medio