Federación Vasca de Fútbol Federación Vasca de Fútbol solicitud formal de admisión ante los organismos de UEFA y FIFA,

El planteamiento de integración, condicionado y posibilista, trae consigo la simultánea petición a la Federación Española de Fútbol (RFEF) de apertura de un período de diálogo y negociación en el cual pueda alcanzarse un acuerdo inclusivo. Ese necesario acuerdo ha de ser de mutua convivencia y de respeto a los intereses de cada ámbito, que en el caso del fútbol vasco se traduce en la materialización de su voluntad nítidamente expresada en Durango.

Por su reflejo e influencia en esa relación bilateral, procede detenernos por un instante en la capacidad representativa de la FVF, no ya en el plano internacional sino en el estatal, precisamente ante la propia Federación Española de Fútbol.

Pues bien, lo cierto es que el actual modelo representativo del fútbol vasco en el seno de la RFEF incumple el ordenamiento jurídico en vigor, con las consecuencias y derivadas que brevemente referiremos.

La Ley del Deporte del País Vasco, en su artículo 16.6, establece con claridad que la representación del fútbol federado vasco en el ámbito estatal corresponde exclusivamente a la Federación Vasca de Fútbol, lo que resulta de directa aplicación a la participación en los órganos de la RFEF en los que hoy se integra aquélla. Vulnera, por tanto, frontalmente la legislación vigente la pretensión que desde el ente federativo español se fomenta de que esa representación lo sea y se ejerza a cuatro, es decir con la FVF y las tres territoriales prácticamente en igualdad de rango. Correspondiendo legalmente la representación externa a la Federación Vasca de Fútbol, será internamente donde hayan de componerse y coordinarse los intereses territoriales con los del conjunto del fútbol euskaldun. La presencia de cuatro entes en Madrid, sin parangón siquiera con otras federaciones autonómicas, conlleva la división y la atomización en la interlocución, obstáculos que ya es hora de superar. Otra cosa es la vinculación personal a la Española de dirigentes territoriales, a través, por cierto, de suculentas remuneraciones que deberían conocerse con exactitud en Euskadi para comprender bien las posturas mantenidas por unos y por otros ante el oso y el madroño.

Nadie está hablando de ruptura entre FVF y RFEF, pero no cabe ignorar a estas alturas que a nivel referencial y representativo los intereses del fútbol vasco, que son reflejo de la voluntad de sus clubes y de sus deportistas (y al final de la propia sociedad vasca) pueden diferir, y en algún momento colisionar, con los de la RFEF y del fútbol español centralizada y uniformemente considerado. En tal caso la supeditación a este ente y a estos intereses no puede prevalecer sobre aquéllos, definidos por quien tiene competencia para su preservación, y menos resultar condicionados por intereses personales crematísticos.

Conviene recordar de nuevo que los acuerdos adoptados por la EFF-FVF obligan a todos sus integrantes, incluidos singularmente los presidentes federativos provinciales, que como tales forman parte de la directiva vasca. Es más, cuando un presidente territorial participa personalmente en órganos rectores de la RFEF debe asumir en el seno de ésta y defender como propias las resoluciones y decisiones de la FVF. Y si no lo hace, o dificulta su ejecución, dar cuenta y responder de ello, con transparencia, no sólo ante su territorial, sino ante los órganos de la Federación Vasca de Fútbol. Esas son las reglas del juego.