- Pese a que en su segundo partido, en Ipurua, lograse la victoria, no es gratuito afirmar que el Athletic se ha hecho esperar demasiado, al menos en una versión aceptable y tras encadenar actuaciones deprimentes. Frente al Levante se vio un equipo muy mejorado en conceptos como dinamismo, constancia y ambición. Una imagen casi opuesta a la brindada ante el Cádiz y el Alavés, sus anteriores compromisos, ambos saldados con derrota. Constatar por tanto que la ansiada transformación se ha materializado en la quinta jornada, un mes largo después del inicio de la competición.

Un despertar muy oportuno puesto que el horno ya no estaba para bollos. Con la paciencia agotada en un entorno desconcertado por el proceder de los dirigentes, la lupa sobre los jugadores, sobre algunos de ellos, y el dedo señalando la cabeza del entrenador, el Athletic por fin funcionó con la suficiente soltura en un cita donde borró a su rival, para sosiego general. Lo curioso del tema es que Gaizka Garitano se mantuvo fiel a su ideario, fue así como consiguió por fin aquello que buscaba. Por si cupiese alguna duda, queda certificado que la perseverancia es con diferencia el rasgo más sobresaliente de su método.

Perseverancia que en otros momentos se ha catalogado con términos menos amables, del tipo de empecinamiento, terquedad, falta de cintura o conservadurismo. De hecho en este comienzo de temporada, un repaso de sus decisiones conduce a la conclusión de que prefiere morir aferrado a su punto de vista que probar alternativas. La formación que presentó ante el Levante es casi calcada a la que ha disputado el resto de los encuentros. De hecho, los cambios registrados hasta ahora de una alineación a otra han sido por causa de fuerza mayor, además de mínimos.

La fisonomía del bloque apenas contempla retoques en varias posiciones concretas al cabo de cinco jornadas y por supuesto, la base es idéntica a la empleada a lo largo de la toda la campaña anterior. Si faltan Yeray o Yuri por indisponibilidad física, entran Núñez y Balenziaga; si Williams, Unai López y Córdoba no figuraron en el once del primer día, se debió a que estaban muy cortos de entrenamientos por culpa del virus; la primera suplencia de Morcillo, el único de los jóvenes que ha participado con asiduidad, tuvo lugar en Mendizorrotza que acogía la tercera cita en siete días y tampoco era cuestión de reventar a un recién llegado a la máxima categoría.

Es decir, que el once tipo rojiblanco del nuevo curso vuelve a cantarse de carrerilla. De hecho, el que recibió al Levante se sabía de antemano en la otra punta de Europa, igual que el que se cruzó con el Eibar y tres días más tarde lo hizo con el Cádiz. De ahí que la pregunta que surge es si más adelante, en una fase más avanzada del calendario, será posible hallar novedades en la formación de salida que no respondan a la existencia de lesiones o sanciones.

Como se ha apuntado, por lo visto hasta la fecha no se ha percibido que los tiros puedan ir por ese lado. Y lo preocupante es que ese afán de Garitano por poner a los que le gustan se mantiene incluso por encima de circunstancias que suponen un perjuicio para el conjunto o, si se prefiere, no contribuyen a que el Athletic resuelva sus compromisos. Ver el bajo estado de forma de Yuri, Dani García, Williams, Muniain y de algunos otros quizá no tan nítidamente, en las primeras jornadas explicaría la serie de reveses sufridos y la vulnerabilidad del Athletic contra enemigos de medio pelo. La razón que hay que imaginar ha manejado el entrenador para continuar contando con los jugadores enumerados una jornada tras otra, versará sobre la conveniencia de acumular minutos de competición para adquirir un buen nivel. Desde luego, razón no le falta: las opciones de elevar el rendimiento crecen a base de competir, claro. El problema estriba en que ese margen extra que otorga a sus favoritos mientras cargan las pilas puede lastrar las probabilidades de éxito del colectivo. Justo lo que ha ocurrido.

¿Por qué el Athletic fue netamente superior al Levante? Pues porque un mes después de lo deseable, Williams y Dani García alcanzan una versión notable en el aspecto físico. Tres cuartos de lo mismo sería aplicable a Raúl García, Iñigo, etcétera. Hablamos de la columna vertebral del equipo. Y mientras los elegidos iban afinando el motor, que es algo vital en la propuesta futbolística de Garitano, al resto le ha tocado esperar turno y conformarse con minutillos en el último tramo de los encuentros. Esto significa que no han dispuesto del espacio necesario para mostrarse y poder pelear por un puesto. Salvo Morcillo, a quien el fichaje de Berenguer ya le ha empezado a afectar de lleno.

Ni la notoria flojera de muchos titulares, ni los malos resultados han pesado para que el responsable revisase su criterio. Pero cómo sorprenderse si el curso pasado y también el anterior, la persistencia de la apuesta no se alteró ni en fases especialmente densas, con partidos cada tres días, y el equipo llegó exhausto a las jornadas donde se reparten los premios.

La anécdota de esta tónica sería asistir al modo en que se ha celebrado que este domingo, al sonar el pitido final del árbitro, estuviesen sobre el césped Morcillo, Zarraga, Vencedor y Villalibre. Pues resulta que ante el Granada acabaron Vencedor, Morcillo, Sancet y Villalibre y contra el Cádiz, Sancet, Villalibre y Vicente. Entonces, no se hizo ni mención o se esgrimió el dato para criticar a Garitano por infrautilizar a los chavales. Ya se sabe que el marcador siempre condiciona el análisis y esta vez se ganó.

En el aire los actos del centenario. El positivo por covid-19 del directivo de Osasuna Txuma Iso ha llevado al resto de la Junta a confinarse a la espera de los resultados de las pruebas PCR, una circunstancia que podría hacer tambalear la celebración del centenario del club, previsto para este sábado en el derbi ante el Athletic. El secretario del conjunto rojillo dio positivo a finales de la semana pasada y actualmente se encuentra ingresado al haberse complicado la situación, según informó el club. El caso fue comunicado a las autoridades pertinentes, y por ello el vicepresidente primero Miguel Cuesta viajó solo a Eibar en representación del equipo, ya que es el único directivo que no tuvo contacto con Iso.