Caras largas. El regreso a casa desde Granada retrató el malísimo sabor de boca que dejó el estreno del Athletic en liga y la sesión de recuperación que completó ayer la plantilla en Lezama no hizo más que acentuar el duro trago que supuso la derrota en Los Cármenes, en un encuentro en el que el conjunto rojiblanco ofreció malas sensaciones y que obliga a un rápido cambio de rumbo en el deseo de enderezar una situación que se ha torcido a las primeras de cambio. El fiasco el sábado cuesta digerilor debido, sobre todo, a la colección de debilidades que proyectaron los leones en diferentes matices futbolísticos y tácticos, al mismo tiempo que el equipo andaluz no hizo más que reafirmar que a este Athletic de Gaizka Garitano le han cogido la matrícula, lo que exige al técnico y al mismo vestuario a reinventarse a corto plazo vista. El parón del próximo fin de semana, debido al aplazamiento hasta enero del compromiso frente al Barça de la segunda jornada de liga, le debe venir bien al colectivo para reflexionar, repensar las cosas y recuperar a los futbolistas que han arrancado el curso con déficit de forma debido, en unos casos, a la enfermedad del covid-19 y, en otros, a ciertas molestias musculares.

Garitano erró en su plan en Los Cármenes, el campo en el que quizá salvó a posteriori su cabeza gracias al tanto de Yuri Berchiche que el pasado marzo metió al Athletic en la histórica final de Copa pendiente de jugar ante la Real Sociedad, aunque el derioztarra viera el sábado "cosas positivas" en su equipo, que, en su opinión, "no dio una mala imagen para nada". Los entrenadores son muy celosos de su trabajo y de ahí habituales declaraciones en clave proteccionista. Lo cierto es que el conjunto rojiblanco perdió y lo hizo por sus propios errores y por los defectos que arrastra desde la campaña pasada, que requieren de una toma de decisiones que solucionen la falta de pegada y la credibilidad ofensiva de un grupo que da la impresión de que se ha encerrado en una idea de la que le cuesta salir, pese a que en el pretérito le diera premio a nivel resultadista.

El Athletic decayó en el tramo final de la pasada liga, lo que le costó quedarse fuera de la Europa League a costa paradójicamente del Granada, y mantiene la misma inercia negativa en este primer asalto liguero. Una tacada en la que el ideario de Garitano se ha derrumbado como un castillo de naipes. La fortaleza defensiva constituía su principal argumento junto al gen competitivo del colectivo, pero estas virtudes parecen haberse esfumado como arte de magia. Los números delatan esta decadencia. En las cinco últimas jornadas del curso anterior, Unai Simón encajó diez goles, es decir una media de dos goles por partido, precisamente los mismos que encajó el sábado en Los Cármenes, estadio en el que el Athletic ha perdido en sus tres últimas visitas, incluido el duelo de vuelta de las semifinales de Copa. La sangría defensiva es evidente en los últimos envites, ya que hay que remontarse a la trigésima tercera jornada de la campaña 2019-20 para recordar un encuentro con la puerta a cero (0-2, en Mestalla ante el Valencia), un dato que desenmascara la marca Garitano, que el sábado también señaló a varios pesos pesados del vestuario con las sustituciones que llevó a cabo a lo largo del segundo periodo y ya con el 2-0 en el luminoso.

Raúl García fue uno de los damnificados por el técnico tras los tantos de Yangel Herrera y Luis Milla, que sentenciaron al Athletic en un intervalo de cuatro minutos. El navarro, del que ayer se cumplieron cinco años de su debut como león, emergió la liga pasada como el pichichi rojiblanco con una meritoria tarjeta de quince dianas y en Los Cármenes ejerció de punta, posición en la que no se mueve tan a gusto como en la media punta o como segundo delantero, pero no tuvo acierto en la única ocasión que disfrutó tras una dejada de Iker Muniain, que tampoco acabó el partido. Garitano dice suspirar por el fichaje de un extremo que aporte goles y no por un delantero centro nato. Porque este Athletic también carece de dinamita, como lo refleja la estadística de sus últimos tres encuentros ligueros, dos del ejercicio anterior, en los que no ha visto puerta, un mal que se extiende si se echa mano del cálculo de la tacada de las seis jornadas mencionadas, en la que el conjunto rojiblanco presenta una media de 0,5 goles por partido, un desequilibrio que penaliza a un equipo que necesita de una versión futbolística más fiable. Garitano tiene por delante poco menos de dos semanas para resintonizar su fórmula rutinaria y probar alternativas en la creación de juego de cara al derbi en Ipurua ante un férreo Eibar que le volverá a exigir al máximo.

Con titulares y el resto, aparte. La primera plantilla del Athletic volverá hoy al trabajo en las instalaciones de Lezama, pero lo hará con la novedad de que los once futbolistas que ejercieron de inicio el sábado en Granada gozarán de jornada de descanso. Mañana el grupo volverá a juntarse para entrenar conjuntamente, pero el miércoles les tocará descansar a los que no fueron titulares el sábado. El jueves retorna la sesión conjunta de los leones, que el viernes viajarán a Murcia para afrontar el doble amistoso ante el Sevilla.

Amistosos del Basconia. El segundo filial que dirige Patxi Salinas arrancará el próximo miércoles los amistosos de pretemporada. La dirección deportiva ha planificado seis encuentros en un mes con cuatro rivales de Tercera División (Balmaseda, Aurrera de Ondarroa, Oyonesa y Racing de Santander B) y dos de Segunda División B (Laredo y Tudelano).