Defraudó el Athletic en Los Cármenes. Otra vez, igual que dos meses atrás, se vio superado por un Granada al que no le hizo falta rayar a gran altura para apropiarse de los puntos en juego. Dos chispazos, nunca mejor dicho porque en realidad se trató de las dos únicas aproximaciones del cuadro andaluz al área de Simón en toda la tarde, decantaron el resultado. Ese par de goles, muy seguidos en el inicio del segundo período, y para de contar, no hay mucho más rescatable en el sobrio balance del anfitrión, pero fue suficiente porque enfrente se detectó un notorio déficit de competitividad.

Algo que recordó demasiado a lo sucedido en el anterior encuentro celebrado en este campo. Entonces, el equipo de Gaizka Garitano viajaba alicaído tras verse excluido en la jornada previa del reparto de las plazas europeas y sencillamente se dejó ir ante un rival mentalizado para buscar el triunfo y que acabaría ocupando el séptimo puesto, justo el que el Athletic había perseguido en la clasificación. Ayer en un contexto diametralmente opuesto, de nuevo el Athletic ofreció síntomas de debilidad, no fue el grupo aguerrido, ambicioso, que cree en sí mismo. De salida se conformó con ejercer un control de la situación y acaso pensó que con eso le alcanzaría para rascar un puntito, de modo que luego, cuando se vio en desventaja, no supo rehacerse, careció de energía y recursos. Su empuje, parcialmente consentido, apenas incordió al bloque de Diego Martínez, especializado en rentabilizar marcadores favorables.

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Tropezar en el primer paso que se da en competición es una posibilidad que nunca puede descartarse. Sin embargo, esta derrota resulta sintomática por la imagen dejada por los rojiblancos, ayer grises, mimetizados con el tono del uniforme que vistieron. Mucho se ha hablado en torno a la pretemporada y sus complicaciones, pero lo que quedó patente fue la ausencia de plan para aspirar a la victoria. Ausencia de plan o de convicción. Es posible que el equipo pecase de conformismo ante lo sencillo que pareció mantener a raya al Granada hasta el descanso. A una horrible fase de tanteo, diez minutos de pelotazos, siguió un paulatino crecimiento del Athletic, que colectivamente se impuso con y sin balón. Sobre todo por su capacidad para ganar disputas. El anfitrión no sabía ni por dónde le daba el viento, de hecho ni asomó en ataque, gozó de su primer córner en el 45 y se limitó a guardar la posición en su terreno a fin de eludir ser castigado. Claro que dicha posibilidad no terminó de vislumbrarse debido a la poca mordiente que exhibió su oponente.

En la iniciativa del Athletic el aspecto ofensivo se redujo a una serie de centros el área, salidos de ambas bandas, con el debutante Morci tan activo como precipitado, y cero balones dirigidos a la puerta de Rui Silva. Sin elaboración, como si se regodease en el despiste de su rival. Abusando de las cesiones a Simón y del fútbol directo que siempre busca a Raúl García, el Athletic no ligó una acción combinada hasta el minuto 20 y de la misma sacó un susto para el meta local: Raúl García no llegó a tiempo para enganchar el pase de Capa. Hubo algún otro instante de cierta incertidumbre en zona de remate, nada reseñable en un duelo de perfil bajo, como diría aquel de los que no hacen afición.

la debacle

Pero si uno no puede porque no coge el hilo y el otro no lo intenta, encantado de la vida con no sufrir atrás, resulta difícil que aflore el espectáculo, la finura, el arrojo, la sutileza, el riesgo o la intención en los últimos treinta metros, todos esos ingredientes que suelen anticipar una jornada feliz. La zona ancha se convirtió en un páramo, un lugar de paso, donde la lentitud de Dani García y Vesga impedía dotar de una pizca de ritmo o de gracia al dominio. La cosa podría haber continuado así, plana, condenando al espectador a un cero a cero de libro. Sin embargo, un buen centro puesto por Montoro tras saque de banda permitió que Soldado y Herrera le disputasen en el punto de penalti el salto a Iñigo, que anduvo premioso. El resto es que ni reaccionó. Fue el centrocampista quien conectó con el balón y lo alojó en la red. El Athletic quedó pasmado, iba perdiendo por culpa de un error de concentración, no por los méritos del Granada. Lo peor estaba por llegar. Cuatro minutos después, De Marcos recibió de espaldas en posición de interior, quiso descargar en Dani García, un pase fácil, tanto que Milla anduvo listo para robar, correr diez metros sin oposición y desde la frontal soltar un zapatazo que lamió uno de los palos del arco de Simón. La mejor jugada del día, obra del futbolista más brillante. Ahora sí, ahora sí que se podía dar por liquidado el asunto.

De inmediato Garitano puso en liza a Williams y Unai López. Ninguno aportó demasiado, el primero nada en absoluto, aunque suya fue la mejor ocasión: golpeó con la espinilla un centro venenoso de Morci y la pelota fue devuelta por el larguero. Y el Granada fue apuntalando su estructura para eludir sobresaltos. Un cuarto de hora más tarde, otro doble cambio: Villalibre, que no la tocó, lo cual sirve para hacerse una idea del fundamento de la ofensiva, y Sancet por un cansado Raúl García y un Muniain en estado gaseoso que solo dejó un detallito, una cesión que el navarro empalmó cruzado fuera. Todavía metió más aire fresco el míster y en el tramo final se juntaron sobre el césped Vencedor, Morci, que puede sentirse satisfecho de su presentación en sociedad, Villalibre y Sancet. Un grupito que a fecha de hoy no cabe imaginar en acción desde el minuto uno de cita oficial, aunque puede ser una mera cuestión de tiempo que su participación adquiera relevancia.

La última media hora fue coser y cantar para el Granada, sin interés alguno en incrementar la ventaja, juntó líneas y alargó sus turnos de posesión a fin de impedir que el Athletic le acuciase más de lo deseable. Lo logró. El visitante no dio la talla. Fue un estreno para tomar nota.

GRANADA: Rui Silva; Foulquier, Germán, Duarte, Neva; Milla (Min. 88, Víctor Díaz), Montoro (Min. 62, Gonalons), Puertas, Yangel Herrera (Min. 80, Kenedy), Machís (Min. 62, Fede Vico); y Soldado (Min. 80, Azeez).

ATHLETIC: Simón; Capa (Min. 56, Williams), Yeray, Iñigo, Balenziaga; Dani García (Min. 80, Vencedor), Vesga (Min. 56, Unai López), De Marcos, Muniain (Min. 73, Sancet), Morcillo; y Raúl García (MIn. 73, Villalibre).

Goles: 1-0: Min. 49; Yangel Herrera. 2-0: Min. 53; De Marcos.

Árbitro: Mateu Lahoz (Comité Valenciano). Amonestó a Morcillo, Iñigo Martínez, Unai López y Yeray, del Athletic; y a Yangel Herrera, Germán y Domingos Duarte, del Granada.

Incidencias: Partido correspondiente a la primera jornada de LaLiga Santander disputado en el estadio Nuevo Los Cármanes, a puerta cerrada.