El plazo estival para la compraventa de jugadores acaba de abrir sus puertas, noticia que al Athletic ni le va ni le viene. De la rotundidad de las palabras de Rafa Alkorta se deduce que el club no baraja darse una vuelta por el mercado, por lo que un año más las únicas caras nuevas serán las de gente del filial o de algún cedido repescado. El director deportivo no contempla tocar a futbolistas con contrato en vigor, postura que no responde necesariamente a la ausencia de refuerzos apetecibles en el reducido marco en que opera el Athletic. Detrás también está el freno impuesto desde Ibaigane, dado el exiguo margen de maniobra de la directiva de Aitor Elizegi para acometer operaciones económicas de cierto calado sin comprometer el equilibrio financiero de los actuales dirigentes.

La única posibilidad de que el Athletic salga en titulares antes del 5 de octubre, fecha en que el mercado echa la persiana, pasa por la visita de un club dinero en mano, dispuesto a pescar en la plantilla de Gaizka Garitano. En principio, una opción remota debido a las elevadas cláusulas que adornan los contratos rojiblancos. Así que, para hablar de fichajes será preciso descubrirlos "en casa", como apuntaba Alkorta. No lo serían en el estricto sentido del término, pues se trata de hombres que están captados y atados. Los fichajes de este verano serían la consecuencia directa de una apuesta firme por la promoción de piezas que aún no han logrado hacerse hueco en las alineaciones.

Y entre los mejor colocados para convertirse en un aliciente para el aficionado, siempre ávido de savia joven, quien parte de una posición ventajosa es Asier Villalibre. No sería el único, hay más chavales con un perfil interesante, pero en su caso influye una circunstancia que no pasa inadvertida y genera inquietud en todos los estamentos, cual es la falta de gol. El problema se lleva arrastrando durante años, en el último fue compensado por Raúl García, aunque parcialmente porque el ariete de urgencia careció de la colaboración deseable.

El Athletic debe superar sus registros rematadores o le esperan serias dificultades para alcanzar los objetivos. Está comprobado que una sólida candidatura a Europa requiere una pegada más acorde al notable balance defensivo que lucen los de Garitano. No fue casual que la totalidad de los rivales que le antecedieron en la tabla marcasen más goles. En la edición previa del campeonato ocurrió lo mismo.

¿Qué número de goles puede aportar Villalibre? Imposible responder. Tampoco se sabe los que hará Raúl García, pero es fácil calcular en qué cifras se moverá el resto de los habituales en posiciones ofensivas. El modo de despejar la incógnita referida al único ariete específico del plantel obliga a proporcionarle minutos. Muchos, incluso a costa de que no esté acertado. Otros han dejado sentado que van cortos de puntería e instinto a pesar de su constante utilización, mientras que de Villalibre puede afirmarse que mantiene una relación bastante fluida con la portería hasta actuando a ratos, sin el arrope decidido del entrenador.

Hace un par de campañas dio la sensación de que se desvanecía el halo de gran promesa que le persiguió desde niño. Poco o nada demostró lejos de Lezama y decidió regenerarse en el filial. Recobró la confianza en sí mismo. Firmó 23 goles, todos menos uno a un toque, como a él le gusta matizar, y entonces, mayo de 2019, el club le extendió un contrato hasta 2023. En ese preciso instante se le colocó la etiqueta de refuerzo pensando en el corto plazo. En septiembre cumplirá 23 y acumula un curso de trabajo con los mayores.

Sus estadísticas son discretas, básicamente porque jugó 727 minutos repartidos en 23 encuentros, en bastantes saliendo sin tiempo ni para romper a sudar. Garitano no le convocó hasta noviembre. Se estrenó de titular en Copa ante el Intercity y repitió en Las Llanas, donde dejó dos golitos. Estuvo en cada cita del saturado enero, ratitos, hasta que por fin fue titular en liga, en casa del Espanyol. Volvió a marcar en su actuación más completa. Entró con frecuencia hasta que tuvo una lesión y vino el parón. Luego anotó dos más y se le escaparon varios, pero sabe estar en el sitio donde se hacen goles.

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Minutos es la media goleadora que refleja la hoja de servicios de Asier Villalibre durante la pasada temporada. Entre liga y Copa, el gernikarra ha disputado 727 minutos, en los que ha logrado cinco tantos.