A falta de doce días para que el Athletic retome los entrenamientos en Lezama y dé el pistoletazo de salida a una nueva pretemporada, que se desarrollará de principio a fin en la factoría bilbaina, son varias las dudas que emergen en relación al banquillo y a la manera en la cual encarar un curso que abre interrogantes de diversa índole. Una de ellas, que atañe directamente a Gaizka Garitano y repercute en la totalidad de la plantilla, tiene que ver con el sistema de juego a emplear. Sobra decir a estas alturas de la película, tras temporada y media del técnico derioztarra al frente del equipo, que el dibujo con el que más cómodo se siente el entrenador es el 1-4-2-3-1, el más utilizado con diferencia desde que relevó en el cargo a Eduardo Berizzo en diciembre de 2018. La pasada campaña, sin embargo, otra disposición táctica entró en juego en un puñado de partidos de notable trascendencia. Fue el 1-5-2-2-1 con tres centrales, dos carrileros largos, un doble pivote y dos hombres por detrás del punta. La prueba realizada en la visita liguera al Santiago Bernabéu el 22 de diciembre, que agradó a Garitano al desembocar en un empate sin goles ante el a la postre campeón de liga, se convirtió en una alternativa sólida y real durante tres largos meses de competición en los que el Athletic alternó ambos sistemas.

Se habituó el técnico a emplear uno u otro en función de la cita y del rival en cuestión, pues el colectivo ganaba en solidez defensiva sin ver mermada en exceso su proyección ofensiva gracias al espléndido estado de forma de Ander Capa y Yuri Berchiche, dos puñales por banda que hicieron la diferencia durante un tramo del curso en el que Garitano pareció dar con la tecla para introducir al equipo en una nueva dimensión. Todo nació, eso sí, sobre la marcha. A pesar de que la primera vez que el de Derio apostó de entrada por el dibujo en cuestión en la temporada 2019-20 fue en el citado choque contra el Real Madrid, lo cierto es que su impacto en el grupo le había dejado un buen sabor de boca catorce días antes en el Benito Villamarín. Allí, ante un Betis desatado que se puso con un 3-0 a favor a los veinte minutos, fue donde el entrenador rojiblanco decidió mutar dando entrada a Unai Núñez por Iñigo Córdoba tras el descanso, pasando así a una defensa con tres centrales a bordo. A punto estuvo con la modificación táctica de igualar la contienda el Athletic tras alcanzar los vestuarios con un adverso 3-1 en el luminoso.

Tomó nota Garitano, se lanzó a una piscina con agua dos semanas después en el Bernabéu dando continuidad a su renovado planteamiento y se agarró con fuerza a él en las visitas en liga al Sevilla (1-1), Espanyol (1-1) y Alavés (2-1), así como en el derbi que albergó San Mamés frente a Osasuna (0-1). A la vista está que los resultados no fueron brillantes en el campeonato de la regularidad, pero sí dieron el rédito esperado al derioztarra en el tránsito copero, donde el Athletic eliminó con el mencionado sistema al Barcelona en La Catedral con un gol de Iñaki Williams y al Granada a doble partido en semifinales tras ganar 1-0 en casa y caer 2-1 en Los Cármenes. También en el envite de octavos de final ante el Tenerife en el Heliodoro Rodríguez López apostó por los tres centrales Garitano, si bien la expulsión de Iago Herrerín antes de los cinco minutos de juego le empujó a retirar del campo a Núñez para dar entrada a Jokin Ezkieta. Hubo, por tanto, luces y sombras con un planteamiento táctico que también intentó impulsar José Ángel Ziganda en el ejercicio 2017-18, aunque sin fortuna alguna, y al que también se acercó en un primer intento el propio Garitano en la jornada 34 de la temporada 2018-19, con victoria por 0-1 ante el Leganés.

El balance de resultados del curso 2019-20 con el denominado plan B, siempre con Yeray, Núñez e Iñigo Martínez compartiendo eje de la zaga, fue de dos victorias (Barcelona y Granada), tres empates (Real Madrid, Sevilla y Espanyol) y otras tantas derrotas (Alavés, Osasuna y Granada), si bien la sufrida en la vuelta de la semifinal de Copa en Los Cármenes supo a gloria al no impedir el pase a la final.

EN EL OLVIDO

Aquel partido, salvado in extremis por Berchiche con un gol que evitó la eliminación, fue el último en el que Garitano se decantó por alinear juntos a sus tres centrales. No lo hizo tres días después en la goleada firmada ante el Valladolid (1-4) y tampoco en ninguna de las once últimas jornadas de liga celebradas tras el parón de la competición a causa del coronavirus. Sin noticias de ello desde aquel agónico 5 de marzo en Granada, el técnico encaró la recta final de la temporada volviendo a sus raíces. No es descartable, sin embargo, que en la campaña 2020-21 vuelvan a compartir tiempo y espacio dos planteamientos con los que el equipo ha demostrado saber desenvolverse después de que Garitano advirtiera que utilizaría su plan B "contra equipos mejores" que el Athletic. Queda pendiente, así las cosas, conocer los planes del técnico para una nueva temporada que asoma a la vuelta de la esquina.