No hará falta aguardar a la última jornada para conocer el desenlace: anoche el Athletic dijo adiós a Europa. Cayó con justicia ante un Leganés que exprimió a fondo sus bazas gracias a la brillante lectura del encuentro de Javier Aguirre y se benefició de una ocurrencia de lo más inoportuna a cargo de Unai Simón. El hombre que ha sostenido al equipo en muchas jornadas adquirió un protagonismo nefasto autoexcluyéndose mediada la primera mitad. La inferioridad numérica se reveló como un lastre excesivo para los rojiblancos, cuyas opciones se fueron difuminando según corría el cronómetro. Acabó roto el conjunto de Garitano, desnortado y demasiado expuesto al juego de contragolpe que promovió el Leganés, al que ahora, después de estrenar su apartado de victorias en San Mamés, le queda un margen mínimo para eludir el descenso.

Garitano recuperó para la ocasión a dos de sus fijos, Yeray y Yuri, y recurrió avanzado el duelo a otros dos, Capa y Dani García, pero la resolución de la cita no estuvo conectada a la identidad de los actores. Al menos, no a las novedades. Fallaron bastantes cosas, pero qué duda cabe que cualquier análisis está mediatizado por la temprana expulsión del portero. Por mucho que el Leganés se presentará con un carro de ausencias, a estas alturas del calendario jugar más de una hora con diez supone un calvario. El Athletic se vio impotente para compensar semejante penalización. Conservó la compostura hasta entrada la segunda parte, pero los plomos se le fueron fundiendo. Antes pudo ya volver a comprobarse lo desgastados que llegaban algunos de los que deben marcar diferencias en terreno enemigo y las maniobras del banquillo no surtieron efecto ni para opositar a la heroica.

El plan saltó por los aires demasiado pronto. Aún andaba el equipo tratando de hacerse con los mandos del partido, en realidad ya lo estaba logrando, empujando al Leganés hacia su portería, cuando Simón cometió un error de auténtico principiante. Él fue el primero en darse cuenta. Abandonó su zona de seguridad, el área, para intentar frenar la escapada de Bryan, que enfilaba portería perseguido por los centrales. Midió mal, no llegó a interceptar el balón y con un leve desplazamiento de su cuerpo derribó al delantero. Le tocó con las rodillas mientras levantaba los brazos como si quisiera escurrir el bulto. No engañó a nadie. Tarjeta roja. Herrerín se tuvo que calzar las botas y Sancet cederle su sitio en el campo.

Las mejores imágenes del encuentro. Fotos: Oskar M. Bernal/EFE/Athletic Club

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Athletic 0 - Leganés 2

El grave contratiempo, como no podía ser de otro modo, enseguida se dejó sentir. Un cable le había caído del cielo al Leganés, que lógicamente no estaba dispuesto a soltarlo por nada del mundo. Se estiró el conjunto de Aguirre, solo prudentemente pues el tiempo corría a su favor, y a partir de entonces le arrebató la iniciativa a su rival. En adelante dejó de verse a la inesperada pareja titular de medio campo, Unai López-Vesga, distribuir, mandar como había sucedido desde el inicio. Tampoco es que se asistiese a un monólogo visitante, ni mucho menos, pero la tónica del duelo adquirió un cariz cuando menos inquietante. Era un empuje impulsivo, propio de quien está con un pie y medio en el agujero y ha de marcar como sea.

Cierto que al Athletic tardó un rato en amoldarse a la nueva situación, no tanto reubicarse porque salvo el hecho de que Williams dejó la banda para situarse arriba del todo, con Raúl García a su espalda, los demás jugadores mantuvieron sus posiciones. Un balón que penetró en el área chica fue el único susto para Herrerín. El destinatario, Amadou, apenas llegó a impactar el pase. Y el primer período terminó con el Athletic rehecho, sumando posesión, sin duda la mejor fórmula para defenderse y opositar al gol, meta a la que ni en inferioridad podía renunciar.

La inoperancia de Muniain y Williams se había revelado como un impedimento para generar peligro en el primer acto y en este aspecto no hubo variaciones. Aunque el Athletic retomó la iniciativa, Cuéllar era un espectador, no así Herrerín, cerca de cuya portería pasaron silbando remates de Bryan y Rosales. Tenía más profundidad el Leganés, que ya contaba con dos refrescos arriba, y uno de ellos, Mesa, firmó otra advertencia. Su derechazo a bocajarro lamió el larguero.

Garitano no esperó más: Capa y Villalibre, dentro. Aguirre siguió afilando el perfil de su once con dos cambios más a fin de explotar los espacios. La jugada le salió redonda. Guerrero, inédito todo el curso, batió a Herrerín en un lance que precisó del VAR. De inmediato, salieron Kodro y Dani García. Dio lo mismo porque pese a que Nuñez estuvo cerca de superar a Cuéllar en un cabezazo, la única noticia saltó en el área opuesta. Otra contra que culminó Assalé. Para entonces, el Athletic estaba manga por hombro, impotente, con Muniain luciendo look, ausente Capa, vaciado Yuri, Kodro y Villalibre aguardando un servicio que nunca llegó. La visión de Unai López no bastó para contrarrestar tantas carencias. Otro año será.

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